Las piezas góticas “más antiguas de las que tenemos constancia en Bizkaia”, según su director, Javier Barrio, narran siglos de historia del arte en Enkarterri y Ezkerraldea en las salas del Museo de las Encartaciones. La entidad cultural propiedad de las Juntas Generales ha comenzado el programa de actividades en torno a la exposición abierta hasta abril de 2025 con las primeras visitas guiadas. Una oportunidad para contemplar juntas obras que, especialmente en estas fechas de verano, regresarán de forma puntual a sus lugares de origen para reencontrarse con los vecinos en sus respectivas fiestas.
A menudo las han custodiado con una devoción que ha permitido conservarlas hasta la actualidad cuando los edificios en los que se veneraban han desaparecido o perdido las características de la época en la que fueron erigidos. Y es que este estilo se aborda sobre todo “desde la perspectiva de las grandes catedrales”. En Bizkaia, las iglesias de Lekeitio o Balmaseda.
Atrae como un imán a los visitantes la curiosa figura procedente de la ermita de Concejuelo, Galdames, cerca a la Torre Loizaga. Porque se aprecia claramente que algo no encaja... Se trata, “posiblemente, de la mejor de la primera fase del gótico”, contextualizó en la presentación del estudio Jesús Muñiz Petralanda. La cabeza“del siglo XIV fue reimplantada en un cuerpo del XVIII”. “Todavía sacan en procesión” a este Santiago apóstol que vivirá su día grande el jueves.
“Solían preservarse las imágenes titulares”, explica el director del museo, Javier Barrio, al grupo que escucha atentamente. Como el San Pantaleón de la ermita homónima de Zalla: el más antiguo de la muestra, tallado en un bloque de piedra arenisca. “Pesa 300 kilos”. Debió presidir la primitiva ermita en la zona de Aretxaga hasta de su traslado en 1762. La actual, en el núcleo de Soiano, abrirá sus fiestas el sábado con el conocido ritual de colocarse un gorro para paliar el dolor de cabeza.
“Una de las piezas más antiguas de la imaginería de la comarca, fechada en los últimos años del siglo XIII y muy bien conservada”, describe el libro editado con la exhaustiva investigación encabezada por Jesús Muñiz Petralanda que comprende más obras aparte de las 38 exhibidas. Disponible en papel, también se puede consultar en la página web del Museo de las Encartaciones.
Una sección específica se destina a las Andra Maris que suelen sostener una granada “símbolo de fertilidad”. A muchas “les rompieron la corona en siglos posteriores”, apunta Javier Barrio. Entre ellas, una llamada Triple generación perteneciente a la ermita de Txabarri, en Galdames: Santa Ana sostiene a la Virgen y el niño Jesús en escala de mayores a menores dimensiones, la única así en Enkarterri.
Anteriores a las iglesias
La carranzana de Soscaño encarna el paradigma de una talla que supera por mucho en antigüedad al edificio que la alberga. Catalogada en torno a 1350, se custodia en la iglesia de Santa María, reconstruida en 1907 de acuerdo con un proyecto de Manuel María de Smith Ibarra. El templo primigenio debió levantarse alrededor del siglo XI y le siguió otro tardogótico. Muy importantes en el extenso valle de Karrantza; de hecho, la Virgen de Soscaño ejerció como patrona hasta 1927.
Detrás de las Vírgenes se alza majestuoso el Cristo de la iglesia de Carral, en Sopuerta, “una de las mejores obras” de las que se pueden contemplar en la exposición, correspondiente a la segunda mitad del siglo XIV. “Me llena de satisfacción que se valoren como algo más que un mero objeto decorativo al que los feligreses están acostumbrados a ver”, se felicitó Muñiz Petralanda.
Piezas
38
El Museo de las Encartaciones expone hasta abril de 2025 hasta 38 piezas de arte gótico en Enkarterri datadas entre 1270 y 1530 y que abarcan todas las fases de este estilo: inicial (finales siglo XIII y siglo XIV), marcado por la influencia francesa, internacional (con aires de Borgoña) y tardío. El libro editado con la investigación del historiador Jesús Muñiz Petralanda incluye todavía más tallas.