Bilbao - Pueden llegar a ser cruciales en un incendio. Los propios bomberos destacan que las bocas de incendio resultan “fundamentales” a la hora de desarrollar su trabajo. Por ello, se están revisando uno a uno más de 3.000 hidrantes que existen en el territorio, con el objetivo de garantizar que se encuentran en buen estado y resultan accesibles para su uso. La sociedad pública Udal Sareak, que se encarga de la distribución del agua potable, ha comenzado ya este plan de mantenimiento, que se prolongará durante los próximos dos años en las 66 localidades que la componen.
Los hidrantes o bocas de incendio son tomas de la red de abastecimiento que permiten a los bomberos disponer de agua suficiente en caso de necesitarlo para hacer frente a un incendio. A diferencia de las bocas de riego -que los municipios suelen utilizar para baldeos de limpieza de sus calles, por ejemplo, y son mucho más numerosas-, deben cumplir con una normativa relativa a un caudal y presión mínima, y son fácilmente identificables: los de columna de color rojo y por encima del suelo y los enterrados la mayoría, encima de los cuales se coloca una arqueta también del mismo color.
La propia normativa también establece que se deben revisar periódicamente, aunque no estipula cada cuánto tiempo. Será la primera vez que Udal Sareak lleve a cabo la revisión completa de estos elementos, aunque los municipios han podido hacerlo por su cuenta antes de entrar en la sociedad pública.
Este plan de actualización y mantenimiento de los hidrantes se ha puesto en marcha a raíz de los planes de emergencias que tienen que desarrollar los municipios y el interés de los propios bomberos del territorio. “En esos planes de emergencias tiene que estar recogido dónde está el agua para poder utilizarla en caso de incendios”, explica Koldo Urkullu, gerente de Udal Sareak. Los bomberos, por su parte, ya cuentan con información detallada de dónde están situadas cada una de las bocas de incendio, así como su diámetro y caudal. Este proceso servirá para actualizar esa base de datos e incorporar, si es necesario, nuevas bocas en zonas donde existen pocas.
El proceso va a consistir en revisar, uno por uno, los 3.019 hidrantes que existen en los 66 municipios que actualmente están integrados en Udal Sareak. Por una parte, se van a inspeccionar calle por calle, para verificar y actualizar el inventario, y remitirlo así actualizado a los bomberos. Por otra, se está llevando a cabo un trabajo de mantenimiento de los mismos. En este sentido, se está haciendo una comprobación de la accesibilidad de su entorno, ya que, aunque los bomberos pueden utilizar sus propias mangueras para acceder a puntos más lejanos, puede suceder que hayan quedado situados en zonas a las que es difícil llegar con los camiones.
También se está verificando que efectivamente funcionan a un determinado caudal y presión -con la ayuda de un contador y un manómetro-, y asegurando que la tapa queda cerrada correctamente. Para ello, los operarios colocan una manguera en el hidrante, conectada a unos equipos con los que se miden el caudal y la presión. “Sobre todo miramos que la válvula a la que acceden los bomberos no está agarrotada, que funciona bien”, destaca Urkullu. “Y si está agarrotada, se engrasa y se deja a punto para que cuando ocurre una emergencia funcione bien”. Además se van a pintar todos de rojo, en los casos en los que la pintura, por ejemplo, haya quedado descolorida por el paso del tiempo, aunque la mayoría ya cuentan con ese color, para cumplir así con la normativa vigente y que sean fácilmente identificables.
Información actualizada El proceso se está desarrollando en colaboración el servicio de prevención y extinción de incendios de la Diputación, de forma que toda la información recabada, como la ubicación, la presión y el caudal de cada hidrante, se les remitirá a los bomberos para que puedan actualizar su inventario, incorporando la ubicación exacta de los mismos en sus sistemas de información geográfica. De esta forma, los técnicos del centro de control puedan dirigir a los equipos de campo hacia hidrantes con garantías de funcionamiento y condiciones de trabajo concretas. “Esta información es muy valiosa para los bomberos, porque saben exactamente qué caudal y qué presión tiene cada hidrante”, destaca Koldo Urkullu. Además, se colocarán más bocas en caso de que estos determinen que sean necesarias nuevas en zonas que actualmente cuentan con poca cobertura. “En esos caso lo que haremos será sustituir bocas de riego por hidrantes”, apunta. La conversión es sencilla: solo hay que colocar una válvula que permite la conexión con las mangueras y que el agua salga a una presión determinada. “Algunas bocas de riego que tenemos, de hecho, son hidrantes, se podían utilizar en una emergencia”. El objetivo es que los bomberos cuenten con una boca de incendios cada 150 metros de radio, en zonas urbanas, aunque la normativa no establece un número mínimo.
El proceso comenzó el pasado mes de enero, en Santurtzi, y actualmente se revisan alrededor de diez hidrantes al día en este municipio. “Nos ha costado un poco coger velocidad, porque al echar agua con tanta presión durante la medición se mueven partículas que pueden provocar turbidez en la red”, reconoce Juan Luis Mozo, director de explotación de Udal Sareak. Por ahora, las revisiones no han deparado sorpresas; prácticamente todos funcionan de forma correcta y únicamente los que están ubicados en zonas más aisladas se ha encontrado más suciedad en las arquetas.
Dos brigadas se dedican de forma exclusiva a esta tarea. Una vez completadas las 187 bocas de incendio que existen en la localidad, se iniciará la revisión de otros municipios, hasta cubrir los 66. Desde Udal Sareak calculan que el plan se culminará en dos años, con un presupuesto de 150.000 euros en cada ejercicio.
Junto a todo ello, Udal Sareak quieren hacer también una labor de concienciación entre los municipios, para que estos hidrantes sean de uso exclusivo de los bomberos y no se utilicen, por ejemplo, como una boca de riego. “Tienen que ser conscientes de que son elementos en los que es muy importante que estén en buen estado y si se utilizan para otros fines se pueden estropear”, advierte Mozo. También quieren hacer hincapié en la necesidad de que los ciudadanos respeten estos elementos, evitando aparcar encima de los de arqueta ya que sería imposible utilizarlos en caso de emergencia. “Es más común, por ejemplo, en los polígonos industriales”, apuntan los responsables de Udal Sareak. Por ello, están estudiando también colocar postes o bolardos en su entorno, de forma que no se pueda aparcar encima.