La festividad de San Juan va ligada a numerosas creencias y ritos, algunos de ellos relacionados con la importancia que dieron muchas culturas ancestrales al solsticio de verano, es decir, el día más largo del año y en donde la relevancia de la luz se representa a través del fuego purificador o protector. Otros elementos están también muy presentes como los relacionados con la madre naturaleza: plantas, bosques, siembras... De hecho, aún es costumbre llevar a la iglesia en la mañana de San Juan a bendecir ramilletes de hierbas y flores que luego se guardan todo el año en casa para, por ejemplo, echar un poco al tejado o al fuego cuando en días de fuertes tormentas y truenos evitar, así, que los rayos caigan en las casas.Además, el árbol o la planta de San Juan es junto al fuego y el agua, uno de los tres símbolos de la jornada. Está aún muy presente en zonas rurales como las poblaciones de la comarca de Arratia donde aún se ponen durante la mañana del 24 de junio ramas de lizar, haretx o elorri junto a las puertas y ventanas, a veces con pequeñas cruces incrustadas en el tronco, con el objetivo de proteger el hogar.

Y Juan Manuel Etxebarria -natural de Zeberio, Doctor en Filología Vasca, miembro del grupo Etniker-Bizkaia de Etnografía de José Miguel de Barandiaran y gran estudioso de los mitos, leyendas y costumbres ancestrales de la zona de Gorbeialdea- es bien conocedor de la costumbre que aún se lleva a cabo, de subir al monte Gorbeia muy de madrugada “para ver salir el sol el día San Juan, y luego mojar los pies en el rocío y volver a casa”.

San Joan haretxa en la cruz

Y algunos de estos ritos se funden en el gesto que realiza cada 24 de junio el zeanuriztarra José Luis Etxebarria Atxondo. Jubilado ya desde hace años, pero propietario de un rebaño de ovejas que guía y cuida en las faldas de Gorbeia, todas las mañanas de esta simbólica festividad parte con las primeras luces del alba desde su Zeanuri natal hasta la cumbre más alta de Bizkaia, a 1.482 metros sobre el nivel de mar, para colocar un ramillete del árbol de San Juan en la misma cruz.

Ni la cerrada niebla que hubo ayer en la cima ni la climatología desapacible de esa noche con las fuertes tormentas que cayeron impidieron que el querido pastor y cantante cumpliera, una vez más, con la tradición. “Si la pandemia no pudo otros años con esta costumbre, la niebla no iba a ser un problema”, afirmó con satisfacción tras depositar el simbólico elemento sobre una de las patas de la Cruz de Gorbeia. Y lo deja siempre bien posicionado, en el lugar adecuado, conocedor de lo que puede ocurrir de no ser así. “Siempre árbol de San Juan bastante alto en la cruz para evitar que el ganado se lo coma”, explica.

Y tras hacerse las fotos de rigor para inmortalizar y dejar constancia de su simbólico acto y mantener así vivo el recuerdo de casa enS una de sus ofrendas, Jose Luis Etxebarria inició el camino de regreso a su pueblo para almorzar un buen y merecido desayuno, antes de asistir a la misa en la ermita de San Juan, en Altzua, en las faldas del monte Gorbeia. Uno de los párrocos de Arratia, Jose Mari Kortazar, se ha referido a una de las frases del filósofo, escritor y periodista británico Gilbert Keith Chesterton para reconocer la bonita acción que repite cada 24 de junio el vecino del valle. “Los ricos viven de las modas, las tradiciones las mantienen la gente sencilla” y con mucha humildad no dudó en agradecer, una vez más, el gesto de Atxondo”.