Santurtzi - La Autoridad Portuaria de Bilbao se convirtió ayer en el primer puerto de mundo en recibir el certificado EPD internacional, un reconocimiento que avala el impacto que la actividad portuaria supone para el medio ambiente. Todo ello gracias a la recogida de datos realizada por primera vez por unas instalaciones portuarias, de forma voluntaria, que fueron auditados por una entidad externa y que fueron obtenidos gracias a la colaboración de cincuenta empresas portuarias.

Para obtener la denominada Declaración Ambiental de Producto fueron cuantificados doce parámetros que van desde el ruido que genera, la huella de carbono que deja en el aire, la cantidad de agua que requiere o la destrucción de la capa de ozono. Esto permitió obtener unos datos que “no sabemos si son buenos o malos porque es la primera vez que se genera esta información. Es a partir de ahora cuando vamos a tomar iniciativas para rebajar esos niveles”, especificó Alberto Ojanguren, jefe del departamento de Prevención y Medio Ambiente de la Autoridad Portuaria.

Por ejemplo, si tenemos en cuenta que por cada tonelada de mercancía que mueve el puerto se genera el equivalente a 1,61 kilos de CO2, 0,321 miligramos de fluocarbonadas (CFC) o 0,572 metros cúbicos de agua, esto supone que el año pasado, al gestionar 35,6 millones de toneladas de mercancías, el puerto generó 57,31 millones de kilos de CO2 que afectaron al calentamiento global del planeta, algo más de once kilos de CFC que destruyeron la capa de ozono, mientras que usó 20.363 millones de litros de agua. Con respecto al ruido que genera el trasiego de contenedores, camiones y maquinaria pesada, en los casi 22 kilómetros cuadrados de extensión con que cuenta el puerto y teniendo en cuenta que de día no puede pasar de los 75 decibelios de sonido, el informe recoge que en el 78% de las dependencias el ruido es inferior a 55 decibelios y que solo en un 0,2 de la superficie se superan el limite de los 75 decibelios estipulados. Durante la noche el nivel no puede exceder de 65 decibelios y mantiene ese 0,2 de superficie donde se excede el baremo.

Conseguir estos parámetros supuso examinar cada uno de los procesos de la actividad portuaria, antes, durante y después de finalizada. Por ejemplo, fue analizada la producción de combustibles, qué materias primas se usan en la construcción de los muelles y diques así como edificios, almacenes y faros. Otras labores diseccionadas fueron la de dragados del fondo, el mantenimiento de la maquinaria, las instalaciones y los vehículos, así como su consumo de combustible y electricidad. También se tuvo en cuenta el transporte del personal y, por supuesto, algo tan asumido ya por la sociedad como la recogida y tratamiento de los residuos generados en el puerto.

El análisis de estas labores arroja como conclusiones que los materiales de construcción son los que tienen el impacto más relevante de todos, seguido por los combustibles en ciertas categorías de impacto. También es significativo lo que supone el consumo eléctrico y ciertas emisiones debidas al consumo de combustible como anhídrido carbónico (CO2) o los óxidos de nitrógeno (NOX) en determinadas categorías. Finalmente en la categoría de residuos, destacan los denominados Marpol V, la basura sólida que generan los barcos que operan en los muelles, y los lodos con hidrocarburos son los aspectos ambientales más relevantes.

En el acto de entrega de la certificación, el presidente del Puerto de Bilbao, Ricardo Barkala, puso en valor un proceso que se inició en 2016 y con el que, “como indica nuestro plan estratégico, pretendemos ser puerto de referencia en temas medioambientales”. Apostó por “crecer pero siempre con criterios de sostenibilidad, porque eso asegura el futuro”.

Iniciativas

Por ello la Autoridad Portuaria ya está manos a la obra para adoptar medidas que puedan reducir el impacto de su actividad. El responsable del departamento de Prevención y Medio Ambiente del Puerto adelantó ayer algunas de la iniciativas que tomará la Autoridad Portuaria y otras que ya están activas o en fase de proyecto. De las primeras destacó la renovación de la flota de vehículos para que sean propulsados por combustibles alternativos. “En octubre tendremos una jornada con la UPV para tratar este tema” adelantó. Así mismo fijan como objetivo que “la electricidad empleada sea de fuentes 100% renovables” y pretenden que la Autoridad Portuaria haga “de efecto tractor para el resto de empresas del puerto”.

Sobre las acciones en marcha, especificó cómo un 85% de materiales de construcción reutilizados y de áridos siderúrgicos fueron utilizados en la construcción de nuevos muelles, su implicación en proyectos europeos que fomentan el uso de combustibles más limpios para los buques y el proyecto emprendido junto con URA y el Consorcio de Aguas para reducir al mínimo los puntos de vertido del Puerto al mar.