Maruri-Jatabe - Siembra vientos y recogerás tempestades. Sin embargo, si lo que se planta es trigo autóctono, de calidad, cultivado con mimo y transformado en harina por medio de un proceso artesanal, lo que se puede recolectar es un pan exquisito. Un pan como el que será presentado el sábado en Maruri-Jatabe, dentro de la IV edición del Jatabeer Fest, a las 19.00 horas en la plaza.
Al frente de este proyecto agrario y gastronómico están dos vecinos de la localidad, Juanma Oribe y Estanis Fernández, quienes a través de la agrupación Jatabe Nekazal kultur elkartea, buscan cerrar el círculo a un ilusionante y ambicioso proyecto de recuperación del trigo autóctono tras meses de trabajo pero que no ha hecho más que empezar. Con el apoyo del Ayuntamiento jatabetarra, impulsaron hace un año esta iniciativa para tratar de recuperar las variedades de trigo local, garai y mar-tzela, así como la de grandal.
Desde siempre, Maruri-Jatabe se ha dedicado en exclusiva al sector primario, una actividad que en las últimas décadas ha ido perdiendo presencia. El objetivo de Juanma y Estanis es el de revertir esta tendencia, recuperar un pasado fértil y fructífero a nivel agrario y unirse a una corriente muy popular en los últimos años. Para ello, a finales del año pasado plantaron 150 gramos de trigo de las variedades martzela y garai, que les suministró Naiker-Tecnalia, así como de grandal. Lo hicieron en una superficie pequeña, en la vega, y unos meses después ha dado sus frutos. De las especies de trigo sembradas, la cosecha de garai y martzela recogida se destinará a un nuevo proceso de siembra porque se ha obtenido “poca cantidad”. “En este caso se trata de un proyecto a dos años”, indica Estanis. De la modalidad de grandal han obtenido unos 40 kilos de cosecha y tienen pensado sembrar “una hectárea” el próximo año.
El lugar escogido para convertir el trigo grandal recogido en harina ha sido el molino de Gaztañetas gracias a la maña del molinero Félix. Una infraestructura jatabetarra histórica cuya fuerza motriz proviene de los manantiales del monte Jata. “Es harina de verdad, ecológica 100%, respetuosa con el medio ambiente y de auténtico kilómetro 0”, proclama Juanma. “Es un gran paso tener un producto terminado. La gente nos ha transmitido su curiosidad y le gusta la idea de tener un producto cotidiano, pero hecho con una materia prima de aquí”, destaca Estanis. Así, la degustación del pan 100% jatabetarra se llevará a cabo el sábado a las 19.30 horas. “Se podrán degustar panes de la zona, como el denominado de los difuntos, que era un pan al que antiguamente sólo tenían acceso las personas más pudientes”, señala Estanis. Entre la variedad de panes que se podrán degustar está también el denominado como fota, que “según algunos testigos, era un pan bastante largo y grueso, que solo estaba al alcance de gente pudiente”, explican; el opila, “un pan hecho de harina de maíz, algo más grueso que el talo, que se solía hacer encima de un hierro del fuego bajo o de la chapa, pero el mejor, debía ser el que se hacía en el horno”, apuntan; la pistola, “un pan estrecho, fino y muy rico, que rara vez se hacía en casa. En algunos sitios, lo utilizaban para hacer las tostadas en la fiesta de Carnaval”, prosiguen; el tremesa, que “era un pan más caro que el habitual y se lo solían dar a los niños como golosina, muy esponjoso y sabroso, la mayoría de los testigos, lo relacionan con el actual pan integral” y, por último, el aurrogia, que se le llama así “por ser el pan que se llevaba por delante de la cruz y se utilizaba como ofrenda en los funerales. Era como un bollo y tenía una forma especial con tres puntas rechonchas”, destacan. Toda esta variedad de productos se podrá maridar con cerveza también autóctona. La fiesta continuará con el concierto a las 22.00 horas de Meibi y los vietnamitas blancos.