Güeñes - No extrañaba que varios miembros de una misma familia se alistaran, ni que algunos jóvenes mintieran sobre su edad para poder unirse a la lucha contra el ejército franquista. Estas situaciones se produjeron en Güeñes, según recordaba ayer el técnico municipal de Montes, Joseba García, cerca del monolito que rinde homenaje a los gudaris, no por casualidad en el parque de Arenatzarte: “aquí estuvieron acantonados los batallones Abellaneda y Muñatones”, apuntó el alcalde, Imanol Zuluaga. El doloroso rastro de la Guerra Civil en la localidad perdura también en los doce kilómetros del Cinturón de Hierro que el Ayuntamiento y el instituto de la memoria, la convivencia y los derechos humanos, Gogora, han puesto en valor con una mejora en la señalización que ayudará a localizar los 18 elementos, que se conservan en buen estado.

Hace ya diez años que Güeñes trabajó con la asociación Sancho de Beurko para sacar a la luz trincheras, nidos de ametralladora, refugios para las tropas o puestos de mortero diseminados entre los montes Luxar y Ganzabal, así como en las zonas de Arbori y Taramona. Entonces se adecentaron estos restos yen colaboración con la Federación Vizcaina de Montaña se trazó un sendero, que permitió “ofrecer un recorrido coherente y evitar que se perdiera este patrimonio”, ilustró Joseba García. Ahora el municipio se adhiere al protocolo firmado el año pasado por las diputaciones de Bizkaia y Araba, Gogora -representada ayer por su técnica de memoria histórica, Amaia Goenaga- y las 33 localidades que atraviesa la fortificación de ochenta kilómetros. Levantada por 14.000 personas, fue diseñada para detener el avance franquista hacia Bilbao con una inversión de 50 millones de pesetas. “No lo consiguieron al caer la capital en junio de 1937, pero sí lo ralentizaron, salvando las vidas de muchísimas personas, que así tuvieron ocasión de escapar”, según explicó García. Hay áreas que todavía tienen que salir a la superficie. Pese a que se sabe que se proyectaron, no se han localizado.

Parte de la infraestructura fue dinamitada durante la posguerra. No así en Güeñes, cuyo nuevo panel informativo incide en una difusión democrática de la memoria histórica desechando los términos bélicos en favor del protagonismo de las personas. Se han incluido fotografías del municipio durante la guerra y los nombres, tan solo nombres, de vecinos que fueron fusilados, encarcelados o sufrieron otro tipo de represión. Además, en los postes de madera que orientan a los deportistas se han instalado códigos QR que contienen información adicional sobre el entorno.