Una celebración modesta, pero, al mismo tiempo, singular y entrañable. Es lo que se prepara ya para vivir, dentro de una semana, la barriada de Elizondo de la localidad arratiana de Zeanuri. Se trata de la festividad en honor a San Valentín que, tal y como manda la tradición, siempre tiene lugar el domingo posterior al 14 de febrero. Además de los actos habituales y tradicionales, en esta edición se aprovechará para recordar la figura del artista bermeano ya fallecido Nestor Basterretxea, del que se cumplen 100 años de su nacimiento y que dejó su impronta escultórica en la barriada al diseñar una reproducción de acero corten de la cruz de Gorbeia que fue colocada en Elizondo, entre la parroquia y la ermita de la Piedad, para conmemorar el centenario de este emblemático símbolo de la cima más alta de Bizkaia.

La medición del perímetro de la encina es el acto central.

La jornada arrancará a las 11.30 horas con la misa que se oficiará en la bella parroquia de Andra Mari y el posterior traslado en procesión de la imagen de San Valentín a la ermita de la Piedad, ubicada a tan solo 50 metros de distancia. Al salir del pórtico los niños y niñas del grupo de danzas Arrikibar ofrecerán unos bailes ante el santo, para que posteriormente la procesión continúe su camino hacia el pequeño templo donde permanecerá hasta el próximo año. Será una nueva ocasión para honrar y mostrar la devoción que siente la barriada hacia un santo y una talla realizada, presumiblemente, en la segunda mitad del siglo XVIII y que fue restaurada en 2017 por el Museo de Arte Sacro para mejorar, sobre todo, rostro y manos ya que se encontraban deteriorados por los sucesivos repintes realizados a lo largo del tiempo.

La misa y la procesión son, siempre, muy concurridas.

Medición de la encina

Cuando la imagen de San Valentín descanse ya en su ermita llegará el esperado acto de medición de la encina anexa, una tradición que se repite, año tras año, desde 1959. Como apunta el vecino de la barriada, Pedro Lejarza, el actual ejemplar “sustituyó a otro que existía anteriormente en el mismo lugar. Se plantó en 1958 y fue traída por Guillermo y Marcos, del caserío Zutzute, en un carro tirado por una yunta de vacas desde el monte Eleizbaso y fue plantada junto a otros vecinos de Elizondo”. A partir de ese momento, y en medio del ambiente festivo de las celebraciones San Valentín, el prestigioso tasador de montes Ceferino Lejarreta, ya fallecido, se encargaba de medir la anchura de su tronco para comprobar su crecimiento anual, un gesto con el que daban por concluidos los festejos. “A medida que fallecían nuestros mayores, la tradición empezó a perder fuerza, hasta que el año 2007 nos dimos cuenta que no lo podíamos dejar desaparecer”, apunta Lejarza.

En la primera medición, Ceferino Lejarreta dejó constancia en sus cuadernos de tasación de montes que el grosor de la encina, a 1,50 metros de altura, era en aquel 1959 de tan solo 0,18 centímetros. Las anotaciones continuaron en los años posteriores y la última medición de la que hubo constancia fue realizada por Cándido Intxaurraga –también ya fallecido– y apuntada en un papel encontrado en su casa de esta manera: Piedadeko artea. 99-2-14. a 1,50 circunf.: 1,50.

El pasado 2023, más de seis décadas después de su plantación, la cifra era ya de 192 centímetros. Los datos sobre su evolución y crecimiento quedan plasmados, desde 2008, en un libro de actas con el que se pretende dar un carácter oficial y que es firmado por el mayordomo, el secretario y la persona encargada de medir la encina que es, desde 2016, Igor Intxaurraga tras tomar el relevo al fallecido Gregorio Lejarreta (hijo de Ceferino) que asumió la tradicional tarea en 2009.

Relevo de mayordomo

Después de anotar la medición de este año, la actual mayordoma, Itsasne Atutxa, pasará el libro de actas y las llaves de la ermita al mayordomo entrante, Igor Intxaurraga, que tendrá el honor de custodiar estos simbólicos elementos hasta la próxima festividad de San Valentín.

Acto seguido se hará una mención especial a la figura de Néstor Basterretxea y a su escultura instalada frente a la ermita. Finalmente, se repartirá entre los asistentes el barauskarria, un tentempié consistente en tocino, pamitxa y vino. Todos estos actos se desarrollarán en un ambiente animado por los txistularis y bertsolari Arkaitz Estiballes y, como siempre, están invitados a asistir y presenciar este tradicional festejo los vecinos de Zeanuri, de toda la comarca de Arratia o los llegados de cualquier otra localidad puesto que lo importante no es solo mantener la tradición si no, también, su difusión para mantenerla viva en un futuro.