El confinamiento le sirve a Rafael Gardeazabal para retomar un antiguo hobby y para recuperar hábitos que no compartía con sus hijos desde hacía tiempo. “Llevábamos tiempo sin sentarnos juntos los cuatro en una mesa y ahora, con esto del aislamiento, lo estamos haciendo”, cuenta. Gardeazabal intenta llevar la situación de la mejor manera, pero para este comerciante hasta la médula es inevitable no pensar en las consecuencias que provocará esta alerta sanitaria en la economía vasca en general, y en el sector comercial, en particular.

¿Cómo lo lleva?

—No me puedo quejar porque de salud estamos en casa todos bien, pero viendo el panorama general y lo que nos va a caer... no voy a negar que estoy preocupado.

¿Imagino que desde Bilbao Dendak mantienen la atención a sus socios?

—Por supuesto. El confinamiento no me quita de estar ahí, al pie del cañón y es que ahora toca hacer muy de psicólogos y de intentar prestar apoyo moral. Porque el apoyo efectivo ahora es complicado, porque no tenemos medios.

En esta situación el apoyo psicológico es muy importante, ¿no?

—Es fundamental. Aunque sea complicado, debemos ser fuertes, tirar para delante y pensar en superar todo esto día a día.

¿Le ha tocado salir de casa alguna vez estos días?

—Sí, sobre todo, por las mañanas. He tenido varias reuniones y también he pasado por la tienda.

¿Y cómo ve la ciudad?

Uf, da pena. Es mucho mejor quedarse en casa y no ver las calles vacías, los restaurantes y el comercio con la persiana echada.

Es triste.

—He ido al estanco de El Corte Inglés y ver todo apagado, con solo unas luces del pasillo encendidas... Parecía el fin del mundo.

¿Cómo desconecta de todo lo que rodea al coronavirus?

—Haciendo puzles.

¡Vaya!

—He subido al trastero y he recuperado un montón de puzles que nos habíamos regalado mi mujer y yo cuando no teníamos hijos. Llevaba tiempo sin hacer uno.

¿De muchas piezas?

—El que estoy haciendo ahora es de 500, pero tengo uno que es el mapa del mundo con 10.000.

¡Bueno!, ya tiene para todo el confinamiento.

—Espero que sí. Esa afición me ayuda a evadirme, me sirve de terapia. Es un momento de tranquilidad que me hace mucho bien. Pongo música y me concentro en una cosa que es ajena a todo lo que hago habitualmente. No sabes cómo me esta ayudando.

¿Evadirse es clave?

—Es necesario. Como nos dejemos llevar por todas las informaciones que nos llegan a lo largo del día...

... Muchas de ellas falsas.

—Muchas. Debemos hacer todos un ejercicio e ir a las fuentes oficiales.

Usted es muy andarín. ¿Cómo lo hace ahora?

—Pues si no queremos salir rodando cuando acabe todo esto, no tendremos más remedio que hacer algo de ejercicio, así que hemos bajado del trastero una bicicleta estática.

Parece que ha pasado mucho tiempo, pero...

—... La realidad es que aún nos queda mucho más. Hay que ser optimistas.

Llegará...

—¡¡Claro!!! y ese día nos pondremos guapos y guapas para disfrutar de las calles, de la gente. Ese día y los siguientes todos juntos tendremos que apoyar al comercio de barrio, al bar de toda la vida. Eso será la clave para superar las consecuencias.

“Es mejor quedarse en casa y no ver las calles vacías, los restaurantes y el comercio con la persiana echada”

“No queremos salir rodando cuando acabe todo esto, así que hemos bajado del trastero la bicicleta estática”