La planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB), en la que se separan los residuos que se depositan en los contenedores de la fracción resto, llevará a cabo una parada técnica a finales de este verano. Durante seis semanas, se revisarán de forma exhaustiva diferentes elementos de la infraestructura y se sustituirán algunas de las maquinarias más antiguas, con una inversión de dos millones de euros.

Tras cumplir más de una década en funcionamiento –entró en servicio en febrero de 2013–, la planta está planificando actualmente, bajo la supervisión de Garbiker, la empresa pública foral adscrita al Departamento de Medio Natural y Agricultura, una parada técnica que permita garantizar las condiciones de trabajo y el correcto funcionamiento de las instalaciones los próximos años. Se trata de una actuación incluida en la prórroga del contrato de explotación y mantenimiento, por un periodo de dos años ampliable a un tercero adicional, que se materializó el pasado 26 de diciembre con la empresa que la gestiona actualmente.

A principios de este año, el sindicato LAB presentó una denuncia ante Inspección de Trabajo por las condiciones en las que se encuentra la planta, donde, lamentan, la pared y la fachada del edificio están en malas condiciones y existe maquinaria estropeada, entre otras quejas.

En la respuesta a una pregunta parlamentaria escrita, su director gerente, Jon Sáenz de Vigera, a la hora de establecer cuándo se llevará a cabo esa parada se han tenido en cuenta tres factores. Por una parte, el “programa vacacional” de la plantilla y, por otro, hacerla coincidir con el periodo en el que menos residuos se generan en Bizkaia, que suele ser los meses de julio y agosto. Por último, también se quiere dar tiempo para que Zabalgarbi, que también realizará una parada técnica en abril y mayo, recupere su ritmo normal de funcionamiento. Además, se han tenido en cuenta los plazos en los que se van a poder suministrar los repuestos y equipamientos que van a hacer falta durante este proceso.

Por eso, está previsto que la parada se lleve a cabo entre los meses de julio y agosto, con una duración estimada de seis semanas. Aunque en el contrato de prórroga se preveían condiciones para una hipotética parada total de la planta, esta se llevará a cabo finalmente de forma parcial, “de forma que el impacto sea el menor posible”. De esta forma, durante la parada se mantendrá operativa una de las dos líneas de proceso “y se minimizarán, en caso de que fuera necesario, los periodos de parada total. Se procurará, en cualquier caso, que sean puntuales y se planificarán en turnos de mantenimiento, sábados y domingos, de tal forma que, en tiempos de producción, al menos una de las líneas esté en funcionamiento”, especifica Sáenz de Vigera.

125 cintas transportadoras

Los principales trabajos que se van a acometer durante esos días son “complementarios” al plan de mantenimiento. En concreto, se revisarán de forma integral todos los flujos de transporte de materiales de la planta, que comprenden más de 125 cintas transportadoras; la revisión y mantenimiento “exhaustivo” de elementos como los trómeles de voluminosos o los separadores balísticos; la calibración de los sistemas de peajes; la revisión de elementos estructurales y de los sistemas interiores de aireación de los túneles de maduración; la reparación estructural de elementos desgastados de maquinaria; la renovación del sistema de agua caliente sanitaria del edificio social, o la limpieza extraordinaria de las zonas de menor accesibilidad.

“No es previsible”, apunta también el director gerente, que estos trabajos afecten a las condiciones generales de trabajo ni al calendario laboral de la plantilla. “Se mantendrán los turnos de trabajos establecidos, realizando labores habituales de producción y limpieza, o apoyando los trabajos de mantenimiento y mejora de las instalaciones”, añade.