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Un adelantado entre los aristócratas

Un adelantado entre los aristócratas

FUE uno de los grandes en su época. Emill Jellinek, diplomático austrohúngaro, cónsul y empresario. A principios del siglo XX era miembro del consejo de administración de la Sociedad de Motores Daimler, pasaba los inviernos en la Rivierafrancesa e hizo fortuna con los seguros, primero, y con los automóviles, después. Incluso tiene una nieta, Elfriede Jellinek, dramaturga austriaca, que fue premio Nobel de Literatura en 2004. Con todo, su hija es, ha sido y será el nombre más célebre de la aristocrática familia. Se llamaba Mercedes y, vamos a decirlo ya, su nombre recorre las carreteras de medio mundo entre admiraciones.

Valga este apunte histórico para el Gotha europeo de la automoción, un almanaque anual que compendiaba con todo lujo de detalles los datos de las casas reales, la alta nobleza y la aristocracia europeas, así como del mundo diplomático. Todo tiene un porqué, si se juzga que la cuarta generación del Clase A de Mercedes fue presentada ayer en el Museo Aguinaga, un espacio soñado durante largo tiempo por Juan Aguinaga Cárdenas. Allí, entre relucientes carrocerías, cigüeñales, pistones y caballos de potencia que recrean la larga historia de la casa -un triciclo Benz Patent Motorwagen recibe al visitante, como si fuese un animal prehistórico de su especie, pero también pueden contemplarse el legendario Azulito de Bilbao, cedido por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao, un TYP 320 de 1926, un cabriolet de cuatro puertas que fue coche de policía o un W107 380 SL de 1984, amén de algunas cesiones de coleccionistas o de otros museos, como un espectacular Alas de gaviota...-; allí, digo, fue presentado el nuevo Clase A. Parecía un adelantado entre los aristócratas.

Quienes más entienden decían que utiliza elementos tomados de la aviación, como líneas que recuerdan al perfil de un ala y que la experiencia única de Mercedes que aúna la climatización, la navegación, la regulación de los asientos y la telefonía es una exhibición tecnológica de primer orden. Es todo un MBUX que, al son de Hey, Mercedes, un asistente de voz que funciona al estilo de Siri, la de Apple.

Estuvieron presentes en la cita voces autorizadas como las de José Manuel Menacho, director de posventa; Javier Uriarte, gerente; Txema Hillera, jefe de ventas; Nacho Aguinaga, director del espacio Museo Aguinaga, y Mikel Berasategui, director comercial, todos ellos acompasados por Ana Landeta, la mano que todo lo mecía.

La presentación, envuelta en una estética de vanguardia, contó con dos animadores de primera magnitud: el monologuista Dani de la Cámara y los cortadores de jamón, adorados como ídolos del rock al caer la tarde. Junto a ellos estuvieron presentes Miguel Ángel Artiach, quien aseguraba que el nuevo espacio expositor le recordaba a uno de los grande templos de la admiración automovilística, allá en Stuttgart...; Fernando Oráa,Jesús Bartolomé, Javier Olabarria, Pedro Izagirre, Patxi Bilbao, José Luis Iriondo, anglófilo expectante ante la explosión de rugby que se avecina; Javier Villuela, Alberto Rey, Vanesa Ansareo, Santi Ansareo hijo, Jon Fuertes, Jonathan Fuertes, Carmelo Apraiz, Félix Fuertes, delegado de Mapfre en Las Arenas; Blanca González, Mónica García, Mari Carmen Bedoya, Isabel Bedoya, María Díez, Kike Hermosilla, director comercial de DEIA; Josu Molinos, Juan Ángel Martínez, Javier Artetxe, Macarena Elorriaga, Miguel Ángel Rodríguez, Ainhoa García, Alberto Martín, Miren Iturriaga, Izaskun Mendizabal, Jon Ander Elosegi, Benito González, Iñaki Martínez, Isabel Uribe, Gorka Alonso y un buen número de asistentes que disfrutaron de una presentación singular en un espacio Aguinaga diseñado por el estudio de arquitectura que rigen Fernando y Álvaro Smith, donde se combina hierro, madera y cemento y donde puede admirarse cada vehículo en 360 grados.