Barakaldo Naturala emitió ayer domingo un comunicado para dejar patente su profundo malestar por el proyecto eólico Iparaixe II en el monte Argalario hasta el punto de hablar de “expolio especulativo”. “No supone ninguna soberanía energética sino una colonización”, criticaban. El Boletín Oficial de Bizkaia (BOB) publicaba hace unos días el anuncio por el que se somete a información pública, a los efectos de una posible competencia, la solicitud de autorización administrativa previa para el Parque Eólico Iparaixe II, en los términos municipales de Barakaldo y Trapagaran, tal y como informaba DEIA en sus páginas este pasado día 5.

El anuncio, con la solicitud de autorización administrativa previa de la empresa Erasp Spain, ha sido precedido por otro similar –Balmaseda I y Balmaseda II– en los montes de Kolitza-Garbea; y Alén-Mello –ambos en la comarca de Enkarterri– y evidencia, según valoraban desde esta plataforma, “la falsa publicidad” de elaborar un Plan Territorial Sectorial de Energías Renovables “con la premisa de la lucha contra el cambio climático y la transición energética en términos de sostenibilidad”, exponían.

A su juicio, se trata de “toda una falsedad vestida con el celofán de plan gubernamental”, ya que se está ante “un diseño a la carta para los fondos buitre centrados en el nicho de negocio detectado ante la necesidad real de descarbonizar la generación eléctrica por el agotamiento de las materias primas fósiles”. Tras incidir en que en ambos casos se da una proximidad a la línea de alta tensión Güeñes-Itxaso que transportará la electricidad a Francia por el Golfo de Bizkaia, Barakaldo Naturala recuerda las alegaciones presentadas por colectivos sociales. Y es que, según manifestaban, se trata de zonas “previamente señaladas por los fondos buitre, que visto el aluvión de alegaciones presentadas contra el PTS, buscan presionar por la puerta de atrás en pleno agosto”.

Para Barakaldo Naturala, “la instalación de aerogeneradores de más de 200 metros de altura supondrían gravísimas afecciones en acuíferos, lugares de interés geológico, hábitats de interés comunitario y paisaje”, al tiempo que alertaban sobre las amenazas que representarían para especies protegidas de aves “y provocarían ruidos constantes”.

“Y esto es sólo la instalación de aerogeneradores, a lo que hay que añadir ensanchamiento de viales, construcción de instalaciones auxiliares, de líneas de alta tensión para transporte de electricidad, riesgos de incendio...”, enumeraban. En su opinión, cualquier “transición energética que no cuente con las personas y con el medio ambiente no es una transición; es continuar con el mismo modelo, aplicando un lavado verde a la industria energética de siempre”, zanjaban.