A las 8.30 del domingo los vecinos de Durango se despertaban, tras una madrugada con una hora menos por el cambio de hora, con las sirenas que el 31 de marzo de 1937 anunciaron la llegada de las fuerzas de la aviación italo-germana del ejército del dictador Francisco Franco para bombardear el casco viejo de la localidad.

Han transcurrido 87 años desde aquella fatídica jornada que causó la muerte de 336 personas, además de innumerables heridos y grandes destrozos. “Es importante recordar este trágico día, no sólo para honrar a las víctimas, sino también para reafirmar nuestro compromiso con la memoria, la paz y la justicia“, recordaba ayer la alcaldesa de la localidad, Mireia Elkoroiribe.

Por ese motivo, desde primera hora de la mañana se celebraron actos en recuerdo de aquellas víctimas de Durango y también de Gernika, pero este año, además, con la mirada puesta en otras guerras que en la actualidad están sufriendo los ciudadanos de Gaza y Ucrania. De ahí que víctimas de estas dos recientes batallas fueran también las protagonistas del 87 aniversario del bombardeo, junto a supervivientes durangarras y gernikarras.

EN EL CEMENTERIO

El primer acto tuvo lugar en el cementerio de la localidad. El equipo de gobierno de Durango liderado por la alcaldesa Elkoroiribe, se dio cita a las 8.00 horas para llevar a cabo una ofrenda floral en el monolito, ubicado en la capilla, que recoge todos los nombres de los fallecidos aquel desgraciado día para Durango. Minutos después acudieron a encender el pebetero ubicado en el pórtico de Santa María.

Este año se volvía a recuperar el acto institucional en los jardines de Benita Uribarrena, detrás del museo local, donde se honraba a las víctimas. Un acto presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu; la diputada general, Elixabete Etxanobe; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui y la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, además de otros representantes políticos, la corporación local y vecinos de la localidad. “Tenemos que transmitir la verdad de lo sucedido a las futuras generaciones, honrando a las víctimas que durante años fueron olvidadas o ignoradas. Por un futuro basado en el diálogo, el respeto mutuo, y la cooperación, utilizando la memoria de Durango no como una carga, sino como un faro que guíe hacia la paz y la justicia”, destacó en su intervención la primera edil durangarra.

Un acto lleno de emoción que contó con testimonios de allegados a las víctimas de bombardeo de Durango, también de Gernika, Gaza y Ucrania. “Las dos villas quieren reivindicar su hermanamiento ante los bombardeos que sufrieron. Pido el gobierno español que tome ejemplo del alemán que en 1997 reconoció lo sucedido y pidió perdón. Es importante que no caiga en el silencio, ni en el olvido, ni en la mentira”, subrayó Mónika Aperribai , hija de una superviviente del bombardeo de Gernika.

EN ELORRIO

“Desde Durango y Elorrio reafirmamos nuestro compromiso con la memoria histórica y democrática que no sólo quiere decir recuerdo y no olvido: también verdad, justicia, reconocimiento y compromiso con valores éticos y democráticos” subrayó ayer la sailburu Nerea Melgosa. Y es que al igual que en la localidad durangarra, en Elorrio se llevó a cabo también una ofrenda floral organizada por la agrupación de memoria histórica Laumunarrieta 1937, en colaboración con el Ayuntamiento y que consistía en acto en memoria de la población civil “asesinada, herida y perseguida por la represión franquista”, según el Consistorio.

Por la tarde el pórtico de Santa María de Durango acogió otro acto organizado por Gerediaga. Los actores Aitor Echarte y Maite López pusieron voz a muchos de los testigos y llevaron a cabo una lectura dramatizada de algunos de sus testimonios, recopilados por Durango 1936 Kultur Elkartea. En este acto se rindió un homenaje a una superviviente del bombardeo. Ana María Valdubieco Pujana tenía seis años cuando el sonido estridente de las sirenas la sorprendieron en la calle, preludio de la tragedia que estaba a punto de desatarse.