Bilbao - Los usuarios de la playa de Laga se han visto sorprendidos esta semana por un poste que, desde uno de los miradores, apunta al litoral a través de tres cámaras. Sin embargo, la función de este método de videovigilancia es muy diferente al de los dispositivos que se instalan en los entornos urbanos. Este privilegiado arenal vizcaino, refugiado bajo el peñón de Ogoño, ha sido el último en sumarse al sistema KostaSystem cuyo objetivo es controlar las corrientes para que las playas sean más seguras para los bañistas. Su tecnología, desarrollada por Azti en colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia, permite aplicar técnicas de medida mediante imágenes de vídeo con el objetivo de describir los procesos físicos que caracterizan la dinámica del litoral.

Según Unai Gangoiti, director de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Bizkaia, este sistema facilita la labor de los socorristas ya que “capturan imágenes desde una determinada altura en las que se permite ver la evolución de las corrientes, de las mareas y de las olas”. El primer punto del litoral en el que se instaló el sistema fue en 2007 en Mundaka, para seguir de cerca la evolución del estuario de Urdaibai y su incidencia en la ola izquierda del citado municipio costero. Posteriormente, en 2009, llegó la monitorización de la playa de Bakio y, más tarde, se sumaron La Arena, Arrieta-Atxabiribil, Arrigunaga y Barinatxe.

Plus de seguridad La información recogida por las estaciones de vídeo conforma una base de datos de gran utilidad para el conocimiento de la dinámica de los arenales en distintas escalas temporales. Como ejemplo, en el año 2015 esta información se utilizó para definir una solución y para planificar la actuación realizada con el objetivo de restaurar la playa de Laida de cara al verano. Pero el objetivo de las cámaras va más allá. En palabras de Gangoiti, “este sistema nos da un plus de seguridad. A través de las imágenes que se capturan de los vídeos lo que se permite es ver dónde están las mareas. Además, una de las cosas importantes es que se puede predecir con dos o tres días de antelación el comportamiento del mar y cómo se van a portar las corrientes”.

Según explican fuentes forales, el personal de salvamento se forma anualmente en el funcionamiento de las herramientas para interpretar toda la información puesta a su disposición a través de este sistema. De hecho, cuentan con una aplicación móvil para poder acceder a información que les sea útil y hacer un seguimiento de las corrientes. De esa forma, los socorristas están preparados para poder actuar y establecer las banderas y los sistemas de seguridad necesarios. “Cada diez o veinte minutos generamos imágenes de alta frecuencia de la playa, las promediamos y así las zonas de oleaje se destacan con mayor intensidad y las zonas de corrientes o canales más profundos son zonas más oscuras que se identifican muy bien en la imagen”, apuntó Pedro Liria, trabajador de la unidad de investigación marina de Azti, durante una demostración realizada el año pasado.