Casi 2.500 kilómetros separan la localidad de Busturia, en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, con el municipio de Hradistko (República Checa). Sin embargo, y pese a la lejanía, comparten unas conexiones tan potentes que les han permitido sellar su hermanamiento. La recuperación de la memoria de un vecino de la localidad vasca fusilado en 1945 en el campo de concentración nazi de Hradistko –Anjel Lekuona– ha motivado una alianza que ambas partes confían en que se traduzca en una oportunidad para “compartir objetivos de prosperidad y bienestar y ejemplo de compromiso de buen gobierno entre ciudades de distintos países”.

Ha sido recientemente cuando una comitiva de Busturia –con su alcalde, Aitor Aretxaga, las concejalas Idoia Etxebarria y Nekane Rentería, y dos descendientes de víctimas del campo de concentración de Hradistko, Anton Gandarias, sobrino de Anjel Lekuona, y Antonio Medina, y Unai Eguia, miembro del equipo de investigadores de la memoria histórica de la localidad–, viajó hasta Hradistko. Allí Aretxaga selló el acuerdo de hermanamiento, en un acto institucional enmarcado en la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial.

La firma del pacto de hermandad entre Busturia y Hradistko estuvo enmarcada en una ceremonia de conmemoración del final de la Segunda Guerra Mundial, del heroísmo de quienes lucharon por la libertad y por las víctimas de la ideología nazi. Un acto en el participaron representantes institucionales de varios países, como Estados Unidos, Francia, Bélgica o España, y que tuvo como primer punto del programa precisamente la firma del hermanamiento. Con este acto ambos municipios se comprometieron a “mantener relaciones de amistad que fomenten el progreso, desarrollo y bienestar de ambos pueblos a través de la cooperación económica, social, turística o cultural que se considere conveniente y que tenga como principal objetivo mantener la conciencia sobre los hechos históricos que vinculan ambos municipios”. Asimismo, ambas partes anunciaron que trabajarán en favor de “fomentar el desarrollo de proyectos de colaboración y de interés común. Para todo ello se creará un Comité de Hermanamiento compuesto por representantes de ambos municipios”, ahondaron.

Anjel Lekuona

El germen de este hermanamiento surge debido a que un busturitarra fue fusilado el 10 de abril de 1945 cuando era prisionero del campo de concentración de Hradistko. Fue Anjel Lekuona, cuyos restos incinerados “se han conservado en el memorial del cementerio de Praga con los de otros prisioneros asesinados, gracias al encargado del crematorio, que los guardó, desobedeciendo a los nazis, en urnas individuales, numeradas y documentadas”.

Precisamente los tres familiares que participaron en esta visita, tras un trabajo de investigación y recuperación de la memoria histórica, “han sido los responsables de la recuperación de los restos de sus familiares”, insistieron fuentes del Ayuntamiento. De hecho, los responsables de Busturia prevén volver a la localidad checa el 8 de mayo de 2025, a la conmemoración de los 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, fecha en la que se descubrirá un monumento conmemorativo con los nombres de todas las personas que fallecieron allí.

Busturia-Hradistko

Cooperación. “Esta firma sólo es el comienzo de una relación de cooperación y trabajo común para el progreso, desarrollo y bienestar de nuestros pueblos y sólo puedo dar las gracias a la alcaldesa de Hradistko Radka Svobodová y a todas las autoridades por el recibimiento que nos han dado”, manifestó el alcalde de Busturia, Aitor Aretxaga, sobre la visita realizada a tierras checas.

Anjel Lekuona.

Ambas localidades comenzaron su hermanamiento, sin saberlo, cuando el busturitarra Anjel Lekuona” fue fusilado en 1945 en un campo de concentración nazi de Hradistko. La recuperación de la historia vital de Lekuona –un hecho que se dio gracias a un trabajo de investigación y recuperación de la memoria histórica realizado por sus descendientes– permitió además “restituir la dignidad” de una víctima de la guerra.