Bilbao - Muchas personas saben que la actual sede administrativa de las Juntas Generales, en la calle Hurtado de Amézaga de Bilbao, fue en su día el Hotel Excelsior; algunas incluso lo llegaron a conocer. Lo que no resulta tan notorio es que el edificio fue concebido realmente como sede de una empresa minera del territorio. O que la Casa de Juntas de Gernika está ubicada precisamente en ese municipio porque era el más céntrico de aquella Bizkaia nuclear que se extendía por las laderas del monte Oiz, o que el edificio está inacabado respecto al proyecto inicial de Antonio Echevarría. La institución dio comienzo ayer a sus visitas guiadas con las que, a través de recorridos por su sede administrativa de Bilbao y a las históricas de Gernika, Abellaneda y Gerediaga, quiere dar a conocer su historia y su funcionamiento actual.

Una treintena de personas acudió ayer a la primera de esas visitas, que combinaba un recorrido por la sede administrativa de Bilbao y la histórica Casa de Juntas de Gernika. Ainara Arranz, la guía, da una primera explicación sobre lo que son las Juntas Generales. “El parlamento de los vizcainos, el máximo órgano de representación ciudadana”, resume. “¿Recuerdan que en las últimas elecciones había tres sobres? Junto al de las municipales y las europeas, había uno para las elecciones forales”, pone en contexto. El grupo recorre las plantas del edificio, donde se distribuyen despachos, salas de reuniones y el registro. Cada una de ellas da pie a explicar el funcionamiento y los diferentes órganos de una institución en la que se debaten y aprueban las normas que rigen el día a día de los vizcainos: incluso tienen la oportunidad de sentarse en los asientos que ocupan los apoderados durante la celebración de las comisiones. “Vaya cuadros, qué preciosidad”, se escucha al entrar en la sala donde se reúne la mesa de las Juntas Generales. Ainara explica que fue Antón Aurre, segundo presidente de la institución, quien inició la impresionante colección artística que hoy alberga, con firmas de Lazkano, Ibarrola, Oteiza o Chillida. “Fue un hombre muy sensible al arte y quiso apoyar a artistas, hoy consagrados, que entonces eran desconocidos, adquiriendo sus obras”.

El viaje en autobús sirve de aperitivo para ir adentrándose en la historia no solo de las Juntas y sus sedes, sino también del territorio, desde su pasado como condado y sus primeras menciones, ya como señorío, en la crónica de un rey asturiano en el siglo XIII. 200 años antes ya se tiene constancia de aquellas primeras juntas en Gernika que reunían primero a los señores feudales y después, ya en la edad moderna, a los representantes de todos los municipios del territorio. Representantes, sí, pero no cualquiera; únicamente hombres, mayores de edad, nacidos en Bizkaia, que supieran leer y escribir - “lo cual excluía ya automáticamente al 95% de la población”, apunta la guía- y que poseyeran tierras, en una época en la que la mayoría de los vizcainos vivían en espacios arrendados.

A la llegada a la histórica casa, que mantiene su actividad -cada mes acoge dos plenos-, el grupo recibe la misma recepción ofrecida a líderes institucionales y autoridades internacionales, con txistularis y un aurresku de honor. La primera sorpresa llega de la propia génesis del edificio, que sustituyó a la ermita de La Antigua cuando la falta de espacio para el archivo se hizo acuciante: es un proyecto inacabado. “Antonio Echevarría lo diseñó con dos bloques rectangulares a cada lado del Salón de Plenos, de forma elíptica pero solo se construyó uno, el que alberga el archivo y la Sala de la Vidriera. El otro, diseñado para ser la armería, nunca se llevó a cabo”, explica Arranz. Dentro, junto a visitantes alemanes, austriacos y japoneses, los asistentes pueden contemplar el antiguo altar, que todavía se conserva detrás de la Mesa en el Salón de Plenos, o las boletas de huecas de plata que en el siglo XVII se utilizaban para elegir a los cargos. La visita se completó con una charla del folclorista Iñaki Irigoien, que reveló que un retrato sustituyó al rey Fernando VII en 1814 en su juramento en Gernika. Pura historia viva.