Se sea creyente o no, para cualquier santurtziarra el día de la Virgen del Carmen es tremendamente especial. No hay día en todo el año en el que se viva un ambiente igual en la localidad marinera y ayer Santurtzi, pese al parón forzoso de dos años, retomó su pasión por la procesión de la Virgen del Carmen y, a pesar del asfixiante calor, miles de personas se congregaron en el corazón del municipio para ver este evento que tiene una tradición centenaria en Santurtzi. A causa de las altas temperaturas. fueron menos personas las que se echaron a la calle para vivir esta procesión, pero no perdió ni un ápice de sentimiento ni de emotividad.

El municipio ya se despertó —en el caso de algunos era acostarse— con la certeza de que iba a vivir un día muy grande. Si la temperatura atmosférica fue elevada a lo largo de toda la jornada, la temperatura de la pasión de los santurtziarras fue elevándose a medida que avanzaba la jornada. El sol, implacable, no faltó a su cita, pero su presencia no ahuyentó a aquellas personas que querían ver la procesión desde un lugar privilegiado, por ello, las 2.000 botellas de agua que repartió el Ayuntamiento se hicieron muy necesarias. En los minutos previos al inicio del acto tanto los espectadores como quienes iban a formar parte de la comitiva que acompañó a la virgen estaban preparándose para el momento que llevaban esperando exactamente tres años; la salida de la Virgen del Carmen por la puerta de la iglesia de San Jorge. Sonaron las campanas del reloj de la iglesia que marcaban las seis de la tarde y, con ello, la puerta del templo se abrió y ahí se pudo ver la imagen porteada. En ese instante, comenzaron a sonar los aplausos del público y sus vítores y, a la vez, los acordes de la Banda de Música de Santurtzi. Si, cada año, mucha gente vive con muchísima emoción, en esta ocasión dicha emoción se multiplicaba por los dos años de ausencia de procesión. Emoción a raudales y felicidad desbordante era lo que se veía en los rostros de muchos espectadores. La comitiva arrancó y la imagen de la Virgen del Carmen dejó atrás tanto la iglesia de San Jorge como el ayuntamiento para, como es tradición, detenerse en el inicio del parque central, un lugar que es la prueba de cómo Santurtzi se ha construido en torno y, en ocasiones, sobre el mar. En ese punto, el dantzari Lander Campos bailó el aurresku a la virgen. Silencio casi máximo que solo lo rompían los acordes del txistu ante un público que, en algunos casos, disfrutaba del último paso a la normalidad que le restaba a Santurtzi a través de las pantallas de sus teléfonos móviles con los que hacían mil y una fotos.

Una vez finalizó el baile, el público aplaudió a rabiar y la comitiva siguió su camino hacia el puerto pesquero, lugar en el que aguardaba el barco Karmengo Amabirjina para que embarcase la virgen. Ahí, se divieron en dos los espectadores de la procesión. Unos pocos que disfrutarían en barco de la procesión marítima y la inmensa mayoría que siguió el acto mar adentro a través de la pantalla gigante instalada en el puerto. En esos momentos, tanto en el cerca de un centenar de embarcaciones que acompañaron a la virgen como en tierra firme, se vivieron situaciones curiosas, ya que muchos santurtziarras se vieron entre la pasión y la devoción. Así las cosas, algunos se las ingeniaron para ver de forma simultánea la procesión de la virgen y la regata de Liga Eusko Label de la Sotera. Esa situación muestra muchas cosas sobre cómo vive y siente Santurtzi. Las personas que vieron desde diversos barcos la procesión también son una buena representación de lo que es la localidad marinera. Había cuadrilleros y cuadrilleras, representantes municipales, miembros del clero y no podía faltar la alcaldesa, Aintzane Urkijo. “El día del Carmen siempre es una jornada muy emotiva y cargada de significado para los santurtziarras, pero este año más si cabe tras haber estado dos años sin procesión a causa de la pandemia. Lo que hemos vivido en los últimos tiempos da más valor y significado si cabe a poder reunirnos, encontrarnos y ver a todo el municipio feliz”, explicó la primera edil. Entre otras personalidades, tampoco quisieron perderse esta cita única la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui; la consejera de Gobernanza Pública y Autogobierno del Gobierno vasco, Olatz Garamendi; el diputado de Transportes, Miguel Ángel Gómez Viar, la alcaldesa de Sestao, Ainhoa Basabe y el edil jeltzale del Ayuntamiento de Portugalete, Txema Ezkerra.

Sin duda alguna, el instante más emocionante que se vive mar adentro es el homenaje y ofrenda floral en recuerdo de aquellos que el mar se llevó para no devolverlos nunca jamás. Es la parte más dura y desagradable de ser un municipio marinero. Los claveles y pétalos fueron cayendo al agua para volver a dejar patente que Santurtzi no olvida a quienes dejaron su vida en el mar. Pasado este momento tan emotivo, la comitiva deshizo sus pasos para volver a tierra. Allí aguardaba una multitud que había aguantado estoicamente el calor para ver el camino de vuelta de la Virgen del Carmen hacia la iglesia de San Jorge. La imagen volvió a su hogar y la localidad volvió a disfrutar, vibrar y emocionarse con el evento del año por excelencia en la localidad. Que nunca más haya que tardar tres años en ver al municipio emocionado y feliz disfrutando de su día más grande, una jornada que se culminó con un espectáculo de pirotecnia y la música de la Orquesta Vulcano Show.