El 8 de septiembre de 1861 el Ayuntamiento de Lanestosa dio luz verde a la construcción de nuevos lavaderos en la villa. Un año después, ante los cuantiosos daños causados por una riada el Consistorio destinó a las reconstrucciones necesarias los recursos inicialmente previstos. El lavadero se retrasaría hasta 1897: bajo el mandato de Francisco García Baranda se trasladó el abrevadero y construyó el flamante lavadero y depósito conforme al plan de Francisco Echevarría Trápaga. La ocasión se festejó por todo lo alto. “Llevaron tortillas, chorizos… Significó un acontecimiento disponer de agua, una instalación semejante era la envidia de los pueblos de al lado”, reproduce Juan Luis Napal, de Irrintzi Films, director junto a Virginia Senosiain del documental Lavadero de Lanestosa, que recopila testimonios de once mujeres de la villa y sus vivencias en torno a este espacio. Para ellas, una válvula de escape a la carga de las labores domésticas y un punto de reunión para confraternizar.

Con edades que abarcan desde la cincuentena hasta los 95 años, Rosa San Emeterio Aguirreburualde, Manuela Ranero Miciullo, Nieves Ranero Rosales, Regina López Ortiz, María del Carmen Ortiz Aramburu, María Marañón López, Ascensión Barreras Crespo, Laura Pellón Gutiérrez y las hermanas Crespo Ortiz (María Esther, María Nieves y María Luz) rebobinan la película de sus vidas y resucitan por un día la actividad del lavadero para una recreación que puede contemplarse en la obra que se estrena hoy en las escuelas de Lanestosa con pases a las 11.00 y las 13.00 horas.

Recreación

Acudieron a la grabación junto con seis niños y niñas ataviadas con ropas de época, “incluso con baldes, burros, prepararon jabón, lavaron, jugaron, comieron juntas, una de ellas fabricó jabón a la antigua usanza y nos enseñaron cómo se elaboraba la lejía con ceniza”. Llenaron un pozo de agua y “después tendieron la ropa en la plaza en los setos y árboles, como acostumbraban a hacer”.

En la feria de la mujer rural se organizó una visita Irrintzi Films

Irrintzi Films recaló en la villa encartada “a través de Maite Ortega, de la distribuidora Lara, que también lleva documentales y trabaja en igualdad, sobre todo con mujeres rurales”, cuenta Virginia Senosiain. Estableció contacto con el Ayuntamiento y “nos preguntó si podíamos grabar un documental sobre las mujeres de Lanestosa, una idea promovida junto con Emakunde” para colocar el foco sobre “ellas y sus tareas tan duras e invisibilizadas: cuidado de los niños, coser, lavar la ropa…” En sus propias palabras, relatan “que podían cultivar la huerta con sus maridos y llegar a casa y continuar con las tareas, nunca había horas suficientes, de esta idea desembocamos en el lavadero”.

Lugar para socializar

“Cada una lo verbaliza de una manera diferente”, se emocionan al echar la vista atrás a su infancia, “cuando bajaban a lavar o a coger sitio para que luego tomaran el relevo sus madres, cantan canciones típicas” sin ignorar “la hambruna de la postguerra”. En ausencia de grupos de WhatsApp, “juntarse los lunes para lavar equivalía a un Sálvame Deluxe: que si han venido tales chicos del pueblo de al lado, que si las romerías…”, apunta Juan Luis Napal. En este caso, sólo una de las participantes llegó desde otra localidad para servir a una familia acomodada. Otra menciona cómo ganaba un dinero extra repartiendo agua por los caseríos.

Habían interiorizado tanto que sus destinos se ceñían a cuidar de padres, madres suegros, maridos e hijos que ni siquiera se planteaban alternativas. No confiesan que “les hubiera gustado, por ejemplo, estudiar o una independencia, sino que tenían asumido desde niñas hacia dónde se encaminaban sus vidas, por desgracia: trabajar todo el día, casarse, tener hijos y seguir trabajando las 24 horas”. Una de las mujeres “algo más joven dice que ahora existe algo más de igualdad, que su marido ayuda, entonces resultaba impensable”. Es más, “ejercían de madres con sus propios hermanos” de acuerdo con el funcionamiento de la sociedad patriarcal “las mayores se dedicaban a los pequeños”, señala Juan Luis. Pese a las estrecheces y la imposición de madurar de golpe “todas coinciden en que se divertían” y así lo reflejan.

Proyección

Festivales internacionales. El documental ya ha despertado el interés del gobierno de Nafarroa. El Ayuntamiento de Lanestosa “nos lo ha cedido para que podamos moverlo”, explican director y directora. Otras de sus obras se han proyectado en “festivales de India o Latinoamérica”, y no descartan que siga el ejemplo.

Participantes

La mayor de las once participantes tiene 95 años y la menor nació en la década de los sesenta. Las protagonistas son Rosa San Emeterio Aguirreburualde, Manuela Ranero Miciullo, Nieves Ranero Rosales, Regina López Ortiz, María del Carmen Ortiz Aramburu, María Marañón López, Ascensión Barreras Crespo, Laura Pellón Gutiérrez y las hermanas Crespo Ortiz (María Esther, María Nieves y María Luz).