Pasear por las calles de nuestros pueblos y ciudades es a veces una auténtica yincana donde debemos sortear todo tipo de residuos de los que los ciudadanos somos en gran parte responsables –mención a parte de las mascotas de las que debemos responsabilizarnos– y que por incivismo o desidia tiñen de una imagen de suciedad y abandono nuestro entorno urbano. Papeles, colillas, plásticos, tapones... se ven por doquier a pesar del notable aumento del reciclaje y la labor que llevan a cabo los servicios municipales de limpieza viaria a un coste más que significativo para las arcas públicas. Pues a pesar de todo hay un residuo, el chicle o la goma de mascar del zapote, que se ha convertido en una auténtica marea negra en el embaldosado de la convivencia social.

Por ello el Ayuntamiento de Ortuella ha decidido declararle la guerra al chicle en sus calles mediante la puesta en marcha de una prueba piloto iniciada esta semana en la plaza Euskaldunberri berri –antigua Sagrada Familia– que pretende combatir esta negruzca huella que afea especialmente las zonas comerciales y más transitadas del municipio. “En principio hemos contratado una empresa especializada, como las que ya funcionan en otros puntos del Estado, para hacer una prueba piloto durante un mes en las principales zonas comerciales del municipio”, avanzó el concejal de Obras y Servicios, Gonzalo Rodríguez, quien valoró en unos 3.000 euros el coste de esta experiencia que “pretende no solo acabar con un residuos pegajoso, antiestético e insalubre, pues no podemos olvidar que el chicle antes de ir al suelo ha sido masticado por alguien que le ha traspasado miles de bacterias, y que se nutre a su vez de la suciedad y los elementos contaminantes del entorno durante mucho tiempo”.

Para el Ayuntamiento esta medida contribuirá también a mejorar la imagen de las zonas más transitadas y “ayudará a reflexionar sobre el hecho de que un chicle en el suelo tarda cinco años en desaparecer y un segundo en ir a la papelera”.

El chicle

Incivismo

Piloto Los chicles son residuos difíciles de retirar con los sistemas habituales de limpieza, por lo que se ha contratado una empresa especializada en su eliminación. Por ello el Ayuntamiento estudiará incorporar este nuevo sistema de limpieza.

5 años

Un chicle tarda 5 años en desaparecer del suelo y se necesitan 7 horas para limpiar 100 m2.