CONOCIDA por el poder que se le confiere en las leyendas populares para curar el mal de ojo, la ermita de San Pedro Zarikete abre sus puertas a los peregrinos del Camino Olvidado de la mano de James y Carlina Webb. El ramal de la ruta jacobea que parte de Bilbao y llega hasta Villafranca del Bierzo en 21 días, entroncando allí con el Camino Francés, despierta cada vez más interés entre quienes se dirigen a Santiago de Compostela, como se desprende de las cifras de ocupación de los albergues de Balmaseda que daba a conocer recientemente Enkartur con un incremento del 165%. Desde agosto, los viajeros tienen la posibilidad de obtener un sello en Zalla que añadir a la credencial que se puede obtener en la capital vizcaina.

Una iniciativa de la asociación Tu prójimo Enkarterri pretende dinamizar el itinerario que discurre por la comarca en dos etapas: Bilbao-Güeñes, de 25 kilómetros, que atraviesa Alonsotegi; y Güeñes-Nava de Ordunte, de 26 kilómetros, que se adentra en Zalla y Balmaseda. James y Carolina Webb, él inglés y ella australiana, que residen desde hace dos años en Zalla, aprovechan para realizar una encuesta a los peregrinos que detecte aspectos a mejorar. La han completado muchas de las personas que han paseado por la zona el mes pasado. Aunque ocho de cada diez proceden del Estado, también han registrado la presencia de peregrinos franceses, griegos, noruegos o australianos.

Para hacerlo han elegido San Pedro Zarikete “porque es un lugar emblemático del camino con gran importancia histórica”, explica James. “El Ayuntamiento nos ha cedido un local adyacente, no entramos en la ermita. Es una posibilidad a comentar, para que las personas que pasan por aquí puedan verla”, puntualiza Carolina. Salvo la festividad del 1 de agosto, abre en contadas ocasiones.

Hasta Zarikete -donde se alza una fuente denominada del peregrino- se desplazan desde su casa cuando reciben la llamada telefónica que indica la llegada inminente de algún peregrino. Su número se puede encontrar en los carteles que han pegado en los municipios encartados de la ruta y en el bar Cantina de Güeñes, donde se ofrece bebida a los transeúntes.

Ya en Zalla mientras reponen fuerzas junto a la ermita de San Pedro, los peregrinos detallan su experiencia a James y Carolina. En este sentido, constatan que se internan por el Camino Olvidado “personas que han completado el trayecto a Compostela tres o cuatro veces y buscan repetir la experiencia en itinerarios menos masificados pese a que este tramo sea un poco más difícil”, precisa ella. Según las estadísticas que están almacenando, el 64% de los peregrinos que han pasado por Enkarterri han completado el Camino Francés, el 30% han abrazado al apóstol más de seis veces al alcanzar la meta y tan solo dos de cada diez se calzan las deportivas con destino a Santiago por primera vez.

Este año “habíamos percibido más movimiento de gente dentro que este itinerario es menos conocido, y las cifras han reforzado esa impresión: la afluencia ha sido más del doble”. Para hacer más atractivo el Camino Olvidado en el futuro, han entregado a los caminantes un cuestionario que incluye un apartado con propuestas de mejora de las que han tomado buena nota.

Sugerencias Una sugerencia siempre se repite: más alojamientos. “Me parecería interesante tener un albergue en Güeñes. La etapa puede hacerse demasiado larga para muchas personas, tratándose de la primera, además”. “Tenéis que potenciar más este camino. En Bilbao apenas se puede encontrar información. También es necesario que os coordinéis entre los pueblos para que el camino tenga una continuidad. De nada sirve disponer de buenos servicios en un pueblo si en las siguientes cuatro o cinco etapas no hay infraestructuras, porque eso provoca que los peregrinos se decidan por otros caminos y descarten este. ¡Mucho ánimo y a seguir luchando por recuperar la ruta!”. “La dificultad para encontrar albergue obliga a los peregrinos a coger taxi, tren y autobús o pagar tarifas elevadas en los hoteles”. “Se necesita más infraestructura para que la gente se anime a hacerlo”. “Pues la verdad es que se necesitan más albergues. En Güeñes nos han pedido 186 euros por dormir dos personas. Lo veo excesivo, debido a esos precios hemos decidido tomar otra ruta”. “Estaría bien contar con más albergues y puntos de atención al peregrino”. Son algunos de los comentarios recogidos en la encuesta, a los que James y Carolina asienten. “Sabemos de gente que viene andando desde Bilbao hasta Güeñes o Zalla. Al terminar la etapa cogen el autobús o el tren para regresar a Bilbao y al día siguiente repiten el viaje para retomar el recorrido en el punto donde lo dejaron”, cuenta Carolina.

Como se ha demostrado este verano, “los albergues de Balmaseda se llenan a menudo y no hay otro hasta Nava de Ordunte, ya en Burgos; en este sentido, Castilla y León dispone de más infraestructuras para el Camino de Santiago. La pareja continúa a la búsqueda de instalaciones para gestionar un alojamiento específico de la ruta jacobea en Zalla, mientras se mantienen en contacto con la Asociación de Amigos del Camino Olvidado para revitalizar este trazado.