Las colas ante los establecimientos derivadas de las limitaciones de aforo decretadas para hacer la compra en tiempos de coronavirus pueden encender la creatividad. Le ha sucedido a Gorka Belasko. El zallarra, que da clase en el instituto Beurko de Barakaldo, expone 68 de los dibujos que ha trazado sobre cuatro comercios locales: carnicería Juantxu, pescadería Ulanga, Enkarfruta y La despensa de Josu.

Durante las clases telemáticas se propuso probar a su alumnado “que se pueden plasmar objetos de la vida cotidiana” frente a la falta de creatividad que achacaban al encierro. Gorka “siempre” va con papel a cuestas. Colorea “con diferentes tipos de rotuladores, con lo que no hay margen a equivocarse y tampoco retoque posible” y acuarelas de tamaño bolsillo que le caben en el pantalón. Así, las composiciones cobran dinamismo “de manera rápida y asequible”. Las obras seleccionadas han sido “escaneadas en un formato rígido para que puedan acoplarse al cristal” de las tiendas.

Aunque no ha habido inauguración propiamente dicha “sí que me gustaría llevar a cabo un acto de despedida cuando se pueda” para acercar la muestra a la ciudadanía. Exponer en la calle ofrece la ventaja de que en teoría en la calle se reduce el riesgo de contagios por covid-19 y, “al estar disperso”, a la gente le cuesta más detenerse en todas las láminas.

La mirada a los comercios “es una de mis líneas de trabajo”. Integrante de un grupo de personas que se reúnen periódicamente para dibujar al aire libre, ni siquiera la pandemia les frenó en la última convocatoria, el 25 de abril. En lugar de la salida prevista al municipio de Bastida pintaron desde casa animados por Gorka, a quien le hubiera correspondido coordinar la logística de haberse concretado la excursión. “Nos parece una forma de aprender, de hablar de perspectivas, colores o claroscuros y, al mismo tiempo, es un mecanismo muy ágil que facilita la participación”. El #Biruscrawl -haciendo un juego con la expresión Sketchcrawl que denomina este tipo de actividades- obtuvo una notable repercusión en redes sociales entre personas pertenecientes al circuito artístico. El 25 de julio sigue marcado en el calendario otro encuentro en Ataun, “pero todavía no sabemos si se va a poder llevar a cabo, dependerá de la evolución sanitaria”.

Gorka Belasko también está documentando en sus dibujos las concentraciones que acoge la plaza Euskadi de Zalla para que se investigue lo ocurrido en el vertedero de Zaldibar y no cese la búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos entre los residuos desde febrero: Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, vecino de la localidad encartada. “Me gustaría cerrar esta crónica gráfica, porque significaría que los han encontrado”, reconoce.

Con el fin de las limitaciones de movilidad y la progresiva reapertura de servicios las estampas que capta han variado. El kiosco de prensa más poblado que hace tres meses y las terrazas repletas de vecinos que desean vivir el verano con algo de normalidad protagonizan las páginas más recientes de su cuaderno que pervivirá como testimonio de la epidemia.

Entre tanto, Gorka Belasko se mantiene al tanto de los progresos de los estudiantes bajo su tutela académica, inmersos en los preparativos de la prueba de acceso a la universidad. “Como grupo son excepcionales, lo que estamos viviendo desde marzo se les tiene que hacer duro. Me daría rabia que por esto chavales que se lo merecen, que lo están haciendo bien se vean perjudicados con consecuencias que pueden ser a largo plazo”. Con todo, “confío en ellos porque sé que están preparados”. Y siempre podrán descargar la tensión abriendo el cuaderno para dibujar.

“Quería mostrar a mi alumnado que se puede plasmar la vida cotidiana”

“Siempre voy con el cuaderno, rotuladores y acuarelas a cuestas”

Dibujante y profesor