Cada día, unos 8.000 vehículos circulan por este Alto de Trabakua que conecta los mundos de Lea Artibai y Durangaldea. Y casi cada día había algún accidente o algún susto sobre el asfalto debido, principalmente, a la velocidad inadecuada por un trazado especialmente complicado. El nuevo radar de tramo operativo desde hoy sobre un tramo de 2,8 kilómetros pretende concienciar a las personas conductoras del riesgo evidente de pisar el acelerador cuando las curvas y los cruces se suceden a derecha e izquierda.

Cuatro accidentes mortales en siete años y un carrusel de otros no tan graves dan buena cuenta de ello. Con esta nueva medida de seguridad vial, la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco confía en poder calmar las conductas peligrosas al volante.

De hecho, la propia directora de Tráfico del Ejecutivo vasco, Sonia Díaz de Corcuera, reconocía que bastó la instalación de las cuatro cámaras infrarrojas para que los automovilistas redujeran su velocidad. “Como los conductores no sabían si estaba o no funcionando reducían la velocidad. Y así lo demuestran las estadísticas: Trabakua no es un punto donde ahora se estén dando muchos accidentes en Bizkaia, como si ha ocurrido anteriormente”, explicaba en declaraciones a Onda Vasca.

Eso no signifique que este radar de tramo -el primero de estas características en toda la red viaria vasca- no vaya a sancionar a quienes sobrepasen los 60 kilómetros por hora en esos 2,8 kilómetros. Esa es la velocidad máxima fijada para cubrir los casi tres kilómetros supervisadas por ese sistema inteligente de control. Aquel vehículo que circule por encima de 59 kilómetros por hora será multado. Aunque no es ese el objetivo de esta medida.

La instalación de este radar de tramo fue solicitada la Diputación Foral de Bizkaia -titular de la carretera- para tratar de frenar en seco los choques, colisiones y accidentes que se sucedían. Ni siquiera las obras que se acometieron en la zona fueron suficiente estímulo para bajar el pistón y algunos conductores seguían pisando el acelerador, poniendo riesgo sus vidas y las del resto de personas con las que compartían carretera. La solución final para garantizar una circulación calmada y segura ha sido instalar este radar de tramo.

No tiene nada que ver con el afán recaudatorio que algunos dicen, sino el efecto disuasorio y de recordar al usuario de esa carretera que es peligroso superar esa velocidad. Ir por debajo de 60 kilómetros por hora en ese tramo ofrece seguridad y ese es nuestro objetivo: reducir la accidentalidad. Y no olvidemos que la velocidad es uno de los factores concurrentes que aparece en entre el 70% 75% de los accidentes con resultado de persona fallecida o lesionada grave”, apostillaba Díaz de Corcuera.