El 90% de la superficie afectada por los fuegos que se desataron en Balmaseda y Zalla a finales del mes de octubre ardió en apenas tres horas. El dato refleja la virulencia "excepcional" del incendio, que arrasó 498,5 hectáreas de terrenos forestales, el más devastador de los últimos 30 años en Bizkaia, según el balance que ha realizado este jueves la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi. Y pudo haber sido peor: el fuego tenía todas las papeletas para haber quemado el triple de superficie, 1.500 hectáreas.

En una comparecencia solicitada por EH Bildu y Elkarrekin Bizkaia en las Juntas Generales, la responsable foral ha señalado que aquel incendio tuvo un comportamiento "más virulento y grave" que cualquier otro fuego registrado en el territorio en los últimos años. Como consecuencia de las fuertes rachas de viento, que superaban los 120 kilómetros por hora, y la sequedad del terreno tras meses sin precipitaciones provocaron una tormenta perfecta que lo hizo "incontrolable" y que puso en jaque a los equipos de extinción por su evolución "explosiva".

La Diputación recibió desde SOS Deiak el aviso del incendio a las 10.43 horas del domingo 23 de octubre; ese día, el territorio se encontraba en alerta naranja por riesgo de incendios por las fuertes rachas de viento sur, la sequía acumulado y temperaturas superiores a los 23ºC. Vista la magnitud del incendio, se movilizó un operativo formado por 111 personas y 32 vehículos, compuesto no solo por bomberos y retenes forestales de Bizkaia, sino también por personal de los servicios de extinción del Ayuntamiento de Bilbao y Araba, y técnicos de Emergencias del Gobierno vasco, además de ambulancias y apoyo logístico de Cruz Roja y la DYA.

Las fuertes rachas del viento impidieron incluso al helicóptero de la Ertzaintza realizar un vuelo de reconocimiento para analizar la situación, por lo que no pudieron utilizarse medios aéreos en la extinción de las llamas ese primer día, pese a que se había solicitado su actuación.

El comportamiento del incendio durante esa jornada fue "extremo", ha advertido la diputada foral: los frentes tenían una longitud de llama de más de tres metros de altura y se propagaba a una velocidad superior a un kilómetro por hora. "Había zonas fuera de la capacidad de extinción", ha recordado, por lo que se ordenó el desalojo de los caseríos amenazados y las labores se centraron en aquellos frentes que permitían realizar "un trabajo seguro".

Afortunadamente, esa noche del 23 al 24 el viento amainó y, sobre las 6.00 horas del lunes, el fuego quedó estabilizado, se dio por controlado seis horas después y extinguido a las 8.00 horas del día siguiente, martes 25, aunque todavía se estuvo trabajando toda la semana para controlar su perímetro, de forma que no se reproducieran las llamas.

Pudieron arder 1.500 hectáreas

"Desde 1989 en Bizkaia no se había vivido un incidente de estas características", ha reconocido la diputada foral. Una sola cifra da una idea de la virulencia del fuego: el 90% de las casi 500 hectáreas afectadas ardieron en las primeras tres horas, y las llamas cruzaron incluso el río y el corredor del Kadagua. Y pudo ser peor: la estimación de los analistas en incendios forestales, después de estudiar este incendio, es que pudieron haber ardido 1.500 hectáreas, "en base a su intensidad, climatología, orografía y combustible".

Por ello, Antxustegi ha considerado que "a pesar de las circunstancias extremas, la resolución de la emergencia fue más que positiva, utilizando todos los recursos disponibles con un balance de superficie afectada inferior a lo que se conoce como gran incendio forestal, que serían 500 hectáreas".

Agradeciendo que "no se produjera ningún daño personal grave", solo atendidos leves por inhalación de humo y "pequeñas quemaduras", la diputada foral se ha felicitado por que el dispositivo "fue capaz de proteger la mayoría de los bienes". Por ello, ha realizado una valoración "muy positiva", desde "el punto de vista de la respuesta coordinada, la capacidad de movilización de recursos propios y periféricos, y los aspectos de seguridad en la intervención".

Respecto a las causas del incendio, que siguen en investigación junto a la Ertzaintza, Antxustegi ha confirmado que las llamas estuvieron provocadas por la rotura de una línea del tendido eléctrico y que el mantenimiento del entorno de la misma, alrededor de la cual debe existir una zona de servidumbre precisamente para alejarlas del arbolado, era "correcto".

Finalmente, ha advertido de que, pese a que lo vivido en Balmaseda y Zalla el pasado mes de octubre fue "excepcional", serán situaciones que se producirán "cada vez con más frecuencia" en el territorio como consecuencia del cambio climático.