El Ayuntamiento de Orduña prevé inaugurar a finales de este mes de julio el Columbario de la Dignidad que ha sido construido en una parcela anexa al cementerio municipal, una actuación que tiene como objetivo ofrecer un reconocimiento público y permanente a las personas fallecidas en la prisión central creada en la ciudad tras la finalización de la Guerra Civil en las instalaciones del colegio de los Padres Jesuitas. El diseño del recinto ha sido concevido como un pequeño itinerario que lleva al visitante hacia los tres pabellones donde se encuentran los gaviones de piedra que albergan los nichos para osarios.

Una de las singularidades del recorrido es que cada una de esas galerías ha sido ubicada en el espacio mirando hacia tres perspectivas del bello en enclave de Orduña: el antiguo colegio de los Josefinos cuyo edificio fue utilizado como prisión; el monte Txarlazo y el monumento a la Virgen de Orduña; y, por último, hacia el puerto de Orduña y sus escarpadas laderas. La idea ha sido crear una sensación de trinchera, flanqueado por piedra en homenaje a los caídos en la guerra, y todo el conjunto se completa con la escultura Duintasuna, del artista Iñigo Arregi, de 3,50 metros de altura y que está pensada para rendir homenaje a los represaliados por el franquismo, al tiempo que invitará a la contemplación, el reposo y el respeto. Además, todo el recinto que alberga el Columbario de la Dignidad cuenta con un fácil acceso gracias a un camino peatonal ya existente paralelo a la carretera que va hacia Vitoria y que comunica con el casco urbano de la ciudad de Orduña. Para hacer realidad este destacado proyecto, el Ayuntamiento de Orduña obtuvo una ayuda económica de de 80.000 euros procedente de Gogora, Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos.

Exhumaciones futuras

El Columbario de la Dignidad de Orduña, el primero de estas características de toda Bizkaia, cuenta con espacio para 74 nichos para osarios y tal y como anunció la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en una visita realizada el pasado mes de abril a la zona “albergará los 14 cadáveres ya exhumados en el cementerio y que corresponden con víctimas de una política penitenciaria brutal y diseñada expresamente para las personas que perdieron la guerra”.

Y es que, tras investigaciones realizadas en los últimos años, quedó constatado que los fallecidos en la prisión central, en funcionamiento en Orduña entre 1936 y 1941, fueron enterrados en el camposanto municipal y, para confirmar esa cruda realidad, el Consistorio impulsó en 2014 una exhumación por parte de un equipo de expertos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en el pasillo situado a la derecha del acceso del cementerio. Allí fueron localizadas dos hileras de 7 sepulturas cada una de ellas y, en total, 14 cuerpos. El grupo de trabajo, liderado por el antropólogo forense Francisco Etxebarria y la doctora en Historia Lourdes Herrasti, presentó después un detallado informe sobre esas labores en el que también hicieron hincapié en la posibilidad de que existan más enterramientos similares bajo el suelo de las parcelas donde se levantaron nichos en esa misma zona derecha del camposanto.

Ahora, ocho años después, el Consistorio local ha procedido a la eliminación de 96 nichos de ese espacio (del número 310 al número 405) y al traslado de los restos mortales que contenían a unas nuevas cavidades, de cara a poder llevar a cabo un segundo proceso de exhumación de los huesos de presos que pueden encontrarse bajo esas estructuras del cementerio municipal. La institución local ha recibido una subvención de 25.000 euros por parte de la Federación Española de Municipios y Provincias para estas últimas acciones que no serían posible “sin la colaboración y empatía de las familias de Orduña que ha permitido el traslado de los restos de sus familiares”, agradecen desde el Ayuntamiento.