Diez meses el cargo. Resuma las líneas básicas en Transportes, Movilidad y Turismo.

Pues un gran reto en Transportes para redactar los nuevos pliegos de Bizkaibus. En movilidad el arranque de Bizkaibizi ha tenido una acogida muy buena. Y en Turismo hemos marcado unas líneas estratégicas para poner en valor y trabajar todas las comarcas del territorio. Además vamos a apostar por el turismo inclusivo para llegar a ser referentes en esta materia.

Con las nuevas concesiones de Bizkaibus ¿Habrá muchos cambios en un servicio que funciona?

Las actuales condiciones de servicio van a cumplir ya diez años.

Mucho tiempo en el tema del transporte y la tecnología.

Va a haber una gran transformación estos años. Es un transporte público esencial que llega a todos los municipios y facilita la movilidad de miles de personas. Estamos hablando de más de 100.000 kilómetros recorridos al día y más de 89.000 viajes. Hoy el servicio es bueno.

¿Cuál es la base de esa calificación?

Pues en la cobertura. Más del 80% de la población tiene conexión directa a su hospital de referencia y a Bilbao de forma directa y más del 90% tiene conexión directa con su municipio de referencia. Además, los usuarios lo valoran muy bien, con un 8 de nota, igual que los clientes del metro.

¿Para qué cambiar entonces?

Porque la movilidad está en constante cambio, ahora se busca la movilidad sostenible y activa, se usa la bicicleta, se anda más, los vehículos de movilidad personal. Eso era impensable hace unos años.

¿Y a Bizkaibus le afecta eso?

La ciudadanía nos está obligando a actualizarnos y no hay que olvidar que cada vez tenemos más usuarios.

¿No me diga que la demanda supera la oferta?

Nos encontramos con esas tensiones, sí, porque venimos de unos contratos de hace 10 años con un diseño y un modelo de servicio que hoy no recoge la caracterización de demanda actual y, además, tenemos que aplicar criterios medioambientales.

Descarbonizar Bizkaibus será complicado. Un autobús no es un coche.

Lo sé, pero eso pretendemos. Aquí entran en juego las tecnologías y todavía hay mucha incertidumbre, por eso tenemos que marcar una estrategia hacia dónde tenemos que ir. Cuántos eléctricos, si va a entrar en juego el hidrógeno y qué combinación de ambos implementar, cómo hacer la renovación de la flota. Los autobuses tardan una media 15 meses en fabricarlos. Hay que planificar con mucho tiempo.

Y luego su coste económico.

Un autobús térmico, con carburante tradicional, tiene un coste hoy de entre 300.000 y 400.000 euros, pero si subes a uno eléctrico puede ir a los 600.000 y si vas a un hidrógeno, alcanza hasta 800.000 euros. Es una inversión muy fuerte.

¿La flota va a cambiar mucho?

Van a venir con una tecnología renovada, con nuevos sistemas de seguridad. Lo actual es de hace más de 20 años. Van a ser autobuses de bastante mayor inversión.

¿Y la oferta a los clientes? Cambiarán lineas, horarios, frecuencias...

Otro gran reto. Nos hemos dado cuenta de que hay carencias porque el concepto de Bizkaibus está hecho en línea recta, de origen a destino, y eso implica que tardan bastante al pasar por muchos pueblos. Además la red tiene un exceso de recorrido por Bilbao y su área metropolitana.

Las líneas directas por autopista desde Bilbao funcionan muy bien.

Son las que más nos demandan y las que tenemos que reforzar porque esas compiten con el vehículo privado en coste y en velocidad.

Amplíe ese cambio del concepto de línea recta de las líneas.

Hay que ir a un concepto de capilaridad, más de telaraña. Tenemos que explicar a la ciudadanía que en el nuevo Bizkaibus va a ser necesaria la intermodalidad, viajes que se hagan en dos etapas.

Aquí no hay cultura de transbordo, eso va a costar que cale.

Lo entiendo, es algo cultural, pero será poco a poco, y hay que implementarlo porque eso va a permitir dar posibilidades de llevar el autobús al metro o al tren, de tal forma que esos kilómetros que no recorre el autobús va a suponer mejor frecuencia, igual que reducir los tránsitos por el centro de Bilbao.

¿Cómo va evitar esto último?

Yendo a un modelo de tres estaciones intermodales muy potentes en Bilbao. Todos esos kilómetros de menos van a redundar en el resto de Bizkaia, en las comarcas que ahora no están del todo bien atendidas.

¿Quitarán líneas entonces?

Analizaremos cada una y en el nuevo modelo hay que ser conscientes de que si alguna línea, por ejemplo, se diseño antes del metro y ahora no tiene suficiente demanda puede quedar subsumida por otra. En la nueva oferta hay que conseguir toda la eficiencia y la equidad posible.

Y todo esto ¿para cuándo?

Este año terminan los contratos pero habrá una prórroga suficientemente amplia para que podamos trabajar los retos referidos.

¿Cuánto se alargará la prorroga?

Lo necesario, pero en esta legislatura se cambiará a las nuevas concesiones. Además, habrá un proceso participativo, que nos va a alargar el proceso, con los ayuntamientos, sindicatos, empresas... habrá una primera propuesta que se verá ajustada por este proceso participativo, que a su vez se tendrá que ajustar con el presupuesto económico.

¿El nuevo contrato será de 10 años?

No, barajamos que sean menos. En 10 años hay muchos cambios tecnológicos, modelos de hábito y las incertidumbres que tenemos. Hay que ir a 5 o 7 años como muchísimo.

¿Qué ha pasado con esa unidad que causó el caos en la UPV el día 8?

Esa, junto a otras dos iguales, las hemos mandado retirar para que el fabricante haga una auditoría y veamos cuál es la causa de esas averías. Puede haber causas de fábrica, pero hay que ver qué parte también es de mantenimiento. Nuestra intención es poder recuperar esos autobuses., porque solo tienen cinco años.

Los sindicatos denuncian que no hay mantenimiento preventivo.

Vamos a abordar eso con un sistema de Gestión Asistida por Ordenador, un ERP. Va a centralizar toda la información, saber y tener toda la trazabilidad de cada autobús de mantenimiento y de averías.

Y las concesionarias ¿cómo lo ven?

Las empresas saben que nuestra idea es controlar mucho más la operación y la gestión. Nuestra responsabilidad es el servicio.

Seis meses de Bizkaibizi y muchas bicis forales por las calles.

La acogida es muy buena. Estamos hablando de una implantación de 650 bicicletas, más de 1.000 anclajes diarios y funcionan todas las bicis.

¿Todas? ¿No hay vandalismo?

Si acaso tenemos algún problema de mal uso, pero no vandalismo como tal. Y luego, las bicicletas están todas geolocalizadas. Eso es fundamental. Por eso las encontramos todas.

¿No han recogido alguna de la ría?

No, pero sí hemos puesto sanciones de 150 euros a 175 usuarios, pero ha sido básicamente por abandono, mal uso, incluso de menores.

¿Pero las usan? Está prohibido.

Ya, y los padres lo tienen que tener claro, no solo por la sanción que van a recibir, es por su seguridad porque si es un menor y le pasa algún accidente con la bicicleta, el seguro no le va a cubrir.

¿Se va ampliar el servicio? Las Juntas Generales se lo ha requerido.

Estamos de acuerdo con el mandato y trabajamos en ello. Pasaría por ampliar bicis e incluso puntos de anclajes en los nueve municipios actuales, y luego ver a qué otras localidades podríamos llegar dentro del contrato actual que tenemos.

¿Cuánto depende esa ampliación de que haya bidegorris en servicio?

La infraestructura es fundamental para crecer en la medida que ponemos más bidegorris, vías ciclables, más aparcamientos seguros, nuevos bici puntos, que ya tenemos 110 repartidos por todo Bizkaia...

¿En qué rango de fechas trabajan para esa ampliación de Bizkaibizi?

Lo tenemos que abordar este año 2024 para que tenga sentido. Ha tenido tanta demanda y tan buena acogida el servicio, además de que nos hayan emplazado a ello. Es adelantarlo un par de años porque si no los nuevos pliegos ya serían para arrancar en enero del 2027. l