Comenzaron con toda la ilusión del mundo en la década de los sesenta, pero con medios y recursos precarios. Hoy, sesenta años después, la asociación Gorabide es todo un referente en la atención a las personas con diversidad cognitiva, intelectual y funcional. Cuenta con muchos más recursos que antaño y un nivel de profesionalización admirable. Agustín, uno de sus trabajadores más veteranos, aún recuerda cómo en la década de los ochenta hacían viajes en furgoneta con más de 10 personas a bordo. Amaia, que apenas lleva tres años en la asociación, se queda con los pequeños momentos que vive, día a día, atendiendo las necesidades de los usuarios.

Dentro de los actos celebrados en el marco del sexagésimo aniversario de la asociación, Gorabide organizó este martes, 7 de junio, un diálogo entre tres trabajadores de la organización que reflexionaron sobre el pasado, el presente y el futuro de Gorabide. Estuvo moderado por Garbiñe Egia, una mujer usuaria de la asociación.

TRABAJADORES IMPLICADOS

La primera, y obligada, pregunta ha hecho que reflexionen sobre por qué han decidido vincularse a la asociación en diferentes puntos de sus sesenta años de historia. Agustín García, profesional de atención directa, ha afirmado que trabaja en la organización porque "tenía ganas de ser útil". Primero como voluntario y más adelante como profesional, Agustín lleva tres décadas - desde los años ochenta - dedicándose al mundo de la discapacidad intelectual. "Siento mucho orgullo de pertenecer a una asociación cuyo trabajo con las personas con discapacidad intelectual valoro", ha afirmado.

Leire Ibánez es coordinadora de la asociación. No lleva tantos años trabajando en Gorabide como Agustín, pero la profesional coincide con él. Ella también se siente orgullosa de la asociación y de su trabajo. También dice sentirse identificada "con lo que Gorabide persigue", el trabajo para mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. Leire comenzó a trabajar en la organización en 2008, y siente mucha satisfacción por "trabajar por y para las personas".

Amaia Martínez, la última de las ponentes, es también la menos veterana. Lleva trabajando en Gorabide como profesional en áreas de apoyo desde el año 2019. A pesar de no estar en contacto directo con usuarios, siente el mismo orgullo que sus compañeros. "Me siento bien. Estoy a gusto en la asociación". Además de trabajar en áreas de apoyo, atendiendo a las familias, entre otras cosas, también ejerce de voluntaria. "Compartir momentos es algo intangible, pero me hace sentir bien".

SEIS DÉCADAS DE EVOLUCIÓN

Seis décadas es mucho tiempo. Concretamente, 525.600 horas. En todos estos años, la manera en la Gorabide ha abordado los problemas y las necesidades de las personas con discapacidad intelectual ha cambiado. Y mucho. Agustín, el más veterano de los trabajadores hoy presentes, reconocía, entre risas, que las cosas en la década de los ochenta, el momento en el que él comenzó a trabajar en la asociación, eran muy diferentes. "Era todo más romántico, sí, pero también más precario. Éramos un poco inconscientes". Agustín guarda en su memoria miles de anécdotas. Por ejemplo, una vez organizaron un viaje a la playa con muchos usuarios. El problema es que iban más de diez personas en una pequeña furgoneta. Ahora, la asociación cuenta con muchos más recursos que hace cuatro décadas.

Leire reconoce que desde que comenzó a ejercer su trabajo en Gorabide hace ya 14 años, el cambio no ha sido "tan chocante" como el que describe Agustín. "Aún así, al mirar hacia atrás, ves atisbos", añade Leire. También considera que cada profesional, "con su pequeña experiencia acumulada", va generando cambios. Siguiendo este hilo, Amaia continúo exponiendo que todos estos cambios han resultado en una Gorabide profesionalizada, menos romántica, pero más efectiva. "Hoy en día damos mucha importancia a la persona usuaria, casi desde el mismo momento en el que entra por la puerta".

LA PCP: LAS PERSONAS, EN EL CENTRO

La implantación de la PCP, (Planificación Centrada en la Persona), condensa todos los cambios más significativos que se han producido en la asociación. Este sistema es una nueva manera de abordar la atención a las personas con discapacidad, centrado en las preferencias, las necesidades y los valores de las propias personas. Así lo explicó Miguel Ángel Verdugo, director del Instituto Universitario de Integración a la comunidad y del Servicio de Información sobre Discapacidad del Ministerio de Sanidad. El profesor, un referente internacional en el ámbito de la discapacidad intelectual, participó en el acto con la ponencia "Implicaciones prácticas de la nueva definición de la discapacidad intelectual", en la que trató este tema y destacó la importancia de una mayor presencia de las personas usuarias en los planes de actuación que se diseñan para ellas.

El protagonismo de las personas usuarias es, precisamente, una de las señas de identidad de la asociación.

Hace algunos años, esto no era así. Agustín comentó que, en este sentido, se han producido muchos cambios. "Ha cambiado prácticamente todo. Hoy trabajamos con un montón de conceptos, como la autonomía, el respeto o el empoderamiento, que en los ochenta no se conocían", reconoce Agustín. También afirma que hacían su labor teniendo en cuenta a las personas, pero sin atender muchas cuestiones a las que hoy prestan especial atención. En cuanto a los servicios, el trabajador destaca que hoy son "más y mejores".

Leire, al igual que su compañero, destaca que han ido cambiando la manera en la que se aproximan a las personas usuarias de sus servicios. Hace especial hincapié en que ha habido una evolución, un tránsito desde lo meramente asistencial, a lo relacional. "Los trabajadores vamos entendiendo que nuestra labor es facilitar el contexto", afirma. En este sentido, hoy en día, su labor se centra en el equilibrio entre cuáles son las necesidades que el usuario demanda y las medidas o planes que los trabajadores consideran que les podrían funcionar. Así las cosas, se termina generando un diálogo constante entre ambas partes.

Garbiñe, la usuaria de Gorabide que moderó la conversación, destacó que la PCP ha sido muy beneficiosa para ella. "Me ha ayudado a irme sola de viaje, a tener más relación con mi sobrino Koldo y a saber llevar mi dinero", destaca Garbiñe. A través de esta nueva manera de entender la atención a las personas discapacitadas, éstas logran un mayor de autonomía personal.

Leire también destacó que la PCP les ayuda a no perder el rumbo y recordar qué es lo verdaderamente importante. "Es una herramienta que nos permite ayudaros de una mejor manera", señala a Garbiñe.

La mesa continúo con la siguiente pregunta: "¿Qué os aporta trabajar en Garbide?, dijo Garbiñe. Todos ellos coincidieron en que lo aprendido en la asociación es muy valioso. "Me ha ayudado mucho, incluso como persona", respondió Agustín. Leire añadió que, a su juicio, hay una parte egoísta en esa pregunta. "Independientemente de la complejidad que trae consigo trabajar con personas, con la vida de la gente, aprendemos mucho", señaló. "Nos llevamos más de lo que damos", añadió.

FUTURO ESPERANZADOR

Ninguno sabe con exactitud qué es lo que el futuro va a deparar a la asociación. Agustín prevé que las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial "incidirán a medio o a largo plazo en Garabide", y espera que, de ser así, ésto no afecte al vínculo entre los profesionales y los usuarios. Leire, por su parte, espera que sean ellos, los usuarios, quienes vayan marcando cuál es el rumbo que debe seguir la asociación. Amaia, como Agustín, no sabe muy bien qué es lo que ocurrirá, pero está segura de que la esencia de la organización "seguirá estando ahí", prevalecerá al paso del tiempo.

Con esta frase terminó el diálogo entre los ponentes. Los aplausos de los asistentes rompieron con el breve silencio que se hizo tras las últimas palabras de Amaia y, finalmente, se homenajeó a 25 de los trabajadores que, como Garabide, cumplen 60 años. La persona que representó a todos ellos fue Arrate Urizarbarrena, trabajadora social nacida en 1962 y que lleva trabajando en Garabide desde el año 1986. Arrate no pudo evitar fundirse en un emotivo abrazo con Garbiñe, a la que conoce desde hace años. Esta es la esencia de Garabide a la que se refería Amaia. El cariño entre usuarios y trabajadores, el trabajo en equipo y el respeto mutuo.