Desde hace justamente 125 años, las Siervas de María Ministras de los Enfermos están afincadas en Portugalete. El 22 de octubre de 1898 se puso la primera piedra del convento ubicado en la calle Gregorio Uzquiano –más conocida como El Ojillo–, donde han atendido durante todo este tiempo a las ciudadanía, con las personas enfermas como principal destinatarias de sus atenciones siguiendo su carisma. En estos 125 años de trayectoria han sido en torno a 360 monjas las que han pasado por este convento que durante muchos años fue el principal sanatorio de la noble villa. Muy recordadas son aquellas jornadas en las que en este convento se ponían decenas y decenas de inyecciones y vacunas, algo que ha quedado en el recuerdo de varias generaciones de portugalujos, ya que ahora son contadas las inyecciones que se ponen en estas instalaciones.

“Estamos muy contentas por este 125 aniversario y llevamos al pueblo de Portugalete en nuestro alma, queremos a este villa que también nos quiere y nos lo demuestra. Nos sentimos portugalujas”, asegura sor Josefa, madre superiora de las Siervas de María de Portugalete, una salmantina con alma jarrillera. Para conmemorar esos 125 años de vida, el pasado 22 de octubre tuvo lugar una misa especial en la capilla del convento, ceremonia que estuvo oficiada por el obispo de Bilbao, Joseba Segura, y en la que estuvieron presentes diversas autoridades locales encabezadas por el alcalde jarrillero, Mikel Torres.

La historia en Portugalete de esta congregación religiosa –que también tiene conventos en puntos del Estado como Donostia, Valladolid, A Coruña, Ávila y Salamanca– comenzó aquel 22 de octubre de 1898 con la colocación de la primera piedra de su convento, un equipamiento que se finalizó en 1915. Ha sido en estas instalaciones en las que han cuidado a muchas personas y han puesto a lo largo de todos estos años miles de inyecciones a jarrilleros con el único propósito de mejorar su salud, pero la actividad de las Siervas de María en la noble villa ha ido mucho más allá de la labor realizada puertas para adentro de su convento.

Para cuando este edificio se inauguró, las Siervas de María ya habían dejado una profunda huella de cuidado en la noble villa. Así, fueron siete las monjas que llegaron en el desembarco de esta congregación a Portugalete y ya en el año 1900, dos de ellas se integraron en la plantilla del antiguo hospital situado en la calle María Díaz de Haro. Pero donde realizaron una parte muy importante de sus labores de cuidados a enfermos fue en el Hospital San Juan Bautista, más conocido como el Asilo. Allí, desde la inauguración de este equipamiento en 1907 y hasta el año 2020 –cuando dejaron la gestión del mismo por falta de manos– desarrollaron una intensa e importante labor.

Cuidar a las cuidadoras

“Nuestro carisma es cuidar enfermos y eso es lo que nos mueve. Nos da mucha pena tener que decir ahora que no a cuidar a más personas por falta de manos. Eso me duele mucho. Ahora somos 17 monjas, mayores, y nos tenemos que cuidar entre nosotras”, explica la madre superiora de las Siervas de María de Portugalete.

Todo ese trabajo que han realizando y realizan, ha estado impulsado por la vocación y la fe como se demuestra en el caso de sor Josefa. “Yo creo que tenía vocación desde pequeña, siempre me había atraído la religión. Entré en el noviciado con 17 años y la vida me ha ido llevando a las diferentes comunidades religiosas en las que he estado dentro de las Siervas de María”, apunta sor Josefa, quien ha estado en Portugalete en tres etapas diferentes.

También en tres etapas diferentes ha estado en las Siervas de María de Portugalete sor María. Ella es la encargada de hacer el turno de noche de cuidados, por lo que su ritmo de vida es completamente diferente al resto de hermanas. “Me levanto a las 20.30 horas para velar a nuestras ancianas, las cuido hasta las siete de la mañana y, después preparo las cosas para la misa, preparo el desayuno... Hay muchas cosas que hacer aquí, una no se aburre”, reconoce sor María, quien se mantiene informada, reconoce, por las redes sociales.

Aunque haya muchos jarrilleros que no lo sepan, el convento de las Siervas de María es un espacio abierto al público con las misas que celebran cada día a las 08.00 horas de lunes a viernes, y a las 10.00 horas los sábados y domingos. “Tenemos la iglesia abierta a todo el que quiera venir. Todos los días tenemos eucaristía y los sacerdotes confiesan, así que quienes quieran recibir la penitencia pueden, porque aquí hay ocasión... Esta es otra manera de servir al pueblo”, señala sor Josefa. El porvenir de esta congregación está, de alguna manera, garantizado por las 19 novicias de las que, probablemente, alguna acabe recalando en el convento de Portugalete para seguir dando continuidad en la villa a una institución que ya es histórica.

Hijas predilectas

Además, de este cumpleaños redondo, las Siervas de María están celebrando otro aniversario muy especial puesto que hace justamente medio siglo fueron distinguidas como Hijas Predilectas de Portugalete. El por aquel entonces alcalde de la noble villa jarrillera, José Manuel Esparza, en nombre de toda la ciudadanía de Portugalete otorgó esta distinción a la congregación religiosa por su callada y constante labor en el día a día de la villa. Esa nominación como Hijas Predilectas llegó en el 75º aniversario de la llegada de las Siervas de María al municipio. Ahora, en estos últimos 50 años, las Siervas de María han seguido desarrollando una labor muy importante en Portugalete cuidando en la medida de sus posibilidades y medios a la ciudadanía portugaluja. Las Siervas de María cumplen 125 años cuidando de Portugalete y, con motivo de este aniversario, las 17 monjas que actualmente residen en el convento Siervas de María, en pleno corazón de la villa, punto desde al que han llegado con trabajo y dedicación al alma de muchos jarrilleros.