En Francia, los carteros tienen entre sus funciones hacer compañía a los mayores que lo necesiten, en Reino Unido una cadena de cafeterías pone en contacto a personas que se sienten solas para charlar... Diferentes administraciones y entidades han puesto en marcha, en los últimos años, diferentes iniciativas tanto para detectar como para combatir la soledad no deseada, sobre todo la que afecta a las personas más mayores.

Para encontrar un ejemplo no hay que ir muy lejos. El Ayuntamiento de Bilbao puso en marcha hace unos años el programa Mirada Activa, con el que, a través de personas voluntarias y asociaciones, identifican y localizan a personas que se encuentran en situaciones de soledad. En este tiempo, han enganchado a más de un centenar de antenas sociales que les permiten detectar estos casos, que encauzan a los servicios sociales municipales para que les puedan ofrecer información, orientación y asesoramiento de los recursos públicos que tienen a su disposición.

También la propia Diputación puso el foco en el aislamiento que pueden llegar a sufrir los cuidadores, con un programa a través del cual la persona dependiente puede solicitar una ayudar económica para financiar su estancia temporal en una residencia y, de esta forma, el primero pueda disfrutar de periodos de descanso.

Un poco más lejos, en Francia, la compañía pública estatal de correos, La Poste, puso en marcha el programa Veiller Sur Mes Parents (Velar por mis padres). Se vale de la red de carteros y carteras para ofrecer servicios de apoyo a las personas mayores que viven solas: entre sus funciones habituales, los repartidos incluyen el hacer compañía a aquellos que lo necesitan. “El 80% de esas personas prefieren envejecer en su hogar y, en muchos casos, sus hijos viven a una media de 220 kilómetros de distancia”, expone Éric Beaudrillard, director del programa.

Otro proyecto curioso es el que ha desarrollado la cadena Costa Coffee en Reino Unido, para fomentar las conversaciones entre las personas mayores en las mesas Chatter and Natter de sus más de 300 establecimientos. El programa, impulsado por Alexandra Hoskyn en Manchester, nació de una encuesta que puso de relieve que seis de cada diez personas mantenían menos charlas cara a cara que hace diez años. Pone en contacto a ciudadanos de todas las profesiones y condiciones sociales que deseen conocer a nuevas personas y disfrutar de nuevas conversaciones.

También en Reino Unido lleva funcionando desde 2013 la línea telefónica Silver Line, a la que las personas mayores pueden llamar las 24 horas del día para conservar con personas voluntarias que participan en el proyecto.

Otro ejemplo es el desarrollado en Málaga entre la Universidad (UMA), Hidralia y Cruz Roja: se trata de un sistema de alerta ante cambios de rutina en el consumo de agua de los domicilios en los que viven personas solas. l