El Museo del Ferrocarril, de la mano de Juanjo Olaizola, y el Museo Textil de Béjar, con Javier Sánchez, se expusieron como ejemplos de gestión que dieron pie a un coloquio entre medio centenar de profesionales de otros museos, administraciones públicas e instituciones académicas de esfera “local, nacional e internacional”. Siguieron la jornada tanto presencialmente en el Museo Boinas La Encartada de Balmaseda, punto de referencia de la ruta europea del patrimonio industrial, como de manera telemática.
Las intervenciones serán recopiladas “en una publicación conjunta que refleje los resultados obtenidos y las conclusiones alcanzadas”, adelantan desde la Diputación Foral de Bizkaia, que gestiona el museo encartado. Así, la jornada Encarta-Teknika “se convierte en un foro dinámico que contribuirá al avance y enriquecimiento del conocimiento en el ámbito del patrimonio industrial”.
La Encartada se identifica más, por sus similitudes, con el Museo Textil de Béjar (Salamanca) que acogió a empresa Tintes Gilart. “La llegada del tren en 1896 significó un antes y un después hasta que la línea dejó de funcionar en 1985”.
Otro nexo de unión es la presencia en el municipio de Julio Goffard, que abrió “una academia de tejidos” y dirigió una fábrica de tejidos que abrió sus puertas el mismo año que comenzó a circular el ferrocarril. Después de pasar en Béjar “al menos quince años” asumió la dirección técnica de la fábrica de Balmaseda, en funcionamiento entre 1892 y 1992 y reconvertida en museo desde 2007. Décadas más tarde, “con la ayuda de sus nietos y María José Torrecilla pude identificarle en una fotografía” de su etapa salmantina. Se trataba de una localidad “con numerosas fábricas, alguna de las cuales con más de mil empleados en los años cincuenta y sesenta”. Ninguna sobrevive y en 2015 fue inaugurado el museo.
Javier Sánchez elogió la maquinara de Balmaseda testimonio de los tratamientos que fue describiendo: de la hilatura a los acabados.
Maquinaria
El Museo de La Encartada “ha conservado casi intactas su imagen y dotación tecnológica y mantiene al completo todos y cada uno de los elementos del proceso productivo”, destacan desde la Diputación. “Excepcional colección de maquinaria, en su mayor parte de procedencia inglesa de finales del siglo XIX y principios del XX” que se da a conocer en visitas guiadas y “nos transporta a los inicios de la revolución industrial en la península”. Disponer de maquinaria y mantenerla en buen estado intentando ponerla en marcha “aunque no pueda reproducirse el proceso industrial” es importante, así como testimonios, fotografías y “valorar lo que tenemos”.