El piolet que simbolizaba la fortaleza de Pablo Olmos en su lucha contra la ELA anclado en una roca encarnó en el escenario del Zine Antzokia la repercusión de los retos que han gritado la necesidad de inversión e investigación de la esclerosis lateral amiotrófica. Durante una gala homenaje al vecino de Zalla fallecido en julio a los 60 años a consecuencia de esta dolencia todavía sin cura ni tratamiento, la asociación Dar Dar quiso hacer entrega de esta herramienta presente en las cinco cordadas solidarias organizadas desde 2018 a la Fundación Emmoa (Euskal Mendizaletasuneren Museoa, Museo del Montañismo Vasco) para que lo custodie. En el transcurso del acto, que conmovió a un auditorio repleto, el coro de 107 niños y niñas de Mimetiz Eskola Publikoa bajo la batuta de Xabi Monge estrenó la canción compuesta por éste: Zorioneko pioleta, dedicada con cariño al legado de Pablo Olmos.

Unos “francamente impresionados” Txomin Uriarte y José Ramón Marín prometieron que el acto “no representa el final de nada, sino una continuación” y que cuidarán con afecto este “tesoro para enseñarlo” en el museo que se inaugurará en Tolosa coincidiendo con el centenario de la Federación Vasca de Montaña y las bodas de oro de la primera expedición al Everest organizada desde Euskadi.

El evento concebido en un principio para estrenar el documental AMA de la expedición al Ama Dablam encabezada por el también paciente de ELA Miguel Ángel Roldán (logró alcanzar en octubre de 2022 a 5.500 metros de altitud), el zallarra Unai Llantada y José Carlos Tamayo, quienes coronaron la cima a 6.812 metros, se convirtió en un sentido tributo a Pablo Olmos tras su muerte. Esta cumbre del Himalaya era para él la más bonita del mundo, como repitió en los fragmentos de entrevistas reproducidos en pantalla que narraron el origen de Dar Dar y sus hitos a lo largo de los cinco últimos años.

La asociación, cuyo nombre hace referencia a los temblores que sufren los afectados por la esclerosis lateral amiotrófica nació “de una amistad” cuando Unai Llantada le propuso subir con él al monte Vinson de la Antártida. Sólo unos años antes ambos compartieron expedición al Kilimanjaro, el momento en el que Pablo Olmos notó los primeros síntomas que no entonces no imaginaba que respondieran a la ELA. “Es un sueño cumplido volver a otra cumbre con él, voy a estar subiendo también, el poder está en la mente”, confesaba ante los asistentes a la presentación de aquella primera cordada solidaria en el Zalla Zine Antzokia que quería transmitir desde los gélidos parajes antárticos el frío que atenaza a quienes la enfermedad.

El Ama Dablam, su cima

De ella surgió un documental, sentando el precedente para las cuatro siguientes. “Quiero continuar en el Ama Dablam, el collar de la madre, la montaña más bonita del planeta” aseguraba Pablo con la fortaleza que le caracterizaba en marzo de 2019 en una de las últimas grabaciones antes de que la enfermedad le quitara la voz. Aquella debería haber sido la segunda cordada, pero la pandemia se interpuso.

Con este grito se unieron el getxotarra Jaime Lafita y el andaluz Miguel Ángel Roldán, con sus respectivas asociaciones Dale CandELA y Saca la lengua a la ELA. Afectados por la misma dolencia, alcanzaron los 4.000 metros de altitud del Teide en representación de la cifra de pacientes diagnosticados en el Estado. Un grito por el “deterioro del cuerpo y la indignación”, destacan desde la asociación.

Hasta la Unión Europea

Roldán tocó en 2021 la cima del Naranjo de Bulnes, mientras que después Jaime Lafita recorrió más de 200 millas por mar y 800 kilómetros en bicicleta hasta Bruselas para que se escuchara a quienes sufren ELA y sus allegados en el corazón de las instituciones europeas. En un sobrecogedor fragmento del documental Tándem resultante, el hijo de Jaime confesaba el miedo de su padre a transformarse en una carga para los suyos conforme la esclerosis lateral amiotrófica le reste facultades. “Me gustaría que supiera que no lo va a ser nunca”, afirmaba ante la cámara. El esfuerzo cristalizó en una conferencia a nivel continental en la que “por primera vez habrá un espacio propio para hablar de la enfermedad” según indicó Sara Calvo, presidenta de la agrupación AdELA Euskal Herria y conductora de la gala.

El quinto grito lo dedicó el cordobés Miguel Ángel Roldán desde el Himalaya “por un futuro con dignidad y sin ELA” a las personas enfermas cumpliendo su objetivo sostenido por sus compañeros de expedición y la admiración de otros montañeros y los nepalíes con los que se cruzaban por el camino impactados por su fuerza de voluntad. Jaime no quiso faltar a la cita en Zalla. A Miguel Ángel problemas de salud le imposibilitaron estar presente en la proyección de este quinto y último documental.

Prueba tangible de cómo “el llamamiento que en el año 2018 lanzara Pablo Olmos a la comunidad internacional a sumarse a su cordada y acompañarle a continuar ascendiendo montañas, ha posibilitado una avalancha de respuestas y la creación de lazos y relaciones” entre distintos colectivos sociales, culturales y deportivos que, sensibilizados por la crueldad extrema la ELA reivindican unidos “más investigación hasta encontrar una solución”, señalan desde Dar Dar. Quienes le conocieron “le vais a ver reflejado”, anticipó Fernando Novales en nombre de la asociación instando a las instituciones a “apoyar a los enfermos y las familias”.

Representantes de varios ayuntamientos de la comarca mostraron su apoyo al legado de Olmos en el Zine Antzokia. E. CASTRESANA

Desde luego, en Enkarterri lo tienen. Asistieron representantes de los ayuntamientos de Balmaseda, Güeñes, Gordexola, Galdames, Artzentales y Lanestosa, así como el municipio anfitrión, Zalla. Su alcalde, Unai Diago, pidió un aplauso “para Dar Dar y Pablo Olmos” antes de reseñar “la importancia de luchar y concienciar como él lo hizo” y resaltando cómo en estos años “a su alrededor se ha formado una gran familia”.

Familia que se inmortalizó para distintas fotos frente a un panel con una frase de Pablo que ha iluminado los desafíos solidarios y el camino de quienes le arroparon: “Yo no puedo dejar de escalar montañas; aunque mi cuerpo me lo impida mi cabeza las sigue buscando, y te diré una cosa: las encuentra”.

Años de lucha

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Pablo Olmos falleció el pasado 25 de julio a los 60 años, diez después del diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica. Percibió los primeros síntomas en una expedición con su amigo Unai Llantada y juntos pusieron en marcha la asociación Dar Dar, en referencia a los temblores de los enfermos, que ha impulsado cinco proyectos solidarios. Su Zalla natal le dedicó en 2021 un espacio , Dar Dar Basoa, en la plaza Euskadi.