Las causas que originan la depresión son múltiples, siendo las más comunes tener antecedentes personales y/o familiares con cuadros depresivos; composición química, genética y hormonal; exposición a situaciones estresantes y traumas; problemas económicos; situación laboral o desempleo; pérdida de un ser querido o rupturas sentimentales y divorcios.

En cuanto a los tipos y síntomas de una depresión se suelen diferenciar por su duración y evolución, afectando el desempeño de actividades rutinarias y relaciones interpersonales, desde el punto de vista emocional, conductual, cognitivo y somático.

En todos los casos se precisa atención médica y terapéutica especializada, así como su debido control y seguimiento.

Por trastorno depresivo grave o trastorno depresivo mayor se conoce al tipo de depresión considerado como el más grave, ya que es prolongado en el tiempo y con posibilidad de episodios repetitivos. Afecta las actividades diarias como comer, dormir, así como la concentración. Se requiere de tratamiento farmacológico y terapia psicológica.

El trastorno depresivo persistente o distimia tiene carácter moderado y provoca pérdida de interés en las actividades normales como cambios en el sueño, baja autoestima, desesperanza, inapetencia, falta de energía y de concentración. El tratamiento incluye el uso de medicamentos y la terapia conversacional.

En el caso de la depresión postparto, que se diagnostica en el primer mes siguiente al nacimiento o alumbramiento, los principales síntomas son insomnio, irritabilidad, desapego con el bebé, pérdida de apetito. El tratamiento se basa en terapia, antidepresivos y terapia hormonal.

El trastorno afectivo estacional se produce generalmente durante la estación invernal, coincidiendo con la reducción de horas de sol. Los síntomas son desesperanza y retraimiento social. Se requiere la aplicación de fototerapia, medicamentos y terapia conversacional.

Por su parte, la depresión psicótica se caracteriza por la presencia de alucinaciones o episodios psicóticos con sentimientos de desesperanza, inutilidad o culpa, fatiga constante, retraimiento social e irritabilidad. Se requiere de un tratamiento farmacológico, conjuntamente con terapias psicológicas.

Y la enfermedad maniaco depresiva o trastorno bipolar es un trastorno permanente que genera cambios cíclicos en el estado de ánimo, con altos emocionales y sentimientos de tristeza o depresión. El tratamiento incluye medicamentos estabilizantes del humor, antipsicóticos, antidepresivos y psicoterapia.