Una vez finalizada la alerta naranja que estuvo vigente el pasado lunes en el territorio vizcaino y que afectó gravemente al pueblo de Igorre y alrededores, Euskalmet mantiene el aviso amarillo durante la jornada de hoy. Además, advierten que a lo largo del día podrían llegar a darse algunos chubascos puntualmente fuertes y tormentosos. De cara a los próximos días no se espera que lo vivido el lunes en Igorre se vuelva a repetir, tal y como confirmó Onintze Salazar, meteoróloga de Euskalmet: “En los próximos cuatro días no es espera nada parecido”. Aunque se podría sospechar que este tipo de tormentas que están llegando al territorio vizcaino podrían ser consecuencia de la reciente DANA que llegó a Bizkaia en el inicio del mes de septiembre, Onintze Salazar justificó que: “No están relacionadas las tormentas de los últimos días con la DANA”.

Las zonas afectadas, como fue el caso del pueblo de Igorre y alrededores, con días de anterioridad al pasado lunes, es difícil prever la situación climatológica debido a los constantes cambios. Hasta prácticamente el mismo día se presenta como una tarea difícil calcular cual será el lugar más afectado, la hora en la que serán las precipitaciones y la magnitud que estas tendrán en un punto del mapa en cuestión. “Para nosotros es muy difícil saber como se va a comportar y que zona será la más afectada salvo que estemos a pocas horas de la hora en cuestión, el clima está en constante cambio”, argumentó. Aún así, Onintze Salazar pudo confirmar –a falta de alguna modificación que última hora– que en los próximos días no se volverá a vivir ninguna alerta naranja. “En Euskalmet no hacemos pronósticos a largo plazo porque lo que decimos hoy, en dos días ha cambiado por completo”, añadió Onintze.

Cuando la alerta naranja está vigente existe cierto riesgo de que el clima cambie radicalmente. Por este motivo, la ciudadanía debe autoprotegerse y anticiparse a los cambios meteorológicos. Como se pudo ver el pasado lunes, los vecinos de Igorre sufrieron una fuerte tormenta –las precipitaciones cayeron sobre el pueblo vizcaino en torno a los 15 ó 20 minutos– que arrasó con todo lo que alcanzaba a su paso. Lunas de los vehículos dañadas, y los canalones de agua perforados eran los primeros signos visibles de que en el pueblo había sucedido una auténtica catástrofe.

Desde primera hora de la mañana, las colas en las administraciones de seguros que hay en la zona indicaban el trabajo a destajo que deberían hacer las empresas aseguradoras. La cantidad de solicitudes y partes que debían abrir por los daños ocasionados por la tormenta se acumulaban por minutos. Al igual que hace más de cincuenta años, el pueblo se vio envuelto en una situación semejante –aquella vez la población no estaba tan preparada como en la actualidad–.

Las consecuencias de la tormenta las presenciaron las empresas aseguradoras y los talleres de la localidad. Las primeras, alargaron el pasado lunes en tres horas y media su horario habitual para atender a todas las solicitudes. Por su parte, los talleres amontonan en los aledaños a la zona de trabajo cientos de coches –cada vez son más–. Unai Arrese, gerente de Talleres Elezarre, se encontraba tranquilo después de los nervios vividos el lunes en momentos posteriores a la tormenta. “Los vecinos se acercaban con cristales rotos preguntándose el lugar en el que dejar los vehículos”, manifestó Unai. 

La hora después de la tormenta recibieron los primeros quince coches, que buscaban un arreglo rápido por la necesidad de desplazamiento. Desde primera hora de ayer, comenzaron a llegar al taller vehículos, no solo las lunas –tanto delantera como trasera afectadas– sino también recibieron coches con daños ocasionados por la tormenta en zonas difíciles de dañar. “La verdad que el estado de los coches es un claro ejemplo de que la intensidad de la lluvia ha sido bastante fuerte”, destacó Unai.

No es la primera vez 

Hace más de cincuenta años, el pueblo de Igorre vivió una situación bastante parecida. En aquella ocasión –con un pueblo menos preparado– los tejados de los edificios se desprendieron. Jose Luis Bustinza vivió la tormenta con ocho años de edad. “Fui a por agua a la fuente y me tuve que meter debajo de la mesa para protegerme”. A la hora de comparar ambas tormentas, Jose Luis comparó ambas. Para él, la vivida este lunes no tiene nada que ver con las precipitaciones que rodearon la localidad vizcaina. Además, conocedor de las lluvias de la zona, pronosticó que: “la tormenta de una a tres es peor porque se acumula todo el calor”.

A falta de determinar si lo sucedido el pasado lunes en Igorre permite calificar el pueblo como zona catastrófica, los vecinos del pueblo esperan que en los próximos días el clima les de un respiro para poder solventar los daños ocasionados por la tormenta.