En mayo de 2019 fue inaugurado el Museo de Orduña, un espacio de exposición y difusión cultural creado gracias al esfuerzo entusiasta de los primeros voluntarios de Hamaika Kale. En sus primeros años de andadura, el museo “transitó por un proceso de diseño y viabilidad mediatizado por cierres y aperturas provocados por la pandemia”, reconocen los responsables de la entidad en el balance de actividad. Pero en septiembre de 2021 se dio por finalizado ese proceso de transición con la incorporación de Koldo Badillo como nuevo director y muchas ideas y proyectos de futuro. “Ese año se había reabierto el museo en marzo con restricciones sanitarias extremas y, con todo, el equipo directivo entrante y una buena cantidad de voluntarios consiguieron que se cerrara con 2.271 visitas a las exposiciones temporales y a la colección permanente etnológica con los antiguos oficios y actividades sociales de la ciudad, el leitmotiv inicial del museo”. Es de destacar, también, que la asociación de Voluntarios Hamaika Kale cerró ese año con 211 miembros.

El impulso a los objetivos y actividad del Museo de Orduña empezó a rendir frutos en 2022, año considerado como “de afianzamiento del nuevo proyecto, programando diez exposiciones temporales y 33 actos públicos con gran aceptación de orduñeses y visitantes de paso por la ciudad”. Y las cifras también lo demuestran con un aumento significativo de los socios hasta alcanzar los 425 y el registro de un total de 6.680 visitantes.

Oficios y actividades sociales

Una vez superado los procesos de transición y de afianzamiento, el 2023 que acaba de terminar ha supuesto la expansión del proyecto. “El equipo directivo y los voluntarios más implicados en la gestión han programado y llevado a cabo numerosas exposiciones, actividades culturales y diversos actos públicos. El resultado no puede ser más positivo: hemos mantenido, con una actividad frenética, el museo muy vivo y nos hemos visto compensados con el crecimiento de los visitantes hasta llegar a los 7.358 y con la aceptación social, ampliando a 600 el número de voluntarios y asociados a Hamaika Kale”, apuntan con satisfacción. Por un lado, los voluntarios se han empleado a fondo para mejorar y ampliar los contenidos de las salas permanentes dedicadas a los antiguos oficios y actividades sociales. Es decir, sastres y modistos, confiteros, músicos, cereros, boticarios, tejedoras, taller de bicicletas, silleros, zapateros y cine.

Y la actividad ha sido especialmente intensa, atractiva y de calidad en los espacios de exposiciones temporales. En la Sala 1 dedicada a antigüedades y temas histórico-culturales, en enero se clausuró la muestra de radios antiguas de Agustín Erkorreka y, casi de manera inmediata, el 27 de enero, se inauguró la dedicada a máquinas de coser propiedad de Luis de Pedro. El relevo lo tomó, el pasado 17 de noviembre, la exposición titulada 100 años de fútbol en Orduña, que se podrá ver y visitar hasta el próximo 18 de febrero.

Por la Sala 2 Fede Ruiz, de exposiciones artísticas pasaron, a lo largo del año pasado, colecciones de Pedro Eguiluz, de la asociación local Loraldi Elkartea, Eugenio Herrera, Zubiaga y Encinar Martín. Y, por la Sala 3, de Artistas Noveles, se han podido ver maquetas de caseríos y ermitas del País Vasco realizadas por Juantxu Berrocal, obras pictóricas de Maite Herrero e Iñigo Barrón y la exposición de makilas, aún visitable hasta el 14 de este mes de enero. Para difundir, dar a conocer y explicar con detalle estas exposiciones, se han llevado a cabo 18 actos de inauguración o clausura, doce visitas guiadas y cinco actos culturales.

Salir al exterior

Por si fuera poco, a todo esto hay que sumar las nueve actividades organizadas por el Museo de Orduña en el marco de la última edición de las Jornadas Europeas de Patrimonio y otro tipo de propuestas abiertas al público, como la charla coloquio sobre la antigua limonada de Orduña (Garrafa) impartida por Félix Mugurutza, la visita guiada a los cinco órganos que existen en diferentes inmuebles de la ciudad, la presentación del libro Estelas de la bicicleta escrito por Julio Del Cerro, los talleres de Arte K0 o la décima Feria del Brocante.

A la vista de este balance, el proyecto del Museo de Orduña tiene futuro y recorrido por delante. Tanto es así que, ahora, el objetivo es “crecer, pero canalizando y optimizando los esfuerzos de los voluntarios y del equipo directivo para que la actividad de voluntariado no agote a las personas”. Y ese crecimiento se focalizará en “mejoras de mantenimiento y accesibilidad en el edificio”, además de “crecer para seguir ampliando la oferta cultural que Orduña merece”.

Y, en este repaso desean conceder un lugar prioritario a los agradecimientos a los voluntarios de Hamaika Kale, a los 600 socios, “a los amigos de Orduña y de la comarca del Alto Nervión y a todos nuestros visitantes, vengan de donde vengan, a la Oficina de Turismo de Orduña, a proveedores y patrocinadores privados y, finalmente, también al Ayuntamiento de la ciudad, propietario del edificio del Museo y financiador preferente.