1837. Ermita de San Lorenzo. Astrabudua. Tomás de Ascorra y Camiruaga y Canuta de Zavala y Lartategui se unen en santo matrimonio. 2022. Parroquia de San Lorenzo. Astrabudua. Aitor Gardoki y Eider Ibáñez se convierten en aquel soldado y en aquella joven vestida de negro, ambos de Erandio, para recrear su enlace, que fue real, durante la primera Guerra Carlista. Amor frente a dolor. Besos frente a balas. Verdad y ficción. Estos son los detalles principales de un extraordinario evento organizado ayer por Trabudu Dantzari Taldea ante el calor de los erandioztarras. El grupo sociocultural escenificó una euskal ezkontza por tercera vez (2016 y 2018), aunque en esta ocasión en el contexto de la contienda entre los partidarios de Carlos de Borbón y los defensores de Isabel II.

Aitor Gardoki, en el centro de la imagen, hizo del novio, Tomás de Ascorra y Camiruaga. M. Hernández

Más de un centenar de dantzaris –tanto en activo como anteriores miembros de Trabudu– se implicaron en esta recreación que cautivó las miradas de los vecinos de Astrabudua. Todos los detalles estaban cuidados y la puesta en escena fue de una belleza para aplaudir. El acto comenzó con la salida del cortejo nupcial desde el Baserri Atxe (novio) y el Baserri Etxezarre (novia). Los contrayentes estaban acompañados por sus padres, familiares y amigos, por soldados uniformados con los colores gris y rojo, por sardineras, monjas y colegialas, panaderos, ricos indianos… y muchos más personajes de época para engrandecer esta representación, además de txistularis, para amenizar el recorrido. Por eso, los momentos antes de iniciar los actos de la euskal ezkontza fueron de nervios y trajín: los últimos retoques a los trajes, el repaso a todo lo que ha de realizarse por los distintos rincones de Astrabudua… Y bueno, el trabajo de Trabudu arranca mucho antes, primero con la investigación, ya que la asociación siempre recurre a personas que realmente se casaron en Erandio en siglos anteriores. Así que acudir a los registros y recopilar información de todas las fuentes que sea posible son los preparativos de esta boda tan singular.

Varias de las mujeres que formaron parte de la recreación M. Hernández

Tras la salida desde los caseríos, toda la comitiva se dirigió a la iglesia, donde aguardaban el cura, el alcalde y muchos más invitados. Allí se ofició la ceremonia con danzas para los recién casados incluidas. A partir de entonces, la euskal ezkontza se movió por todo el barrio: recibimiento y ofrenda a los novios por parte del grupo Kantagune en la plaza Josu Murueta, lectura de las capitulaciones y el contrato matrimonial, aurresku de honor y, por supuesto, el convite, o sea, una comida popular. Y luego, hubo más: actuación de danzas y una verbena. Y es que esta escenificación forma parte de la Euskal Astea que Trabudu lleva a cabo con más actividades para enraizar las tradiciones y la cultura vasca en la calle.

Momento en el que el cura, junto al monaguillo, casa a los novios. M. Hernández

En realidad, la idea de la euskal ezkontza nació para festejar el 40 aniversario del grupo en 2016. Fue algo muy especial y la agrupación decidió repetir dos años después. Con un par de ediciones se alzó en una cita de calado y querida en Astrabudua, pero después llegó la pandemia y... Este 2022, Trabudu ha retomado las nupcias, pero con novedades gracias el toque de la trastienda histórica de la primera Guerra Carlista. No al azar, sino porque entonces, Erandio –en aquellos tiempos más carlista que liberal– fue escenario de combates y de escaramuzas, entre los que destaca la conocida como Batalla de Lutxana, a finales de 1836. Fue en esta lucha cuando las tropas liberales consiguieron romper el sitio al que estaba sometido Bilbao por parte de los carlistas, que durante semanas la habían tenido cercada y sin comunicación. La batalla conllevó casi 6.000 bajas entre los soldados de un bando y de otro. Un episodio que recubrió la teatralización de ayer, una euskal ezkontza asombrosa.

Una monja y sus alumnas también estuvieron en la euskal ezkontza.