“¡Vamos! Todavía faltan dos horas y media para que empiece el jurado”. Las cuadrillas de Gordexola exprimieron hasta el final el plazo para finalizar la puesta a punto de las casetas de madera que comenzaron a levantar en agosto en la campa de San Juan de Berbikez. Bajo la lluvia, no se resignaron a que el tiempo estropeara el día grande de las fiestas de San Cosme.

El grupo Gaueko Sorginak aprovechó para vigilar sus putxeras en el porche. Estas semanas son vecinos de Basurde zurigorriak, que eligieron la “inspiración japonesa” para su construcción en tonos rojos y blancos con un pequeño puente para acceder a la entrada principal y referencias a la cultura samurai.

Veinte personas se sentaron a comer en la mesa de Monte Santurce, la comparsa que lleva ese nombre “por una zona de Gordexola en la que nacieron nuestros padres”, contaron los más veteranos mientras colocaban una ikurriña en la fachada para simbolizar el fin de las obras. Estas estructuras “nos protegen en días con mal tiempo como este año, pero tenemos que procurar no encerrarnos demasiado y compartir las fiestas”.

El grupo Monte Santurce, colocando una ikurriña. Elixane Castresana

El origen de la tradición

Un incondicional de San Cosme, reciente Hemendik Saria, el historiador Jokin Inoriza, guarda vínculos familiares con el inicio de la tradición de las casetas, puesto que su padre, Sebastián Inoriza Sarasola, construyó “hacia 1950 la primera de la que tenemos noticia: sencilla, rectangular, con troncos en las esquinas y cerrada con ramas y helechos, así como una gran mesa y dos bancos”. Un año después se sumó “la familia Arechabaleta y al siguiente varias más del pueblo”.

En aquella época sin tantos vehículos privados “la mayoría de los romeros, algunos con kaikus y vestimentas vascas”, subían a Berbikez “andando, en burros, caballos o carros, algunos adornados, visitaban la iglesia de los mártires, bailaban sobre todo al son de la dulzaina y comían esparcidos por las campas de alrededor degustando los típicos pimientos rellenos”. Era frecuente que se desplazaran “desde Güeñes, Zalla, Balmaseda, Artziniega, Okondo, Valle de Aiala y Laudio, entre otros”, inmortalizados a menudo por “la cantidad de feriantes fotógrafos que acudían también”.

El 27 de septiembre de 1961 “se alzaron las primeras txosnas de cuadrillas para San Cosme”, pero aún primaban las que llevaban sello familiar, como “las de Ángel Alonso y Federico Galíndez”. A mediados de la década de los setenta las comparsas ganaron terreno y “ya a partir de los ochenta la juventud tomó las riendas: se dictaron normas, el Ayuntamiento concedió dietas, se otorgaron premios, se popularizó la madera, etc., con lo cual hablamos de verdaderas casas y obras de arte”. Con el cambio de fecha al 26 de septiembre y su fin de semana más próximo, “los días de fiesta se alargaron y la celebración se concentra en la campa de Berbikez”.

Allí, todavía queda un día más de jolgorio, con misa, juegos de habilidad, concurso de bizcochos, herri kirolak entre txosnas y bajada a San Juan de Molinar con el jabalí, la mascota festiva.

Hoy, más actos

  • Desde mediodía. Las fiestas de San Cosme vivirán su jornada final con misa a las 12.00 horas en la iglesia de San Cosme y San Damián, juegos de madera euskaldunes, concurso de bizcochos y herri kirolak.

Mascota: Jabalí, obra del artista Luisfer Beraza

  • A las 20.00 horas las cuadrillas emprenderán la bajada a la plaza Molinar con la mascota de las fiestas: el jabalí de colores creado por el artista Luisfer Beraza. A las 21.15 cerrará una chocolatada.