El acero fue la primera opción. Un material estrechamente ligado a esta ciudad, a esta ría, a nuestra historia y raíces. Pero finalmente, fue el titanio. Porque Frank Gehry decidió componer una nueva partitura arquitectónica con 35.000 piezas de un metal que cambiaba de color en los días grises de Bilbao. Una metáfora de la transformación de la Villa. En esos días grises, de sirimiri, tan nuestros, su tonalidad se convierte en dorada.

El lugar de su emplazamiento no podía ser otro que Abandoibarra. Como si de una necesidad de volver a nacer se tratara. Un Bilbao exhausto tras la crisis de los 70 y 80 volvía a encontrarse con su ría. En esos terrenos donde el pasado industrial convirtió el esfuerzo, el trabajo y la apuesta por crecer, en una forma de vida y de desarrollo de la capital vizcaína. Hace 25 años volvimos a mirar a esa ría, a darle el protagonismo que siempre tuvo en la historia de Bilbao.

Con esa mirada nueva vino un cambio estructural de Bilbao, de los bilbaínos y bilbaínas, de nuestra convivencia entre la tradición y la vanguardia. Una simbiosis de lo nuevo y lo viejo. Del pasado y el futuro.

El Museo Guggenheim fue el inicio de una regeneración urbana y arquitectónica. Octubre de 1997 quedará marcado en el calendario como un hito simbólico de esa reinvención. Y la necesidad de avanzar, de forjar el futuro de nuevo, se extendió por toda la ciudad.

El acero entonces tomó forma en otro símbolo de la ciudad. Acero y Cristal. 8.500 toneladas de acero y 5.000 paneles de vidrio exactamente. En 2012 se inauguró Torre Iberdrola, obra del arquitecto César Pelli, y otro reflejo del ‘nuevo Bilbao’ aunque anclado a su historia.

Desde entonces, como buenos vecinos, compartimos el entusiasmo por mejorar, el compromiso de llevar el nombre de Bilbao, Bizkaia y Euskadi por el mundo, el esfuerzo por colaborar y aportar a la sociedad, a la cultura, al medio ambiente y a la economía vasca.

Iberdrola tuvo claro desde aquel 18 de octubre de 1997 que quería acompañar al Museo Guggenheim en su camino. Vecinos y amigos. Somos patronos estratégicos desde su nacimiento llevando una acción de mecenazgo que se materializa de forma muy especial en la permanente colaboración con el Museo Guggenheim Bilbao. Hemos sido testigos de grandes iniciativas y exposiciones: Eliasson, Hockney, Basquiat, Giacometti, Viola, Bacon, Neel son algunos magníficos ejemplos. Destacaría dos: El más reciente, Motion. Autos, Art, Architecture con gran éxito de visitantes, y el más cercano a nuestra propia historia, Bilbao y la pintura, un sugestivo relato de otro proceso de modernización de nuestra ciudad, el de finales del siglo XIX y comienzos del XX, contado por la impresionante nómina de artistas que surgió en su entorno en ese periodo.

Y precisamente eso, la transformación, la mirada al futuro, es lo que simbolizan el Museo Guggenheim o Torre Iberdrola. Están de aniversario ambos edificios. Aniversario de plata, uno, y toda una década, otro. En Iberdrola, seguiremos acompañando en sus éxitos al Museo Guggenheim y continuaremos llevando el nombre de esta ciudad con orgullo por el mundo. Desde la cultura y desde el compromiso con la economía verde. Zorionak, Museo Guggenheim Bilbao! l

Asesor de Presidencia de Iberdrola y miembro del Patronato y Comité Ejecutivo del Museo Guggenheim Bilbao