El trabajo por la construcción de igualdad entre mujeres y hombres (en adelante igualdad) es una cuestión diaria. Si bien es cierto, que el 8 de marzo nos ayuda a pararnos y a reflexionar sobre lo conseguido y sobre los retos pendientes que todavía persisten a nivel global, con mayor o menor intensidad o vulneración de derechos.

En relación con el lema propuesto (La desigualdad no nace, se hace), nos gustaría enfocar la mirada en las empresas, agentes socializantes de primer orden, y en los procesos que realizan para la incorporación de un proyecto de cultura en igualdad. Porque efectivamente, en una organización, se puede hacer igualdad o perpetuar modelos de desigualdad. Las empresas son un lugar excelente para identificar desigualdad y hacer igualdad.

¿Cuáles son las fuentes de desigualdad en las empresas?

La desigualdad entre mujeres y hombres puede tener el origen en múltiples factores, los cuales inciden desde que comenzamos nuestro proceso de socialización y aprendizaje de las pautas y conductas que se esperan en relación a nuestro género. No obstante, y de manera simplificada, podemos encontrar las desigualdades dentro de una organización en dos grandes bloques: la cultura de las personas y el modelo organizacional.

El primero tiene que ver con la cultura de las personas que forman la organización y toman las decisiones y el impacto que tienen la asunción de roles y estereotipos de género tradicionales. Las personas que forman parte de la empresa deben estar adecuadamente formadas y sensibilizadas en la materia para que las acciones a favor de la igualdad puedan consolidarse.

El segundo tiene que ver con el modelo organizacional y sus diferentes políticas, procesos, procedimientos y prácticas, que guían y pautan la gestión de personas y sus condiciones laborales. Para que una realidad cambie de manera efectiva en cualquier organización, no solo es necesario fomentar un cambio en la cultura de las personas que la componen, sino establecer procedimientos para asegurar el cambio. 

¿Qué es igualdad en una empresa?

Cuando hablamos de igualdad en una organización es importante tener claro que no sólo estamos hablando de conciliación, contratación de mujeres, liderazgo con perspectiva de género, uso del lenguaje e imagen inclusivo, brecha salarial u acoso sexual y por razón de sexo. La igualdad es un poliedro que contiene todas esas caras, y que persigue la igualdad real entre mujeres y hombres en las condiciones laborales y por ende, en la vida económica, que es necesaria para tener un proyecto personal/familiar en nuestra sociedad.

Por ello es fundamental, en nuestra experiencia, que sea un proyecto anclado en la estrategia, compartido, para ser cocreado y desplegado. Requiere además, situar el valor de los cuidados de la vida en la economía.

Una herramienta para contribuir a fomentar un proyecto de cultura de igualdad es el plan de igualdad. ¿Cómo se define?¿Qué resultados se esperan?

El plan de igualdad es una hoja de ruta que toma como base el diagnóstico de situación, identificando los puntos fuertes y áreas de mejora. Se priorizan los objetivos y acciones que se asumirán en próximas anualidades para la superación de las brechas de género detectadas. Es un proceso negociado, participativo, formativo y evaluativo, dónde se dispone de métricas, que ayudan a superar sesgos y permiten tomar decisiones para lograr la igualdad en todas las condiciones laborales y cuestiones relacionadas, presentes y futuras.

Por nuestra experiencia, las empresas no obvian su papel en la construcción de una sociedad más igualitaria, y además empiezan a considerar que el planteamiento estratégico de la igualdad favorece la competitividad empresarial. De forma resumida, los beneficios de este enfoque, en base a diversos estudios, experiencias y buenas prácticas, son:

  •  Genera una ventaja competitiva por atracción y potenciación del talento, de mujeres y de hombres.
  • Los equipos con diversidad cognitiva son los que se convierten en equipos de alto rendimiento e innovación para afrontar los retos de la empresa.
  • Mejora el bienestar de la plantilla, y genera mayor compromiso y productividad personal.
  • Permite acceder a mercados de financiación pública y mercados orientados al cumplimiento de estándares de calidad.
  • Genera un impacto positivo en la cuenta de resultados, ligado a una mayor proporción de mujeres en posiciones de liderazgo.
  • La igualdad entre mujeres y hombres es un criterio de reputación positiva de la empresa.
  • Es una parte esencial del compromiso de la empresa con la comunidad en la que la empresa realiza su actividad.
  • Permite relaciones y alianzas con grupos de interés vinculados con los resultados, tanto económicos como sociales.

¿Cómo son los procesos de igualdad en las empresas?¿Son costosos?

Estos procesos ofrecen, a menudo, resistencias y siempre beneficios. A la pregunta sobre los costes de implementación del plan de igualdad la respuesta es que, en realidad, son similares a los que supone incorporar una nueva estrategia empresarial cuyo objetivo es incrementar su productividad y competitividad. La resistencia más frecuente, tiene relación con el cambio cultural que supone y se combate con sensibilización, formación, comunicación, participación de las personas y evaluación de los resultados que se van consiguiendo y compartiendo.