En los últimos tres años, desde 2022 y lo que llevamos de este ejercicio, la UPV/EHU ha recibido algo más de medio millón de donaciones destinadas a colaborar con diferentes investigaciones. La mayoría de ellas llegan en forma de equipamiento, como equipos informáticos, espectómetros o microscopios, y se realizan desde empresas.
Las donaciones están reguladas en las universidades. La UPV/EHU ha recibido, a lo largo de los años, aportaciones de este tipo tanto de particulares como de empresas, en forma de equipamientos o dinerarias, “con un fin determinado”, explica Lorea Bilbao, gerente de la universidad vasca. “Respetamos la voluntad de la persona donante y el dinero o los bienes se destina a lo que ella quiere”. La aportación del piso de Sopela de Magdalena Barrenetxea disparó el importe de 2022 hasta los 360.000 euros, que fueron 62.000 al año siguiente y a 84.000 en los meses que han transcurrido de este 2024.
Las donaciones son de todo tipo: desde equipos informáticos de empresas que han adquirido uno nuevo y quieren que alguien les saque partido, a elementos más concretos como un espectómetro o un microscopio, con valores de 5.500, 50.000 o 18.000 euros. Son más numerosas las que realizan las empresas que los que proceden de particulares, y generalmente están destinados a investigadores o proyectos concretos. “Suelen tener relación con un investigador o un grupo, ya conocen su trabajo y hacen una aportación para que avance en su trabajo”, relata. Se ha beneficiado el departamento de Química, o el de Medicina en el caso de las donaciones de Magdalena, pero también por ejemplo el de Geología.
Las aportaciones a la universidad tienen beneficios fiscales. En el caso de particulares, se deducen un 30% en la cuota íntegra del IRPF en Bizkaia y Araba, y de un 20% en Gipuzkoa; si son empresas, del 30% en el Impuesto de Sociedades.
También los seis componentes que asisten a las reuniones del Consejo Social donan sus dietas a la UPV/EHU, para fines como financiar parte del gasto energético en sus instalaciones, que se ha visto tan afectado por la subida de precios. “Unos años renunciamos a ellas porque creíamos que no las teníamos que cobrar pero pensamos que así podíamos contribuir mejor”, explica Bilbao.
También existen otras fórmulas para contribuir a que los investigadores universitarios puedan seguir adelante con sus proyectos, como los convenios con empresas –se han firmado ocho, por valor de 24.000 euros, desde el año 2022– o los contratos de patrocinio, con 54 y 360.000 euros en el mismo periodo de tiempo. “Estas contribuciones están bien pero lo que nos gustaría impulsar en este momento son las donaciones puras, siguiendo la estela de esta gran benefactora que es Magdalena Barrenetxea”, finaliza la gerente.