Convivir con los vecinos durante el confinamiento por coronavirus
Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Bizkaia comunidades de vecinos
Pablo Abascal, presidente del colegio al que están adscritos 586 profesionales, razona la suspensión al decir que “no sé qué cosa puede haber más urgente ahora que el hecho de que no se propague el virus”. Olatz Etxano, una de los dos socios de Orain Finkak, en Galdakao, especifica que “afortunadamente este mes de marzo es de los más flojos en cuanto a reuniones tras las celebradas en enero y febrero al cerrarse el año natural”. Etxano relata que la suspensión de reuniones vecinales ha supuesto que “se retrase solucionar problemas de humedad en viviendas o de cambios de tejados”.
Y no hay otra opción que reuniones presenciales para tomar decisiones en común. Son pocos los encuentros virtuales. Abascal desvela que en Alicante “un compañero ha efectuado una junta por videoconferencia entre los presidentes de ocho comunidades de vecinos por un tema de calderas, pero es algo excepcional”. Confiesa que “me muevo con varias comunidades en Bilbao y no veo un perfil de propietarios para hacer una videoconferencia, yo el primero que no me despacho bien con esos sistemas”.
El presidente de los administradores vizcainos tranquiliza a los propietarios ya que “con los asuntos pendientes, todos los trámites administrativos y procesales están paralizados”. A pesar de las juntas en barbecho, la actividad de los administradores continúa, aunque no de forma presencial. Etxano explica que “trabajamos en la oficina, que está cerrada, y aunque pocas siguen entrando llamadas”. Por su parte, Pablo Abascal, ha enviado a su casa a las dos personas con las que trabaja en su despacho que “están teletrabajando en todo aquello que pueden”.
Sobre los requerimientos vecinales a sus administradores estos días, los principales son problemas con los ascensores, de la falta de agua caliente o de puertas que no cierran. “Todos esos temas se están atendiendo con normalidad porque los gremios siguen trabajando”, concreta el presidente del colegio de Bizkaia. Es más asegura que “están funcionando al 100%, no tengo ninguno que haya dejado de trabajar, imagino que cumpliendo las normas sanitarias de seguridad y de protección adecuadas”.
Gremios al 100%
Lo mismo ocurre en Orain Finkak, un despacho de poco más de dos años que lleva los asuntos de unas 70 comunidades en Galdakao y alrededores. “De momento no nos ha fallado ninguno de los profesionales, al fin y al cabo ellos son autónomos y siguen con sus encargos”, indica Etxano. Diferencia la mayor facilidad para trabajar de aquellos profesionales que tienen que atender en solitario sus labores como el mantenimiento de los ascensores, los antenistas o un tema de fontanería, de aquellos que tienen entrar en una vivienda y relacionarse con sus propietarios para solventar un problema de la comunidad. “En este último caso algunos profesionales se piensan más cubrir el servicio”, asegura.
En cuanto a posibles problemas de convivencia, ahora que todos los propietarios están en casa y la música alta puede molestar o puede estar más sucia la escalera Pablo Abascal apela “a la comprensión que tienen que tener los propietarios por ser estas unas circunstancias muy especiales”. Una circular de consejos elaborada por el colegio y enviada por e-mail o expuesta en los portales coadyuva a esa concienciación.
El colegio de administradores también ha cerrado sus oficinas y suspendido todas las jornadas formativas y reuniones previstas “aunque atendemos todas las llamadas que lleguen”, concluye Abascal.
En la brecha. Otro elemento esencial en las comunidades con más posibles son los porteros que cuidan las fincas. Siguen trabajando en sus labores recogiendo la basura, limpiando zonas comunes y poniendo especial énfasis en las elementos con más riesgo en esta alarma sanitaria para los vecinos.
Al detalle. Armados con guantes desinfectan ascensores y timbres, pomos, tiradores y barandas y aconsejando que no se monten en el ascensor más vecinos que los que marca el aforo sanitario. Hay que tener en cuenta que las partes comunes se usan mucho más y que los vecinos suben y bajan por las escaleras para evitar montar en el ascensor por miedo y seguridad.