Considerados esenciales, los baserritarras siguen, pese a la crisis del coronavirus, al pie del cañón en sus explotaciones. Sus efectos también se hacen notar en el agro vizcaino, pese a que, como indica Asier Madariaga, "no es una época de máxima producción. Si llega a pillarnos en pleno julio, por ejemplo, habría sido un caos". Madariaga dirige, junto con sus padres Vitoriano y Garbiñe, la empresa hortofrutícola de carácter familiar Kiwilur, con una trayectoria de treinta años dedicada al cultivo de hortalizas y fruta.

Los distintos decretos que han regulado la actividad económica dentro del estado de alarma permite a las explotaciones agrícolas y ganaderas continuar con su trabajo, al considerarlas esenciales, "para poder surtir los mercados y abastecer a los ciudadanos". Madariaga dibuja una radiografía del sector para explicar los distintos grados de afección del coronavirus en las explotaciones vizcainas. "Está el pequeño caserío, que ganan para el día a día; las empresas que tenemos una producción media, y las grandes productores", enumera. Kiwilur comercializa sus productos a través de la cooperativa Garaia, "que es la que se encarga de repartir a las grandes superficies. Tal y como lo tengo yo organizado, no me ha afectado".

Con todo, afirma que esta crisis "nos ha pillado en una buena época para la agricultura". ¿Cómo es posible? "La gente está haciendo una economía de subsistencia: compra lo justo, porque está en casa y hay miedo a lo que puede venir luego. Todo está ralentizado: no hay restaurantes, no hay escuelas... Esto nos llega a pasar en julio, que estamos en plena producción de pimientos, de guindilla, de tomate... Habría sido el caos, porque no habríamos tenido salida para los productos en el mercado. Y son productos que no puedes tener unos días en la cámara".

En su explotación acaban de terminar la comercialización de productos de invierno, como acelga y lechuga, "que se vendió bien, sin problema". Y estos días han comenzando la siembra de los tomates, pimientos o calabacines. "Las ventas han caído; pero como las producciones son menores, lo que estamos produciendo en Euskadi lo estamos vendiendo bien".

En el trabajo del día a día, tanto él como sus padres se limitan a mantener las distancias de seguridad, "porque no estamos cosechando nada. Guantes ya utilizamos todos los días". Sí tomaron medidas especiales hasta la semana pasada, cuando estaban terminando de recoger y comercializar las hortalizas y verduras de invierno, "usando también mascarillas aunque luego el producto se limpie". La familia intensificó, además, la limpieza de la maquinarias, como el remolque, "limpiándolo con lejía como medida excepcional. Pero son cosas que siempre están limpias".