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José Antonio Bastegieta: “¿Hay alguna feria mejor?”

José Antonio Bastegieta, ‘Marko’, es pieza clave del Último Lunes de Octubre. Guía de la puja del queso y cicerone a través de Gernika, pocos pueden ofrecer más detalles sobre la feria que el kortezubitarra

José Antonio Bastegieta: “¿Hay alguna feria mejor?”

POCAS personas conocen los entresijos del Último Lunes de Octubre mejor que José Antonio Bastegieta, Marko. Un total de “73 talegos”, y según él 44 de ellos “exiliado” de su patria chica Kortezubi para vivir en Gernika, le contemplan. Darse una vuelta con él por el recinto ferial es aventurarse en las pequeñas historias que rodean una feria mayúscula que conoce al dedillo. “Con mal tiempo, pero esta es la mejor feria de todas”, asegura. Es el perejil de todas las salsas de una maratoniana jornada, pero la que más alicientes tiene de toda la programación es la subasta del medio queso ganador. Ahí es donde Marko, que vive la jornada “a tope”, más disfruta. Allí ejerce de cicerone.

“Dormir bien es la clave. Si no hay descanso no se puede rendir bien en el ring. Y allí hay que darlo todo, intentar sacar lo máximo posible a los pujadores”, resume jocosamente sobre los mandamientos del día antes del Último Lunes. “Aunque con lo que ha llovido, y lo que viene hoy -por ayer-, mejor estar preparados”, afirmaba a pocas horas de encarar la subasta del queso, un rito para el que Bastegieta se prepara a fondo. “No es cuestión de que haya pujadores, sino que hay que buscarlos. Tantear a la gente y que venga a Gernika con la chequera preparada”. Las astronómicas cifras que llegar a pagar la gente por medio queso, aunque Marko lo denomine como el “oro de Gernika”, no salen de la nada. Pero ayer, a media mañana, la tranquilidad embargaba al kortezubitarra. ”El trabajo está hecho. He andado por aquí y por allí estos últimos días y he picado a más de uno”, rememoraba dejando bien claro que “los deberes están hechos”. También ha llenado el estómago “con un talo con chorizo de la txozna de EHNE”, desvela, antes de adentrarse de lleno en el cogollo del recinto ferial.

La cita con Marko sucede en el puesto que su hijo Oxer tiene instalado en el Último Lunes. Aún viste de calle, sin el traje oficial que le convierte en el jefe de la subasta, mientras pasea por los puestos oteando uno a uno qué manjares se va encontrando. “Todavía no está de faena”. “Cuando me pongo el traje cambian las cosas”, indica. Y aunque de antemano dijo que no iba a tomar ningún pote, uno sí que cae. Y acompañado de cuadrilla y amigos. “Tomarte un buen txakoli en compañía sabe mucho mejor”, asevera. Qué menos que degustar un caldo vizcaino, ya que su hijo Oxer Bastegieta produce un txakoli que, a su juicio, “es de los mejores”. El premio logrado ayer le avala. De puesto en puesto a través de la calle Artekale, llega a su puesto. “Trabajador del Ayuntamiento de Gernika, pero solo para unas horas”, relata. Su cometido, sin embargo, es uno de los más importantes del Último Lunes. Y uno de los más visibles, aunque la lluvia no deje de hacer acto de presencia y Marko asegure que ha orado a San Valentín de Berriotxoa, “que debería ser el santo para todos los vizcainos”, eche una mano para que cesen las aguas y, al menos, la puja concurra sin incidentes climatológico que alteren su labor. Hasta al alcalde gernikarra, José María Gorroño, le ha reclamado ayuda para que no sea así. “Algo seguro que ha ayudado. Es lo más difícil que ve ¿Pero ves que aunque no haga buen tiempo la gente sigue viniendo?”, se cuestiona. Miles y miles de personas abarrotan el recinto. “Esta es la mejor feria del mundo. ¿Hay alguna feria mejor?”, se cuestiona.

La lluvia, que cae a rachas y con fortaleza sobre la localidad foral, no amedrenta a los presentes. Mucho menos a los pujadores por los dos mejores quesos de ayer, arremolinados en torno al escenario de la fuente del Mercurio. Ahí es donde Marko se siente feliz. Micrófono en mano, comienza a calentar una puja que, poco a poco, va subiendo en cantidad económica. Primero, la segunda mejor pieza, que acaba siendo vendida por 777 euros a Xaibor. Los euros, “esos que va a parar a la Residencia Calzada y tiene una vocación solidaria”, van cayendo sin remisión. Y el kortezubitarra va calentando la porra, a la par que pica a los contendientes. “¡Venga!, que no nos asuste el tiempo”, anima. Los 6.500 euros pagados el pasado año por la bodega Ramón Bilbao es el listón a superar. “Es difícil, lo sé. Pero merece la pena”, estimula a los pujadores. “La mejor pieza de leche es el tesoro gernikarra”, alienta. Sus proclamas surten efecto, ya que con el paso de los minutos el tema se calienta. Y la puja alcanza cifras estratosféricas.

Tanto que la discoteca gernikarra Xaibor no duda en hacerse no solo con el segundo premio, sino que también con el primero. Revienta la banca con 5.607 euros -un total de 6.384 euros en cash, contante y sonante- superando al restaurante bilbaino Porrue, que acude todos los años a la puja y en alguna ocasión se ha llevado algún que otro medio queso. Cumplido su cometido y gritado la mítica frase de “a la de una, a la de dos y a la de tres”, Marko ha vuelto a hacerlo nuevamente. Llega la hora de dejar atrás la vestimenta oficial y de que el kortezubitarra vuelva a disfrutar de la feria. Merecido lo tiene, desde luego. “Ha pasado el momento gordo, ahora a disfrutar un poco”, agrega.

postferia ¿Pero, qué plan le espera a Marko hasta que el Último Lunes baje la persiana? Horas quedaban por delante y gente seguro que habrá. “Tranquilidad”, responde lacónico a la vista de que “el rey Sol” no acompaña. “Y el rey Sol es importante para los baserritarras pero también para los que organizan ferias. Si llueve -como ayer- pues todo se complica”, concluye. “Y no hay edad para andar por ahí de juerga, eso que quede para los jóvenes”. Lo primero será “tomar algún que otro txakoli en buena compañía. Sitios ya tengo fichados en Gernika”, sonríe. Después, “comer en la cervecera -de su propiedad, cómo no, en Kortezubi- que hay que comer para reponer fuerzas”. Allí se encontrará con su mujer. “Y luego descansar, que el Último Lunes de Octubre es un día muy largo”.

“Y sacar al perro, que llevo 17 años sacándole mañana, tarde y noche, sin faltar, y ese no perdona”, sonríe. Pero lo cierto es que Marko siempre está “dispuesto a colaborar”. A hacer del Último Lunes de Octubre un día más especial, si cabe. Su figura, de hecho, es imprescindible porque sin él, nada sería igual.