Del casete a la tableta
La tienda de electrónica Supersonido cumple en noviembre treinta años en la getxotarra Torrene El negocio, de los hermanos Rubio, cuenta con locales en Bilbao y en Barcelona y un portal ‘on line’
Getxo - Noviembre de 1988. Calle Torrene. Algorta. Los claxones de los coches atronan desde Telletxe. Hay atasco. El tren entra bullicioso en el corazón del barrio. Barreras del paso a nivel abajo. Peatones quietos. Barreras arriba. Adelante. En esa zona, un nuevo comercio levanta la persiana: Supersonido. Electrónica. Televisión, vídeo, Hi-Fi. Cintas de casete, VHS, Beta, televisores de gigantesco culo... La prehistoria.
“Si ahora el debate está en si es mejor Android o el sistema IOS de Apple, entonces estaba entre VHS y Betamax”, rebobina Ángel Rubio. Él, junto a sus hermanos Ernesto y Sergio, está al frente de Supersonido, la tienda de Algorta, con sedes también en Bilbao, e incluso, en Barcelona, que recientemente ha sido homenajeada por la asociación de comerciantes Getxo Enpresa. En noviembre, este negocio soplará treinta velas. Tres décadas de andadura analógica y revolución digital. Todo empezó en la ahora calle peatonal Torrene, muy cerca del metro que suplantó, de manera soterrada, al tren. Eran, evidentemente, otros tiempos y en cuestiones de tecnología, directamente, era como si ahora fuera otra galaxia. “Había tres cosas que se vendían mucho y que ahora no se venden. Una son las cintas de casete para grabar. ¡Vendíamos toneladas! La gente las compraba, se grababa sus discos en casa con las famosas dobles pletinas o estaba, con el pause dado, esperando a que sonara la canción que quería por la radio. La otra fueron los vídeos, que al principio eran muy caros, y luego estaban las teles, que tenían un fondo increíble”, recuerda Ángel. Hoy, en esta misma ubicación hay móviles, tabletas, teles planas... “Ahora ya casi las 32 pulgadas son el tamaño mínimo de una televisión. Y estamos ya viendo que 55, que era un tamaño gigante, ya casi es el normal. Está aumentando mucho la venta de tamaños grandes”, comenta Ángel.
El avance de Supersonido a lo largo de las tres décadas ha sido, por lo tanto, al compás de los cambios, adaptándose a ellos. “Hemos tenido, supongo, bastante intuición y fuimos tomando las decisiones rápido en vez de dilatarlo mucho. Hubo muchos pasos que tuvieron que ver con cerrar etapas porque veíamos que no tenían recorrido y que el futuro no iba a ir por ahí”, explica Ángel. En este sentido, una medida que entendieron que tenían que implantar fue la de la abrir la tienda on line, un portal que, además, ha conseguido varios premios. Por lo que esa determinación fue acertada. Muy satisfechos están estos hermanos también con el establecimiento de Barcelona. “Desarrollamos la parte on line de Supersonido y durante años hemos estado muy concentrados en asentar estas tres patas: las tiendas de Algorta y Bilbao y la parte de Internet. Luego, ya en 2016, cuando empezamos a intuir que la crisis podía estar remitiendo, a modo de pálpito, abrimos el establecimiento de Barcelona. Es una propuesta con un nivel de producto alto o muy alto. Allí hay mucha cultura musical y queríamos llevar el producto un poco más arriba y la ciudad lo ha acogido muy bien. Estamos muy contentos”, resume Ángel.
Plantar cara Y así, Supersonido tira para adelante en un mundo tecnológico en el que se teclean a velocidad del rayo los pedidos a Amazon o en el que los consumidores se dejan seducir por el Yo no soy tonto. “Es cierto que fueron aparecieron los híper, después las macrotiendas que se asentaron en los centros comerciales y ya en los últimos años todo lo que ha supuesto Internet, pero nosotros siempre hemos sido unos grandes conocedores del mercado y del producto. Como se dice en el fútbol: Es que este equipo sabe a lo que juega. Pues nosotros, igual. Siempre nos hemos posicionado en un nivel de producto de calidad media y alta”, argumenta Ángel. Y a ello se suma lo que supone el comercio de cercanía. “En el ADN de una empresa así está el servicio a las personas”, destaca. “Hay gente que lleva 29 años viniendo a la tienda y eso es tremendo. Gente que entra solo a saludarte y hay días que solo con eso ya los alegras”, agradece Ángel.