El empresario vizcaino Tato Zubikarai estaba en una web de acogida de ucranianos cuando pensó que podía viajar a la frontera junto a su hija de ocho años. El viaje tenía un doble objetivo; por un lado mostrar a su hija que la vida es muy dura y por el otro, ayudar a ucranianos que quisieran salir del país: "Quería que mi hija aprendiese que la realidad no es solo Youtube y TikTok, que es mucho más dura. Hay mucho más que estar todo el día colgado del movil", apunta Tato.

Pero lo que comenzó con un lección de vida para su hija ha terminado convirtiéndose en una caravana humanitaria para Ucrania formada por 12 vehículos y 24 personas y que cuentan, entre otros, con el apoyo de la Fundación Lions Clubs International. "Le comenté la idea a un amigo, y este a su vez lo hizo a una pareja de recién casados que también querían colaborar ayudando al pueblo ucraniano. Y así poco a poco se fueron sumando más personas... hasta llegar a esto. El tema se nos ha ido de las manos y se ha terminado convirtiendo en un convoy humanitario", ha confesado Tato, nervioso, minutos antes de partir hacia la frontera con Ucrania.

Tienen previsto llegar a su destino el viernes por la mañana y, según han explicado, la idea es parar lo justo para recorrer la distancia que separa Bilbao de Ucrania en el menor tiempo posible. "La idea es regresar el domingo", ha añadido.

EMOCION Y NERVIOS

La emoción y los nervios se sentían en el ambiente. Amigos, familiares y conocidos de las personas que se han sumado a esta caravana se han dado cita en la explanada de San Mamés donde han aprovechado para comer y reponer fuerzas para hacer frente a lo que han denominado como un "duro camino". "Vamos con muchas ganas", han dicho. Han partido cargados de médicinas, productos de aseo, comida y 480 sacos de dormir para cobijarse de las gélidas temperaturas en los campos de refugiados. "El sindicato de la Ertzaintza ESAN nos han donado 400 sacos; nosotros teníamos 80", ha concretado. "Lo están pasando muy mal, tienen que soportar el frío y por si fuera poco no tienen comida porque el precio de los alimentos se ha multiplicado".

En una semana han conseguido dar forma a esta aventura cuyo costes lo van a asumir gracias al apoyo de conocidos, amigos y de donaciones realizadas a través de Lions Club Bilbao. "Los amigos, los conocidos nos han ayudado para que esto hoy sea posible. En un tiempo récord hemos logrado recabar todo lo suficiente para salir rumbo a Ucrania".

En el grupo viaja la psicóloga Ana Heres, cuya labor va a ser fundamental en el momento que este convoy humanitario recoja a las 57 personas que viajarán de vuelta a Bilbao. "Todos tienen casa de acogida. No todos se van a quedar en Bilbao, algunos van a Sevilla, a Barcelona, o Santiago. Nosotros les vamos a pagar los billetes desde Bilbao a su destino final". Según ha explicado la psicóloga, el viaje de ida se presenta con muchas ganas y fuerza. "Es un grupo de gente maravillosa, dispuesta a ayudar, con mucha energía y muy coordinada con las ONG que trabajan allí". Heres ha comentado que el regreso, con las 57 personas será más complicado, por la carga y el desgaste que tendrán esas personas. "Lo primero que vamos a intentar es mostrarles calma, intentar que no se preocupen y ofrecerles la mayor tranquilidad y confianza". La psicóloga es consciente de que son personas que huyen de una guerra y que por lo tanto están viviendo un drama. "Las últimas semanas solo han vivido una incertidumbre. La guerra les ha obligado a abandonar sus casas, sus familias y marcharse... eso inevitablemente te marca. Por eso una vez allí, tendrán que analizar la situación personal de cada una de ellas, algunas muy mayores, y también madres con menores a su cargo", ha comentado la profesional. El objetivo, ha relatado Ana, es que esas 57 personas realicen el viaje de regreso con el menor estrés posible.

Mientras, la hija de Tato aunque no viaja en este convoy le ha deseado a su aita mucha suerte y le ha regalado un cálido abrazo. "El viaje se ha convertido en una aventura de adultos", ha dicho Tato. "Esta mañana antes de salir de casa me ha dado un abrazo y me ha deseado suerte". Sin duda, se la merecen.