Los habitantes del futuro no comerán pastillas ni beberán sueros. Según los estudios a largo plazo reclamarán etiquetas en los alimentos, supermercados cerca de sus casas, y comida saludable. Para enseñar este futurible 21 ciudadanos seleccionados a través de un sorteo cívico disfrutaron recientemente de una cena del futuro elaborada por los cocineros y cocineras de la Fundación Bisubi en la Escuela Superior de Hostelería de Artxanda. Entre los cocineros hubo desde Estrellas Michelín a encargados de tabernas modestas que coinciden en su respeto al entorno social, económico y medioambiental donde se proponen transformar los hábitos gastronómicos del territorio haciendo más saludable, más respetuosa con el cuidado del medio ambiente y más inclusiva la gastronomía vasca. Entre las conclusiones resalta que nuestros biznietos o tartaranietos seguirán asociando la comida al placer y aunque se augura un menor consumo de carne y pescado las sobremesas serán de al menos una hora y la estrella en los restaurantes serán los productos kilómetro 0.

El estudio sobre alimentación sostenible, saludable y enfocado al bienestar social se ha realizado a través de una encuesta a 1.000 personas.

BBK Kuna ha presentado este martes los resultados de la mano de Nora Sarasola, directora de Obra Social de BBK, y Braulio Gómez, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Deusto.

Según los datos aportados, entre los jóvenes hay una tendencia hacia una dieta en la que solo se coma carne y pescado en ocasiones especiales, a cocinar menos en casa y a comer y a cenar más temprano. 

Sin embargo, aunque cerca del 40% cree que es probable que en 2050 dejemos de cocinar en nuestras casas, la mitad considera este hecho poco o nada probable. 

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¿Qué comerán los habitantes del futuro? Borja Guerrero

Otro de los temas que variará serán los horarios. El 50,5% desayuna antes de las 8, aunque a más del 61% le gustaría hacerlo después de esta hora. En cambio, les gustaría adelantar su hora de comida entre las 13-14, hora a la que solo un tercio (36,7%) come, pero casi a la mitad (46,8%) le gustaría hacerlo.

De lo que no hay duda es de que la comida va a seguir ocupando un lugar protagonista en los habitantes del futuro y eso hará que sean más exigentes con los productos y su conocimiento. De hecho, el 73% se queja de falta de información para comer de forma más saludable.

Por su parte, creen que los restaurantes de comida rápida deberían facilitar más información acerca de los efectos nocivos que tienen tanto en la salud de los consumidores como en el medio ambiente.

Y precisamente respecto al medio ambiente, 4 de cada 10 creen que sí que estará más presente en el futuro, mientras que un porcentaje similar no lo considera así. También, 7 de cada 10 vascos/as creen que en un futuro la alimentación no será más accesible para los ciudadanos vulnerables.

A pesar del conocimiento e información sobre la comida no parece que en el futuro deje de existir la obesidad, una amplía mayoría considera que seguirá presente en Euskadi en 2050. 

El estudio destierra algunos mitos del futuro como por ejemplo el hecho de que los robots y comprimidos sustituyan a los alimentos. La mayoría no sueña con tener una impresora 3D en su casa para imprimir alimentos, ni en su cocina polvos con sabor a sus comidas favoritas, ni microcápsulas para inyectar en las comidas las vitaminas que necesitamos. 

En cambio, un 45% sueña con huertos verticales en los edificios y con poder escanear en casa los alimentos para saber si tienen bacterias. 

El restaurante del futuro lo imaginan vinculado a productos de kilometro cero, con información sobre el origen y la huella de carbono de los alimentos, saludable e inclusivo. La ciudadanía imagina su supermercado ideal del futuro cerca de casa, sin ningún tipo de plástico, dónde la mayoría de productos sean de cercanía y se puedan comprar a granel y con personal experto en nutrición para ayudar a comer mejor. 

Hay una tendencia de futuro (52%) de elegir los alimentos atendiendo principalmente a la salud y el cuidado del medio ambiente.