“Miramos el sol con un filtro especial para no dañar los ojos. Este filtro lo colorea de naranja, pero realmente el sol desde la tierra se ve amarillo y desde el espacio blanco porque el sol remite a todos los colores juntos. Es decir, el blanco” solo que nuestra atmósfera “solo deja pasar el color amarillo”. Aitor Acasuso enseñó el mecanismo del telescopio a los vecinos de Zalla que se acercaron a la plaza Euskadi en la primera observación de la asociación de astronomía de Enkarterri desde la pandemia. Hubo suerte y lucía un día despejado, perfecto para apreciar las manchas que, “si os fijáis tienen una zona central negra y una aureola grisácea”. Gran cantidad de ellos, niños en los que empieza a germinar la afición por acercarse al universo de una manera didáctica a la par que divertida, como pudieron comprobar.

Por culpa del coronavirus ralentizaron el ritmo, parados “relativamente porque sí que hemos impulsado actividades a través de Internet para la infancia: concursos de dibujo, crucigramas y mandar los resultados de las pruebas al correo electrónico de la asociación, sorteamos un telescopio que le tocó a un chico de Balmaseda, etc.”. Al principio, “cuando lo desconocíamos todo sobre el coronavirus no sabíamos si se transmitiría por contacto pegando el ojo al telescopio”, así que suspendieron las observaciones presenciales por precaución. La mejora de la situación sanitaria les ha permitido recuperar la normalidad.

En lo que resta de 2022 no habrá más actividades, pero para 2023 “programaremos una observación de la luna y algún planeta que se pueda ver desde aquí y nos desplazaremos a más municipios de la comarca donde igual nos conoce menos gente”. Para los colegios de Enkarterri “estamos disponibles para impartir charlas, lo hemos hecho con alumnado de quinto de Primaria desplegando un Power Point con cien imágenes, tenemos idea de seguir divulgando astronomía donde quieran que vayamos”.

En los hogares estas semanas se están rematando las cartas a Olentzero y los Reyes Magos para que les dé tiempo a hacer acopio de todos los regalos pedidos por los más pequeños. Actividades como esta pueden motivarlos a incluir un telescopio entre los encargos. Desde Betelgeuse recomiendan “que se pongan en contacto con cualquier asociación de astronomía, que van a aconsejar para empezar un telescopio que no sea de juguete como los de los centros comerciales”. Uno “básico” costaría “no menos de 250 euros”.