Un total de treinta niños, niñas y adolescentes de Bizkaia están a la espera de que una familia les ayude a sanar, a crecer emocionalmente, a tener otra oportunidad. Son menores que se encuentran bajo la tutela de la Diputación Foral de Bizkaia pendientes de ser acogidos. Y es que el acogimiento familiar supone la medida de protección más positiva para el desarrollo de un niño, ya que la familia es su entorno natural y solo de esta manera se les da la posibilidad de tener un futuro mejor mientras conocen y entienden su historia de vida, su pasado y su presente.

En Bizkaia hay 290 en acogimiento familiar, 166 en familia extensa, es decir con familiares directos, fundamentalmente tíos y abuelos; y 124 en familia ajena. Sin embargo, aún hay otros que están esperando que se les de una oportunidad. Y es que el acogimiento les aporta a los y las menores un hogar estable, cálido, normalizado, adecuado, con pautas educativas claras y contribuye, además, a que puedan crear nuevos vínculos mejorando su nivel físico y emocional. Desde 1997 que se puso en marcha este programa de acogimiento familiar, más de 2.000 menores han podido construir su historia de vida acogidos en el territorio de Bizkaia.

La Diputación Foral ofrece cuatro opciones diferentes para que se desarrolle esta medida de protección de la manera más adecuada tanto para el niño o niña, y de la forma que mejor se adapte a la familia. Por un lado existe la posibilidad del acogimientos de urgencia, donde son siempre menores de seis años los que acuden a un nuevo hogar por un periodo máximo de medio año. En estos casos, la urgencia en la atención se establece durante el tiempo que la Diputación valora cuál es la mejor alternativa para el menor. “Esta opción requiere una disponibilidad de tiempo importante porque la incorporación de los niños es prácticamente inmediata, y como son normalmente muy pequeños y a veces necesitan atenciones especializadas tanto médicas como de atención tempranas, se debe tener mucha disponibilidad”, explica Isabel Cárdenas, trabajadora social del Servicio de Infancia de la Diputación Foral de Bizkaia. 

“Con el acogimiento se genera una seguridad en el niño que solo lo puede dar una familia”

Asun Valenzuela - EPAF

Asun Valenzuela, miembro de EPAF, el programa de Acogimiento Familiar Profesionalizado, señala que la labor especial que hacen las familias de urgencia es “generar ese vínculo de seguridad en esos primeros cuidados del niño que solo puede dar una familia”.

Otra de las opciones que es posible para estos menores es el acogimiento temporal, planteado para dos años y se establece cuando “el pronóstico de recuperación de la familia de origen es positivo y se entiende que con un plan de intervención estructurado con esa familia el niño o la niña va a poder volver a vivir con ellos”, indica Cárdenas. También existe una tercera modalidad de acogimiento, que sería el permanente por un tiempo indefinido y se trata de “una medida de protección estable”. 

Por periodo indefinido

“Se plantea para aquellos casos en los que la situación en la familia de origen está gravemente deteriorada y se entiende que a corto-medio plazo no van a poder reponerse y no van a poder hacerse cargo de los niños. Y en caso de poder hacerlo a largo plazo, cuando esa vuelta con la familia de origen condicionaría negativamente el desarrollo del niño”, concreta la especialista. 

Cárdenas indica que el acogimiento permanente es diferente de la adopción. “En el caso de estos menores no se plantea la opción de adoptarles porque “el niño o niña no quiere, o porque puede poner en riesgo la relación con su familia de origen que se entiende que es positiva”. 

“Cualquier tipo de familia puede ser de acogida, solteros, casados, mayores o jóvenes”

Isabel Calderón - Técnico de infancia de la DFB

La última de las opciones que se platea es el acogimiento especializado, que ha sido la última de las variables de esta medida de protección en desarrollarse. “Está dirigido a mayores de siete años para los cuales es difícil formalizar un acogimiento en una familia ordinaria, o para grupos de hermanos, o chavales con una psicopatología grave desarrollada en la etapa infantil, o discapacidades intelectuales, trastornos de conducta graves…”, cuenta. Por ello, en estos casos se pide que en la familia haya una titulación profesional como trabajadores sociales, psicólogos, a veces fisioterapeutas y un recorrido laboral de dos años con el colectivo.

La variedad de posibilidad de acogimientos es tan amplia para que cualquier familia pueda adaptarse a alguna de ellas, ya que, como señala Cárdenas, “no hay una familia tipo”. “Cualquiera puede entrar en los programas, tanto mayores como jóvenes, solteros, jubilados, sin hijos o con hijos… además es un indicador de éxito cuando hay más niños en la familia”, relata. En los últimos años ha decaído el número de familias de acogida y, aunque se están analizando las causas, Cárdenas intuye que “muchas veces es miedo o desconocimiento”. “Yo invito a todas las familias que tengan cierto interés por este tema a que llamen porque hay charlas mensuales todos los meses, se organizan charlas informativas y se explica qué es, qué tipo de niños hay y qué requiere”, explica.  

Las personas interesadas en formar parte de esta red de familias acogedoras deben pasar un proceso de valoración y preparación y en todo momento reciben un acompañamiento integral por parte de un equipo multidisciplinar del departamento de Acción Social que funciona las 24 horas del día los 365 días al año. En caso de estar interesado, recomiendan ponerse en contacto a través del correo electrónico acogimientofamiliar@bizkaia.eus o a los números de teléfono 94 447 07 37 y 94 447 69 62. 

Para los interesados. En caso de estar interesado, recomiendan ponerse en contacto a través del correo electrónico acogimientofamiliar@bizkaia.eus o a los números de teléfono 94 447 07 37 y 94 447 69 62.

Necesidad de familias. Desde la Diputación Foral de Bizkaia señalan que ha decaído el número de familias de acogida y que cerca de treinta niños, niñas y adolescentes buscan una.