Hace cinco años, una extraña mancha marrón comenzó a cubrir los pinares de Bizkaia. Aunque el hongo que provocaba esa coloración se conocía en el territorio desde 1973, la virulencia que mostró ese patógeno aquel 2018 y la rapidez con la que se extendió generó una gran alarma en toda Euskadi; hasta el bosque de Oma sucumbió a la plaga. La situación hoy en día ha dado un giro significativo: las 18.000 hectáreas que se vieron afectadas con mayor severidad hace cinco años se han reducido a 11.000 hoy en día. Eso sí, atención porque el verano húmedo que se ha vivido este año es "excepcionalmente propicio" para su propagación, según ha advertido este miércoles la diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa.

La responsable foral ha comparecido en el pleno de control de las Juntas Generales celebrado en Gernika, a petición de EH Bildu, para dar cuenta de las medidas adoptadas por su departamento ante esta infección. "La banda marrón permanece en nuestros bosques y parece que no mejorará, debido al cambio del tiempo en los últimos años y al cambio climático que se espera para los siguientes", ha advertido el apoderado de la coalición, Jon Arriola.

Según ha relatado Atutxa, la banda marrón golpeó "fuerte" al territorio en 2018 pero hoy en día hay 10.000 hectáreas menos de bosque afectado. El impacto de la enfermedad se clasifica en cinco niveles, desde el 1, lo más castigados con una defoliación del 70%, hasta el 5, los más sanos. Según las mediciones realizadas por Hazi, los árboles en estado más grave han pasado de cubrir 18.668 hectáreas en 2018 a las 11.468 que muestra el mapa de este año, lo que supone una reducción del 38,5%.

Pese a esa tendencia positiva a la baja, la diputada foral ha advertido de que este hongo, que afecta principalmente a las especies de pino radiata y laricio, está todavía "bastante extendido" en los montes del territorio, sobre todo en zonas como Markina, Gernika y Durangaldea. Su expansión se acelera con los cambios de tiempo y, especialmente, con veranos húmedos como el de este año que ha hecho que la enfermedad "se haya expandido" en los meses de septiembre y octubre.

Talas y control de esporas

Entre las medidas puestas en marcha desde la Diputación para controlar esta plaga, Atutxa ha citado el control de las masas forestales afectadas, que llevan a cabo de forma anual desde 2018, con reuniones en cada comarca con los propietarios y las asociaciones forestales, y un análisis junto a Hazti y Naiker para examinar su evolución y las iniciativas a implantar.

Además, desde 2019 se lleva a cabo un control de esporas del patógeno en cinco puntos de Bizkaia: Mallabia, Muxika, Igorre, Güeñes y Karrantza. "Nos permite conocer mejor cuándo y por qué se extiende esta plaga", ha explicado.

También, la tala de árboles se adelanta en las zonas más golpeadas por la banda marrón, por su peligro de caer sobre senderos y propiciar una mayor propagación, y se conceden subvenciones a los propietarios para replantar ejemplares más resistentes en base a los estudios que se realizan con diferentes especies.

Naiker colabora, por su parte, buscando fórmulas que permitan frenar la propagación del hongo. En los últimos tres años se ha utilizado un producto bioestimulante, a base de productos naturales, que permite al árbol incrementar su actividad, y por lo tanto hacerlo más resistente, en condiciones climáticas adversas.