Zalla sacia la sed de ferias acumulada con txakoli local
Lo recaudado en el Ardo Eguna se donará a un proyecto municipal de la juventud en Gambia
Este fin de semana plagado de eventos en Enkarterri culminó ayer con la segunda jornada del mercado medieval de Balmaseda, festividades de San Isidro en Karrantza y Zalla y el Ardo Eguna, también en este último municipio. La trigésima edición del encuentro de los productores locales congregó en la plaza Euskadi a catorce elaboradores que sirvieron alrededor de 600 litros de txakoli y vino en las copas a tres euros la unidad con su dibujo conmemorativo que, a lo largo de estas tres décadas, se han convertido casi en objetos de coleccionista para muchos vecinos que las han ido guardando. La recaudación obtenida se donará al proyecto municipal de cooperación de la juventud con la ONG Sunu Buga Buga en la ciudad de Bijilo, Gambia.
En los comienzos, “veían que aquí había cantidad de pequeños productores y para que no se perdiera” la tradición vinícola de Zalla “decidieron organizar” el evento. Con el paso de los años, “algunos nos hemos profesionalizado y otros continúan” cuidando las viñas para consumo propio, explicó Alfredo Eguia, hijo de Serafín Eguia, uno de los impulsores del Ardo Eguna. Feliz por haber podido retornar a este “clásico” acudió con “cuatro cajas de doce botellas” cada una de su sello Eguia Enea. Servirlas a los vecinos significaba de alguna manera “levantar el vuelo poco a poco” después de la prueba de la pandemia.
¿Txakoli o vino?
El nombre de Ardo Eguna es objeto de debate en Zalla. Para Alfredo Eguia, obedece a “aspectos legales, porque el txakoli solo se refiere a los encuadrados dentro de la Denominación de Origen” y al fin y al cabo “todos los txakolis son tipos de vino”. José Andrés Otxoa, uno de los productores que ha participado desde el principio, reivindicó calificarlo como Txakoli Eguna como se hizo inicialmente porque “en Zalla comenzamos a organizarlo primero y solo buscamos darlo a conocer a la gente, ya que se bebe gratis” al pagar solo por comprar la copa. En los años noventa “una cuadrilla del pueblo convocó un concurso de txakolineros que más tarde desapareció para dejar paso al formato tal y como lo conocemos hoy”.
El reencuentro ya representaba un motivo de alegría suficiente para brindar. “Echábamos en falta este ambiente y ahora que ha vuelto no hay que perder comba”, comentó José María Aldasoro. Durante el confinamiento los que pudieron sacar adelante la cosecha repartieron el excedente “entre familia y amigos”, aunque las “heladas y las tormentas de granizo dieron como resultado una añada de 2021 “un tanto mala”.
Tirar uva en pandemia
José Domingo Txabarri, uno de los productores de Zalla adscritos a la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, se vio obligado a “tirar uva” en las fases más crudas de la lucha contra el coronavirus porque con las restricciones geográficas y en la hostelería y sin fiestas “no se podía vender”.
Actualmente está funcionando “como nunca”, pero paradójicamente, “no habíamos convivido con tanta incertidumbre” con respecto al futuro de un negocio con cerca de treinta años de andadura. Todo debido a que “puede que en un mes me encuentre sin botellas”. Están subiendo de precio “alrededor de un 0,25%, el cartón un 20%, hemos pasado un mes sin cápsulas y desconocemos lo que puede ocurrir”, pero en cualquier caso “el consumidor está soportando el problema”.
Dentro de las continuas pruebas Txakoli Txabarri celebra el haber recibido el galardón Bacchus de oro por su Txakoli Txabarri Extra. Se presentaron al certamen 1.747 referencias de 17 países del mundo y este se une a los “cuatro Bacchus de plata por el blanco y otro de oro, además de un plata por un tinto beltza”.
En los puestos no faltó el condimento de chorizo, morcilla, queso o pimientos de la comarca en platos que inmediatamente se reponían cuando se agotaban las existencias. De ello se encargó la cuadrilla que habitualmente se mete entre fogones en la misma plaza Euskadi para colaborar con el Ardo Eguna. “Somos casi siempre los mismos”, contaron, desde que “Serafín Eguia inició la jornada, que antaño se celebraba el 1 de mayo”. Un grupo “variopinto”, constituido por vecinos que se juntan para subir al monte y otros que comparten txoko. Con sus delantales preparados para la faena, se acercaron a la plaza “a las 9.00”, tres horas y media antes de que el programa arrancara oficialmente, con “veinte kilos de chorizo, treinta de morcilla, pimientos y queso”.
Hablando de queso, por primera vez se acercó al Ardo Eguna Ángel Fernández, de Quesos de Karrantza, cuida en el valle a “700 ovejas cara rubia y cara negra carranzanas”. Ayer la familia hizo doblete, puesto que “mi hermana se ha quedado en la feria de San Isidro” de su municipio. “Solemos acudir a todas las ferias de Enkarterri: Sopuerta, Turtzioz, Zalla... Buena señal que nos coincidan varias a la vez” después de verse privados de ellas casi dos años por la emergencia sanitaria.
También confía en recuperar la normalidad el voluntariado juvenil de Zalla que colabora con el proyecto de cooperación en Gambia. Antes del coronavirus volaban a África para compartir unas semanas en la localidad de Bijilo comprobando de primera mano cómo el trabajo desde Zalla puede mejorar la vida de las personas. De momento, esa posibilidad permanece en el aire, aunque “confiamos en que pueda concretarse”, afirmó Ana Isabel Morante, que colabora con Sunu Buga Buga y vendió artesanía típica del país para contribuir a las acciones que están en marcha, como un colegio para 160 niños y niñas, desayunos para la infancia o un centro comunitario para las familias de la comunidad y un botiquín de atención diaria y servicio médico y de enfermería sin coste para los pacientes
La getxotarra Verónica Hormaechea fundó la organización tras enamorarse de Gambia en un viaje y “conmovida por uno de los índices de desarrollo humano más bajos del planeta”. l
“Retomar este día clásico supone levantar el vuelo poco a poco tras ?el coronavirus”
Txakolinero
“Vendemos como ?nunca, pero no sé si en un mes nos quedaremos sin botellas”
Txakolinero