Escribo este doble obituario en la memoria y recuerdo de dos buenos amigos gorbeiazales fallecidos hace poco y a quienes hemos realizado un homenaje en la ermita de Nuestra Señora de las Nieves de Igiriñao, Zeanuri, a 1.100 metros de altitud.

Eduardo Madina Etxebarria falleció estando ingresado en el hospital de su pueblo, Galdakao, el pasado 5 de febrero. Tenía 69 años. Mikel Cia Uruchurtu falleció en Bilbao 10 días después, contando 76 años en su haber.

Estando organizando el homenaje al primero, y llegada la triste noticia del segundo, juntamos a los dos, que si acaso se conocían sería de hace muchísimos años, pero la montaña y Gorbeia les ha unido, y a nosotros con ellos. La vinculación con Gorbeia de ambos era total.

Un momento antes de comenzar el acto de recuerdo, este pasado domingo 25 de febrero, un montañero allí presente nos comunicó que el día anterior había fallecido Txomin Bustinza, gran amigo de Eduardo, y conocido por todos por ser el octogenario que ponía un Belén con maquetas de caseríos y torres de Gorbeialdea todos los años en una lonja de Galdakao hasta donde cientos de niños iban a ver con esa mirada pulcra de la infancia, edificios que él mismo recreó de Orozko, Bedia, Zeanuri, Galdakao… También la ermita donde estábamos. Así se dijo. Y así sumamos al recuerdo también a Txomin.

Eduardo, socio del Ganguren Mendi Taldea, fue uno de los que construyó el precioso refugio que tienen en Arraba. Y Mikel, el último guarda del Club Juventus en el refugio que tienen en el ala izquierda de la edificación que construyera Eleuterio Goikoetxea en Igiriñao/Egiriñao, en terrenos de su pueblo, Zeanuri, siendo su alcalde desterrado luego del mismo en 1937.

Pero vamos a profundizar un poco en otros legados que nos dejan estos dos buenos amigos. Eduardo fue impulsor de la asociación de Memoria Histórica Galdakao Gogora. Recuerdo que tras constituirnos en Ugao el primer grupo de esa materia vinculado al Cinturón de Hierro, al año siguiente fueron ellos, los de Galdakao, los que nacieron. Para ello se pusieron en contacto con nosotros y mantuvimos varios encuentros para intercambiar información y metodología de trabajo. Ahí se fraguó con Edu una gran amistad, en mi caso ya venía de antes, amistad que fue haciéndose tan grande que no se puede explicar en esta despedida en la página de Historias Montañeras.

Colaboró en diversas publicaciones, entre otras en la primera con los nombres de setas en euskera, asesorado por su amigo el catedrático Manu Etxebarria, quien nos compuso unas coplas que cantamos emocionados en esa despedida montañera de altura.

Experto micólogo, era un rastreador en la búsqueda de documentación en archivos, sobre todo, o casi en exclusiva, relacionada con Galdakao. Gran conversador, hombre culto, educado, siempre riendo y en espera de ver cómo podía ayudar a quien lo necesitara.

Mikel era un cascarrabias, gran seguidor de sus dos equipos de fútbol del alma, Acero y Athletic Club. Una sobrina nos mandó el día anterior un texto que quiso que fuera leído en Gorbeia. Así fue.

En 2020 fue operado de la rodilla y recuerdo cómo me contaba que llevaba esperando tiempo... pero ya nunca más volvió a subir a su segunda casa. La primera era Noruega, léase Olabeaga. Tras la operación llegó la pandemia y eso hizo que no pudiera hacer la correspondiente rehabilitación, quedándose postrado en una silla de ruedas para siempre.

¡Cuántas veces hemos debatido de noche junto a la lumbre del fuego en el refugio con Mikel! No hacía falta pincharle mucho para que entrara en la conversación. Siempre con humor. Desde aquí quiero agradecer al Juventus por dejarnos almorzar y recibir a las familias de ambos en su aterpe, el más alto y antiguo de Bizkaia.

El cielo tiene dos estrellas más que alumbran a Gorbeia. Su huella se ha dejado notar en el acto que realizamos. Emoción en la despedida. Tras cantar las coplas a uno y leer el texto de la familia del otro, quien quiso tomó la palabra para compartir recuerdos y sentimientos con todos los allí presentes. Terminamos cantando En monte Gorbea hay una cruz de amor. Como el amor que les hemos trasladado a Eduardo y Mikel. Goian bego.