A Irene Krespo la llamas por teléfono y lo mismo te contesta desde Bilbao, donde nació y trabaja como guía, que desde Tokio, Marruecos o Baja California. Hace más de una década dio la vuelta al mundo sola y desde entonces no para de viajar.

Ha dado la vuelta al mundo. ¿Del tirón? ¿Cuánto tiempo le llevó?

Me fui en 2009 y volví en 2015.

¿Resulta muy costoso?

Yo lo hice de mochilera total y hace ya más de diez años. Dormía en habitaciones compartidas y en una tienda de campaña que transportaba.

¿Cómo se lo dijo a la familia: “Me voy de viaje, vuelvo en unos años”? 

Dije: “Vuelvo en una año” (ríe). Me dijeron que estaba loca.

Y los amigos, ¿le hacen bromas? ¿Le han puesto algún mote?

Sí, los amigos siempre me vacilan con que es imposible quedar conmigo. Me llaman Willy Fog.

¿Heredó su espíritu aventurero?

Nadie que conozca es aventurero, así que es un enigma de dónde viene.

Ha viajado siempre sola. ¿Por qué?

No dependes de nadie y haces lo que quieres, aunque nunca estás sola. Conoces a mucha gente y viajas con personas de diferentes países.

"En la China profunda comían perros y yo no me acostumbraba a verlos colgados en los mercados"

¿Cuántos países llegó a visitar durante su vuelta al mundo?

Ni idea, pero en total llevo visitados más o menos noventa.

¿Cuál le impactó más y por qué?

La República Democrática del Congo. Me impactó ver cómo viven allí.

¿Qué persona le dejó más huella?

La escolta que me pusieron en República Democrática del Congo para escalar el volcán. Era una ranger que me acompañó todo el camino de dos días con una metralleta AK-47.

La comida más extraña que se ha llevado a la boca es...

He comido un murciélago en Tonga, un balut -un huevo de pato que se hierve cuando tiene 21 días- en Filipinas o tarántulas en Camboya.

¿Alguna costumbre que le haya llamado especialmente la atención?

En la China profunda comían perros y yo no me acostumbraba a verlos colgando en los mercados.

La bilbaina Irene Krespo vio gorilas salvajes a corta distancia durante su vuelta al mundo. Cedida

Si tuviera que elegir un paisaje o la experiencia más bella, ¿cuál sería?

Poder ver gorilas salvajes a menos de un metro de distancia me hizo saltar las lágrimas.

¿Y el lugar más feo, triste o la situación más deprimente?

Sin duda, Goma, la ciudad de República Democrática del Congo construida sobre lava.

Puestos a elegir el medio de transporte más curioso, destacaría...

Viajé escondida en el ferry de mercancías en la Polinesia.

"Una mosca en Costa Rica me puso huevos dentro de la rodilla y estuve sin poder moverme más de una semana"

¿Incidentes, problemas de salud...?

Una mosca en Costa Rica me puso huevos dentro de la rodilla y estuve sin poder moverme más de una semana. ¡No veas para sacarlos!

¿Ha llegado a temer por su vida?

No, nunca.

¿A qué temperaturas extremas ha estado expuesta en su periplo?

He estado a 50 grados en el desierto. Me sorprendió lo tapadas que visten las personas allí.

Ha buceado y escalado montañas. ¿Cuál es el punto más profundo y el más alto en el que ha estado?

He estado buceando a 75 metros en las islas Turcas y Caicos, y escalando a 5.416 metros de altura en Nepal.

Ha visto un volcán activo en República Democrática del Congo, nadado hasta el borde de las cataratas Victoria en Zambia, contemplado las auroras boreales en Noruega... ¿Le queda algo por hacer?

Bucear en la Antártida.

Ha nadado con delfines, se ha bañado con caballos y ha montado en elefante. ¿Qué otras experiencias ha vivido con animales?

En Botswana mientras cocinaba con una fogata apareció una hiena. En otra ocasión se me acercó un orangután salvaje cuando me estaba bañando en un río para robarme el jabón . También he nadado rodeada de tiburones toro en Sudáfrica o de tiburones tigre en Maldivas.

¿El animal más raro que ha visto?

Los más raros son el dragón de Komodo y el murciélago gigante en Filipinas. Mide 1,5 metros.

En Kirguistán durmió en un yurt, cuya calefacción se alimentaba con excremento de caballo. ¿En qué otros sitios ha pernoctado?

En una tienda de campaña encima de mi 4x4 y en un calabozo.

¿En un calabozo?

Un amigo con el que viajaba hizo un comentario de una bomba en un aeropuerto de Filipinas y acabamos en el calabozo.

“Un amigo con el que viajaba hizo un comentario de una bomba en un aeropuerto de Filipinas y acabamos en el calabozo”

¿Lo más gracioso que le ha pasado?

Cuando viajé de Tonga a Samoa volví 24 horas para atrás, así que volví a vivir el mismo día dos veces.

¿Algún aprieto por el idioma?

En la China profunda. Pasé un poco de hambre (ríe).

¿Se ha llevado algún susto por viajar sola siendo mujer?

Nunca.

¿Ha vivido la falta de derechos de las mujeres en algunos países?

En algunos países solo se ven hombres a cierta hora por las calles. Puede intimidar un poco andar sola.

En algún momento ha pensado: “¿Quién me mandaría a mí...?”.

Cada vez que tenía que salir de la tienda de campaña en Nueva Zelanda y tenía un millón de sandflies (jejenes) esperando para picarme.

¿Qué cualidades hay que tener para lanzarse a dar la vuelta al mundo?

Confiar en ti mismo.

¿Qué no debe faltar en el equipaje?

Antes te diría que un mapa.

En el desierto, en la montaña... ¿Diría que el móvil sobra?

No sobra. Una vez tuvimos que llamar al 112 en Islandia y casi sentía que nos salvaba la vida. De todos modos, cuando di la vuelta al mundo no había smartphones, así que no llevaba internet en la mano. Era más aventura porque no sabías lo que te ibas a encontrar en cada destino.

Más de uno se preguntará cómo financia todas esas experiencias.

Soy guía turística de Bilbao, pero cuando estuve seis años dando la vuelta al mundo me quedaba temporadas trabajando en distintos países, mayoritariamente de instructora de buceo.

Su propósito para este 2024 es... 

Seguir conociendo países, diferentes costumbres y gente.