Bilbao - Víctor Gutiérrez pisó la Cruz Roja por primera vez hace once años con la intención de ser voluntario. Empezó en la sección juvenil dando apoyo y ayuda a jóvenes en riesgo de exclusión, algo que le ha hecho crecer como persona. Además de estar a pie de calle, Gutiérrez ha figurado también en la dirección autonómica de Cruz Roja Juventud, en la vicedirección estatal, en la secretaria estatal y de ahí a ser presidente provincial de Cruz Roja Bizkaia. “Sin duda, un cambio importante a nivel personal y también para la casa porque se ha renovado casi cuarenta años”, expone. Afirma que durante estos cuatro años mantendrá los pies en el suelo y que hará las mismas cosas que hacía hasta ahora. “Tenemos que conseguir que la Cruz Roja sea un agente de cambio”.

¿Cuáles son sus prioridades como presidente?

-Llegar al ámbito local. Que tengamos una Cruz Roja más presente en más pueblos. También una Cruz Roja que transforma porque creo que es muy importante dar a conocer nuestros valores: el humanitario, valor de paz, el de no conflicto, derechos humanos? Son valores que están ahí y que los damos por asentados, pero habría que asentarlos más en nuestra sociedad.

¿Qué retos tiene entre manos?

-Pongo como ejemplo una persona magrebí que no tiene empleo, que no tiene una vivienda, etc. Nosotros podemos trabajar con esa persona. Le ofrecemos empleo, le ayudamos a buscar una casa... Pero si no trabajamos con toda la sociedad que nos rodea es difícil. Tenemos que hacer un análisis y tenemos que ver que hay una parte de racismo en nuestro interior y que tenemos que mirarnos eso. Esas personas no se acercan a la Cruz Roja, pero nosotros tenemos que acércanos a ellas porque eso influye luego en la persona magrebí que no encuentra ni trabajo ni vivienda. Hay que trabajar con las comunidades. Hacer de la Cruz Roja un agente de cambio. Yo siempre hablo de una Cruz Roja que atiende y que transforma la sociedad. Es un gran reto.

¿Qué tipo de perfil es el más habitual en sus oficinas?

-Atendemos en Bizkaia a unas 57.000 personas en riesgo de exclusión que por diversas razones de su vida están en una situación de vulnerabilidad, pero siempre hablamos de un perfil medio, mujer y madre en torno a 40 o 50 años. Esto no quiere decir que solo ellas necesiten la atención sino que son ellas las que se acercan y que dan la cara.

¿Y cómo trabajan con ellas?

-Antes cuando venía una persona y pedía alimentos, se los dábamos. Ahora nos sentamos, les pedimos que nos expliquen su realidad, miramos los aspectos económicos, sociales, familiares? y luego hacemos un plan personalizado. Si vienen a por alimentos es porque no tienen empleo porque si lo tuviesen no vendrían. Le damos alimentos momentáneamente, pero hay que trabajar con la persona en todo su conjunto para saber donde está el origen de que se acerque a nosotros.

Durante estos cuatro años, ¿pondrán en marcha más proyectos?

-Somos 3.000 voluntarios activos, cada mes hay 3.000 voluntarios que hacen actividad y eso es una barbaridad en Bizkaia. Pero tenemos que ser capaces de ver las necesidades que tienen las personas, de adelantarnos a lo que van a pedirnos. Sabemos que los jóvenes ahora mismo están solteros, no se casan y no tienen hijos. Estamos seguros de que en un futuro habrá un problema de soledad importantísimo. Tenemos que tener una Cruz Roja que atienda en el momento y que se prepare para lo que pueda venir.

¿Cómo ve Bilbao? ¿Hay una pobreza oculta?

-Diversa en lo bueno y lo malo. Siempre ha sido una ciudad rebelde y lo va a seguir siendo. Luego tenemos esa parte de Bilbao que piensa que no hay pobreza ni personas en riesgo de exclusión. Y luego están los que vemos esa exclusión día a día. Hay una pobreza oculta en la mente de las personas. Son cambios que llevan mucho tiempo, pero trabajando ahora con los jóvenes creo que tendremos una sociedad mejor en el futuro.

¿Qué le ha aportado la Cruz Roja a nivel personal?

-Esto es un máster de vida. Ni todo lo que aprendí estudiando puede compararse con todo lo que me ha aportado la Cruz Roja. He aprendido a comunicarme con diferentes personas de diversas clases sociales, edades, a hablar con los padres de los menores e informarles sobre su evolución... Gracias a la Cruz Roja empecé también en las ambulancias, hice Técnico de Emergencia Sanitaria y ahora me dedico a conducir una ambulancia de emergencia. Aquí te das cuenta que tienes prejuicios y tienes que trabajarlo para ser mejor persona. A mí la Cruz Roja me ha ayudado a ser mejor persona.

¿Seguirá haciendo las mismas cosas que antes?

-Hay que tener los pies en el suelo y hay que estar con la gente. Quiero hacer las mismas cosas que hacía antes: hablar con la gente, preocuparme por sus problemas, ayudarles en todo lo que pueda... La presidencia me quitará mucho tiempo, pero quiero seguir al tanto de lo que ocurre y hacer todo lo que esté en mi mano para ayudar a la sociedad vizcaina.